domingo, 29 de octubre de 2017

Deuteronomio 4-6; Marcos 12

Deuteronomio 4
1 Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las normas que yo os enseño para que las pongáis en práctica, a fin de que viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que os da Yahveh, Dios de vuestros padres.
2 No añadiréis nada a lo que yo os mando, ni quitaréis nada; para así guardar los mandamientos de Yahveh vuestro Dios que yo os prescribo.
3 Vuestros propios ojos han visto lo que hizo Yahveh con Baal Peor: a todos los que habían seguido a Baal Peor, Yahveh tu Dios los exterminó de en medio de ti;
4 en cambio vosotros, que habéis seguido unidos a Yahveh vuestro Dios, estáis hoy todos vivos.
5 Mira, como Yahveh mi Dios me ha mandado, yo os enseño preceptos y normas para que los pongáis en práctica en la tierra en la que vais a entrar para tomarla en posesión.
6 Guardadlos y practicadlos, porque ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos estos preceptos, dirán: «Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente.»
7 Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está Yahveh nuestro Dios siempre que le invocamos?
8 Y ¿cuál es la gran nación cuyos preceptos y normas sean tan justos como toda esta Ley que yo os expongo hoy?
9 Pero ten cuidado y guárdate bien, no vayas o olvidarte de estas cosas que tus ojos han visto, ni dejes que se aparten de tu corazón en todos los días de tu vida; enséñaselas, por el contrario, a tus hijos y a los hijos de tus hijos.
10 El día que estabas en el Horeb en presencia de Yahveh tu Dios, cuando Yahveh me dijo: «Reúneme al pueblo para que yo les haga oír mis palabras a fin de que aprendan a tenerme mientras vivan en el suelo y se las enseñen a sus hijos»,
11 vosotros os acercasteis y permanecisteis al pie de la montaña, mientras la montaña ardía en llamas hasta el mismo cielo, entre tinieblas de nube y densa niebla.
12 Yahveh os habló de en medio del fuego; vosotros oíais rumor de palabras, pero no percibíais figura alguna, sino sólo una voz.
13 El os reveló su alianza, que os mandó poner en práctica, las diez Palabras que escribió en dos tablas de piedra.
14 Y a mí me mandó entonces Yahveh que os enseñase los preceptos y normas que vosotros deberíais poner en práctica  en la tierra en la que vais a entrar para tomarla en posesión.
15 Tened mucho cuidado de vosotros mismos: puesto que no visteis figura alguna el día en que Yahveh os habló en el Horeb de en medio del fuego,
16 no vayáis a pervertiros y os hagáis alguna escultura de cualquier representación que sea: figura masculina o femenina,
17 figura de alguna de las bestias de la tierra, figura de alguna de las aves que vuelan por el cielo,
18 figura de alguno de los reptiles que serpean por el suelo, figura de alguno de los peces que hay en las aguas debajo de la tierra.
19 Cuando levantes tus ojos al cielo, cuando veas el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército de los cielos, no vayas a dejarte seducir y te postres ante ellos para darles culto. Eso se lo ha repartido Yahveh tu Dios a todos los pueblos que hay debajo del cielo,
20 pero a vosotros os tomó Yahveh y os sacó del horno de hierro, de Egipto, para que fueseis el pueblo de su heredad, como lo sois hoy.
21 Por culpa vuestra Yahveh se irritó contra mí y juró que yo no pasaría el Jordán ni entraría en la tierra buena que Yahveh tu Dios te da en herencia.
22 Yo voy a morir en este país y no pasaré el Jordán. Vosotros en cambio lo pasaréis y poseeréis esa tierra buena.
23 Guardaos, pues, de olvidar la alianza que Yahveh vuestro Dios ha concluido con vosotros, y de haceros alguna escultura o representación de todo lo que Yahveh tu Dios te ha prohibido;
24 porque Yahveh tu Dios es un fuego devorador, un Dios celoso.
25 Cuando hayas engendrado hijos y nietos y hayáis envejecido en el país, si os pervertís y hacéis alguna escultura de cualquier representación, si hacéis lo malo a los ojos de Yahveh tu Dios hasta irritarle,
26 pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra que desapareceréis rápidamente de esa tierra que  vais a tomar en posesión al pasar el Jordán. No prolongaréis en ella vuestros días, porque seréis completamente destruidos.
27 Yahveh os dispersará entre los pueblos y no quedaréis más que unos pocos, en medio de las naciones adonde Yahveh os lleve.
28 Allí serviréis a dioses hechos por manos de hombre, de madera y piedra, que ni ven ni oyen, ni comen ni huelen.
29 Desde allí buscarás a Yahveh tu Dios; y le encontrarás si le buscas con todo tu corazón y con toda tu alma.
30 Cuando estés angustiado y te alcancen todas estas palabras, al fin de los tiempos, te volverás a Yahveh tu Dios y escucharás su voz;
31 porque Yahveh tu Dios es un Dios misericordioso: no te abandonará ni te destruirá, y no se olvidará de la alianza que con juramento concluyó con tus padres.
32 Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿Hubo jamás desde un extremo a otro del cielo palabra tan grande como ésta? ¿Se oyó semejante?
33 ¿Hay algún pueblo que haya oído como tú has oído la voz del Dios vivo hablando de en medio del fuego, y haya sobrevivido?
34 ¿Algún dios intentó jamás venir a buscarse una nación de en medio de otra nación por medio de pruebas, señales, prodigios y guerra, con mano fuerte y tenso brazo, por grandes terrores, como todo lo que Yahveh vuestro Dios hizo con vosotros, a vuestros mismos ojos, en Egipto?
35 A ti se te ha dado a ver todo esto, para que sepas que Yahveh es el verdadero Dios y que no hay otro fuera de él.
36 Desde el cielo te ha hecho oír su voz para instruirte, y en la tierra te ha mostrado su gran fuego, y de en medio  del fuego has oído sus palabras.
37 Porque amó a tus padres y eligió a su descendencia después de ellos, te sacó de Egipto personalmente con su gran  fuerza,
38 desalojó ante ti naciones más numerosas y fuertes que tú, te introdujo en su tierra y te la dio en herencia, como la tienes hoy.
39 Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón que Yahveh es el único Dios allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro.
40 Guarda los preceptos y los mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que Yahveh tu Dios te da para siempre.
41 Moisés reservó entonces tres ciudades allende el Jordán, al oriente,
42 a las que pudiera huir el homicida que hubiera matado a su prójimo sin querer, sin haberle odiado anteriormente, y huyendo a una de estas ciudades, salvara su vida.
43 Eran éstas, para los rubenitas, Béser, en el desierto, en la Altiplanicie; para los gaditas, Ramot en Galaad; para los manasitas, Golán en Basán.
44 Esta es la ley que expuso Moisés a los israelitas.
45 Estos son los estatutos, preceptos y normas que dictó Moisés a los israelitas a su salida de Egipto,
46 al otro lado del Jordán, en el valle próximo a Bet Peor, en el país de Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón, aquel a quien Moisés y los israelitas habían batido a su salida de Egipto,
47 y cuyo país habían conquistado, así como el país de Og, rey de Basán, - los dos reyes amorreos del lado oriental del Jordán,
48 desde Aroer, que está situada al borde del valle del Arnón, hasta el monte Siryón (esto es, el Hermón) -
49 con toda la Arabá del lado oriental del Jordán, hasta el mar de la Arabá, al pie de las laderas del Pisgá.
 
Deuteronomio 5
1 Moisés convocó a todo Israel y les dijo: Escucha, Israel, los preceptos y las normas que yo pronuncio hoy a tus oídos. Apréndelos y cuida de ponerlos en práctica.
2 Yahveh nuestro Dios ha concluido con nosotros una alianza en el Horeb.
3 No con nuestros padres concluyó Yahveh esta alianza, sino con nosotros, con nosotros que estamos hoy aquí, todos  vivos.
4 Cara a cara os habló Yahveh en la montaña, de en medio del fuego;
5 yo estaba entre Yahveh y vosotros para comunicaros la palabra de Yahveh, ya que vosotros teníais miedo del fuego  y no subisteis a la montaña. Dijo:
6 «Yo soy Yahveh tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre.
7 «No habrá para ti otros dioses delante de mi.
8 «No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.
9 No te postrarás ante ellas ni les darás culto. Porque yo, Yahveh tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,
10 y tengo misericordia por mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos.
11 «No tomarás en falso el nombre de Yahveh tu Dios, porque Yahveh no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso.
12 «Guardarás el día del sábado para santificarlo, como te lo ha mandado Yahveh tu Dios.
13 Seis días trabajarás y harás todas tus tareas,
14 pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguna de tus bestias, ni el forastero que vive en tus ciudades; de modo que puedan descansar, como tú, tu siervo, y tu sierva.
15 Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto y que Yahveh tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso Yahveh tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso Yahveh tu Dios te ha mandado guardar el día del sábado.
16 Honra a tu padre y a tu madre, como te lo ha mandado Yahveh tu Dios, para que se prolonguen tus días y seas feliz en el suelo que Yahveh tu Dios te da.
17 «No matarás.
18 «No cometerás adulterio.
19 «No robarás.
20 «No darás testimonio falso contra tu prójimo.
21 «No desearás la mujer de tu prójimo, no codiciarás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo.»
22 Estas palabras dijo Yahveh a toda vuestra asamblea, en la montaña, de en medio del fuego, la nube y la densa niebla, con voz potente, y nada más añadió. Luego las escribió en dos tablas de piedra y me las entregó a mí.
23 Cuando vosotros oísteis la voz que salía de las tinieblas, mientras la montaña ardía en fuego, os acercasteis a mí todos vosotros, jefes de tribu y ancianos,
24 y dijisteis: «Mira, Yahveh nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza y hemos oído su voz de en medio del fuego. Hemos visto en este día que puede Dios hablar al hombre y seguir éste con vida.
25 Pero ahora, ¿por qué hemos de morir? - porque este fuego nos va a devorar -; si seguimos oyendo la voz de Yahveh nuestro Dios, moriremos.
26 Pues, ¿qué hombre ha oído como nosotros la voz del Dios vivo hablando de en medio del fuego, y ha sobrevivido?
27 Acércate tú a oír todo lo que diga Yahveh nuestro Dios, y luego nos dirás todo lo que Yahveh nuestro Dios te haya  dicho; nosotros lo escucharemos y lo pondremos en práctica.»
28 Yahveh oyó vuestras palabras y me dijo: «He oído las palabras de este pueblo, lo que te han dicho; está bien todo lo que han dicho.
29 ¡Ojalá fuera siempre así su corazón para temerme y guardar todos mis mandamientos, y de esta forma ser eternamente felices, ellos y sus hijos!
30 Ve a decirles: “Volved a vuestras tiendas.”
31 Y tú quédate aquí junto a mí; yo te diré a ti todos los mandamientos, preceptos y normas que has de enseñarles para que los pongan en práctica en la tierra que yo les doy en posesión.»
32 Ciudad, pues, de proceder como Yahveh vuestro Dios os ha mandado. No os desviéis ni a derecha ni a izquierda.
33 Seguid en todo el camino que Yahveh vuestro Dios os ha trazado: así viviréis, seréis felices y prolongaréis vuestros días en la tierra que vais a tomar en posesión.
 
Deuteronomio 6
1 Estos son los mandamientos, preceptos y normas que Yahveh vuestro Dios ha mandado enseñaros para que los pongáis en práctica en la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión,
2 a fin de que temas a Yahveh tu Dios, guardando todos los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, tú, tu hijo y tu nieto, todos los días de tu vida, y así se prolonguen tus días.
3 Escucha, Israel; cuida de practicar lo que te hará feliz y por lo que te multiplicarás, como te ha dicho Yahveh, el Dios de tus padres, en la tierra que mana leche y miel.
4 Escucha, Israel: Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh.
5 Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.
6 Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy.
7 Se la repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado;
8 las atarás a tu mano como una señal, y serán como una insignia entre tus ojos;
9 las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas.
10 Cuando Yahveh tu Dios te haya introducido en la tierra que a tus padres Abraham, Isaac y Jacob juró que te daría: ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste,
11 casas llenas de toda clase de bienes, que tú no llenaste, cisternas excavadas que tú no excavaste, viñedos y olivares que tú no plantaste, cuando hayas comido y te hayas saciado,
12 cuida de no olvidarte de Yahveh que te sacó del país de Egipto, de la casa de servidumbre.
13 A Yahveh tu Dios temerás, a él le servirás, por su nombre jurarás.
14 No vayáis en pos de otros dioses, de los dioses de los pueblos que os rodean,
15 porque un Dios celoso es Yahveh tu Dios que está en medio de ti. La ira de Yahveh tu Dios se encendería contra ti y te haría desaparecer de la haz de la tierra.
16 No tentaréis a Yahveh vuestro Dios, como le habéis tentado en Massá.
17 Guardaréis puntualmente los mandamientos de Yahveh vuestro Dios, los estatutos y preceptos que te ha prescrito,
18 harás lo que es justo y bueno a los ojos de Yahveh para que seas feliz y llegues a tomar posesión de esa tierra  buena de la que Yahveh juró a tus padres
19 que arrojaría a todos tus enemigos ante ti, como te ha dicho Yahveh.
20 Cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: «¿Qué son estos estatutos, estos preceptos y estas normas que Yahveh nuestro Dios os ha prescrito?»,
21 dirás a tu hijo: «Éramos esclavos de Faraón en Egipto, y Yahveh nos sacó de Egipto con mano fuerte.
22 Yahveh realizó a nuestros propios ojos señales y prodigios grandes y terribles en Egipto, contra Faraón y toda su casa.
23 Y a nosotros nos sacó de allí para conducirnos y entregarnos la tierra que había prometido bajo juramento a nuestros padres.
24 Y Yahveh nos mandó que pusiéramos en práctica todos estos preceptos, temiendo a Yahveh nuestro Dios, para que fuéramos felices siempre y nos permitiera vivir como el día de hoy.
25 Tal será nuestra justicia: cuidar de poner en práctica todos estos mandamientos ante Yahveh nuestro Dios, como él nos ha prescrito.»


Marcos 12
1 Y se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó  una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó.
2 Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña.
3 Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos vacías.
4 De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le insultaron.
5 Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros.
6 Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: “A mi hijo le respetarán”.
7 Pero aquellos labradores dijeron entre sí: “Este es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia.”
8 Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña.
9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros.
10 ¿No habéis leído esta Escritura: = La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; =
11 = fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?» =
12 Trataban de detenerle - pero tuvieron miedo a la gente - porque habían comprendido que la parábola la había dicho  por ellos. Y dejándole, se fueron.
13 Y envían donde él algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra.
14 Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?»
15 Mas él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea.»
16 Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?» Ellos le dijeron: «Del César.»
17 Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios.» Y se maravillaban de él.
18 Se le acercan unos saduceos, esos que niegan que haya resurrección, y le preguntaban:
19 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno y deja mujer y no deja hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano.
20 Eran siete hermanos: el primero tomó mujer, pero murió sin dejar descendencia;
21 también el segundo la tomó y murió sin dejar descendencia; y el tercero lo mismo.
22 Ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos, murió también la mujer.
23 En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer.»
24 Jesús les contestó: «¿No estáis en un error precisamente por esto, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios?
25 Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos.
26 Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le  dijo: = Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? =
27 No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error.»
28 Acercóse uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál  es el primero de todos los mandamientos?»
29 Jesús le contestó: «El primero es: = Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, =
30 = y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, = con toda tu mente y = con todas tus fuerzas. =
31 El segundo es: = Amarás a tu prójimo como a ti mismo. = No existe otro mandamiento mayor que éstos.»
32 Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que = El es único y que no hay otro fuera de El, =
33 = y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo = vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
34 Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios.» Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.
35 Jesús, tomando la palabra, decía mientras enseñaba en el Templo: «¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo  de David?
36 David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: = Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. =
37 El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?» La muchedumbre le oía con agrado.
38 Decía también en su instrucción: «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas,
39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes;
40 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.
41 Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos  echaban mucho.
42 Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as.
43 Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro.
44 Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...