sábado, 16 de diciembre de 2017

1 Reyes 4-6; Juan 7

1 Reyes 4
1 El rey Salomón fue rey de todo Israel,
2 y estos fueron los jefes, que estaban con él: Azarías, hijo de Sadoq, sacerdote;
3 Elihaf y Ajías, hijos de Seraya, secretarios; Josafat, hijo de Ajilud, heraldo;
4 (Benaías, hijo de Yehoyadá, jefe del ejército; Sadoq y Abiatar, sacerdotes);
5 Azarías, hijo de Natán, jefe de los gobernadores; Zabud, hijo de Natán, amigo del rey
6 Ajisur mayordomo; Eliab, hijo de Joab, jefe del ejército; Adoram hijo de Abdá, encargado de las levas.
7 Salomón tenía doce gobernadores sobre todo Israel que proveían al rey y a su casa; cada uno proveía un mes del  año.
8 Estos eran sus nombres: hijo de Jur, en la montaña de Efraím.
9 ... hijo de Dequer, en Mahás, Saalbim, Bet Semes, Ayyalón, hasta Bet Janán.
10 ... hijo de Jésed, en Arubbot; tenía Soko y toda la tierra de Jéfer.
11 hijo de Abinadab: todo el distrito de Dor. Tabaat, hija de Salomón, fue su mujer.
12 ... Baaná, hijo de Ajilud, en Tanak y Meguiddó hasta más allá de Yoqmeam, y sobre todo Bet Seán, por debajo de Yizreel, desde Bet Seán hasta Abel Mejolá, que está hacia Sartán.
13 ... hijo de Guéber, en Ramot de Galaad; tenía los aduares de Yaír, hijo de Manasés, que están en Galaad; tenía la región de Argob en el Basán, sesenta ciudades fortificadas, amuralladas y con cerrojos de bronce.
14 Ajinadab, hijo de Iddó, en Majanáyim.
15 Ajimaas en Neftalí; también se casó con una hija de Salomón, llamada Basmat.
16 Baaná, hijo de Jusay, en Aser y las subidas.
17 Josafat, hijo de Paruaj, en Isacar.
18 Semeí, hijo de Elá, en Benjamín.
19 Guéber, hijo de Urí, en la tierra de Gad, el país de Sijón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basán. Y había, además, un gobernador que estaba en el país.
20 Judá e Israel eran numerosos como la arena en la orilla del mar, y comían, bebían y se alegraban.
 
1 Reyes 5
1 Salomón dominaba todos los reinos, desde el Río hasta el país de los filisteos y hasta la frontera de Egipto. Pagaban tributo y servían a Salomón todos los días de su vida.
2 Los víveres de Salomón eran treinta cargas de flor de harina y sesenta cargas de harina cada día,
3 diez bueyes cebados y veinte bueyes de pasto, cien cabezas de ganado menor, aparte los ciervos y gacelas, gamos y las aves cebadas.
4 Porque dominaba en toda la Transeufratina, desde Tafsaj hasta Gaza, sobre todos los reyes de más acá del Río; tuvo paz en torno a todas sus fronteras.
5 Judá e Israel vivieron en seguridad, cada uno bajo su parra y bajo su higuera, desde Dan hasta Berseba, todos los días de Salomón.
6 Tenía Salomón 4.000 establos de caballos para sus carros y 12.000 caballos.
7 Los gobernadores proveían un mes cada uno al rey Salomón y a todos los que se acercaban a la mesa de Salomón, de modo que nada les faltara.
8 Llevaban la cebada y la paja para los caballos y los animales de tiro al lugar donde él estaba, cada uno según su turno.
9 Dios concedió a Salomón sabiduría e inteligencia muy grandes y un corazón tan dilatado como la arena de la orilla del mar.
10 La sabiduría de Salomón era mayor que la sabiduría de todos los hijos de Oriente y que toda la sabiduría de Egipto.
11 Fue más sabio que hombre alguno, más que Etán el ezrajita, que Hemán, Kalkol y Dardá, hijos de Majol; su nombre se extendió por todos los pueblos circunvecinos.
12 Pronunció 3.000 parábolas y proverbios, y sus cánticos fueron 1.005.
13 Habló sobre las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que brota en el muro; habló de los cuadrúpedos, de las aves, de los reptiles y de los peces.
14 Venían de todos los pueblos para oír la sabiduría de Salomón, y de parte de todos los reyes de la tierra que tuvieron noticia de su sabiduría.
15 Jiram, rey de Tiro, envió sus servidores a Salomón, porque oyó que había sido ungido rey en lugar de su padre,  y Jiram fue siempre amigo de David.
16 Salomón envió a decir a Jiram:
17 «Sabes bien que mi padre David no pudo edificar una Casa al Nombre de Yahveh su Dios a causa de las guerras en que sus enemigos le envolvieron hasta que Yahveh los puso bajo la planta de sus pies.
18 Al presente, Yahveh mi Dios me ha concedido paz por todos lados. No hay adversario ni maldad.
19 Ahora me he propuesto edificar una Casa al Nombre de Yahveh mi Dios según lo que Yahveh dijo a David mi padre:  “El hijo tuyo que yo colocaré en tu lugar sobre tu trono edificará una Casa a mi Nombre.”
20 Así pues, ordena que se corten para mí cedros del Líbano. Mis servidores estarán con tus servidores: te pagaré como salario de tus servidores todo lo que me digas, pues tú sabes que no hay nadie entre nosotros que sepa talar los árboles como los sidonios.»
21 Cuando Jiram oyó las palabras de Salomón se alegró mucho y dijo: «Bendito sea hoy Yahveh, pues ha dado a David un hijo sabio para jefe de este pueblo numeroso.»
22 Jiram envió a decir a Salomón: «He oído lo que me enviaste a decir. Yo haré cuanto deseas en madera de cedro y de ciprés.
23 Mis siervos los bajarán desde el Líbano hasta el mar, y yo los pondré en balsas y los llevaré al lugar a que me  mandes; allí se soltarán y tú los cargarás, y por tu parte harás según mi deseo dando víveres a mi casa.»
24 Jiram dio a Salomón toda la madera de cedro y ciprés que deseaba.
25 Salomón dio a Jiram 20.000 cargas de trigo para la manutención de su casa y 20.000 medidas de oliva molida. Esto daba Salomón a Jiram cada año.
26 Yahveh dio sabiduría a Salomón, como se lo había prometido, y hubo paz entre Jiram y Salomón pactando una alianza entrambos.
27 Hizo el rey Salomón una leva en todo Israel; la leva fue de 30.000 hombres.
28 Los envió al Líbano, 10.000 cada mes, por turnos; un mes estaban en el Líbano y dos meses en sus casas. Adoram  estaba al frente de la leva.
29 Tenía además Salomón 70.000 porteadores y 80.000 canteros en el monte
30 aparte los capataces de los prefectos puestos por Salomón al frente de los trabajos, 3.300 que mandaban a la gente empleada en los trabajos.
31 El rey mandó arrancar grandes piedras, piedras selectas, para fundamentar la Casa con piedras de sillería.
32 Los obreros de Salomón, los obreros de Jiram y los guiblitas cortaron y dispusieron la madera y las piedras para  construir la Casa.
 
1 Reyes 6
1 En el año 480 de la salida de los israelitas de la tierra de Egipto, el año cuarto del reinado de Salomón sobre  Israel, en el mes de Ziv, que es el segundo mes, emprendió la construcción de la Casa de Yahveh.
2 La Casa que edificó el rey Salomón a Yahveh tenía sesenta codos de largo, veinte de ancho y veinticinco de alto.
3 El Ulam delante del Hekal de la Casa tenía veinte codos de largo en el sentido del ancho de la Casa y diez codos de ancho en el sentido de largo de la Casa.
4 Hizo en la Casa ventanas con celosías.
5 Edificó junto al muro de la Casa una galería en torno al Hekal y al Debir, e hizo habitaciones laterales en derredor.
6 La galería inferior tenía cinco codos de ancho, la intermedia seis codos de ancho y la tercera siete codos de ancho, porque fue rebajando alrededor de la Casa, por la parte exterior, para no empotrar en los muros de la Casa.
7 (La Casa fue construida con piedras preparadas en la cantera; durante su construcción no se oyeron en la Casa martillazos ni sierras ni instrumentos de hierro.)
8 La entrada del piso inferior estaba en el ala derecha de la Casa, y por una escalera de caracol se subía al piso  intermedio y del intermedio al tercero.
9 Edificó la Casa, la acabó y la techó con artesonado de cedro.
10 Edificó la galería, adosada a toda la Casa, de cinco codos de alta y estaba unida a la Casa por vigas de cedro.
11 Fue dirigida a Salomón la palabra de Yahveh diciendo:
12 «Por esta Casa que estás edificando, si caminas según mis preceptos, obras según mis sentencias y guardas todos  mis mandamientos para andar conforme a ellos, yo cumpliré mi palabra contigo, la que dije a David tu padre,
13 habitaré en medio de los hijos de Israel y no abandonaré a mi pueblo Israel.»
14 Edificó Salomón la Casa y la terminó.
15 Revistió los muros de la Casa en el interior con planchas de cedro desde el suelo de la Casa hasta las vigas del techo; revistió de madera el interior y recubrió el suelo de la Casa con planchas de ciprés.
16 Construyó los veinte codos del fondo de la Casa con planchas de cedro desde el suelo hasta las vigas, formando así por la parte interior el Debir, el Santo de los Santos;
17 cuarenta codos tenía la Casa, es decir, el Hekal, delante del Debir.
18 El cedro del interior de la Casa estaba esculpido con figuras de calabazas y capullos abiertos; todo era cedro, no se veía la piedra.
19 Había preparado un Debir al fondo de la Casa en el interior para colocar en él el arca de la alianza de Yahveh.
20 El Debir tenía veinte codos de largo, veinte codos de ancho y veinte codos de alto ; lo revistió de oro fino; y alzó un altar de cedro
21 delante del Debir y lo revistió de oro.
22 Revistió de oro también la Casa, absolutamente toda la Casa.
23 Hizo en el Debir dos querubines de madera de acebuche de diez codos de altura.
24 Un ala del querubín tenía cinco codos y la otra ala del querubín cinco codos: diez codos desde la punta de una de sus alas hasta la punta de la otra de sus alas.
25 El segundo querubín tenía diez codos, las mismas medidas y la misma forma para los dos querubines.
26 La altura de un querubín era de diez codos y lo mismo el segundo querubín.
27 Colocó los querubines en medio del recinto interior; y las alas de los querubines estaban desplegadas; el ala de  uno tocaba un muro y el ala del segundo querubín tocaba el otro muro, y sus alas se tocaban en medio del recinto, ala con ala.
28 Revistió de oro los querubines.
29 Esculpió todo en torno los muros de la Casa con grabados de escultura de querubines, palmeras, capullos abiertos, al interior y al exterior.
30 Recubrió de oro el piso de la Casa al interior y al exterior.
31 Hizo la puerta del Debir con batientes de madera de acebuche, y el dintel y las jambas ocupaban la quinta parte;
32 los dos batientes eran de madera de acebuche; esculpió sobre ellos esculturas de querubines, palmas y capullos  abiertos, y los revistió de oro, poniendo láminas de oro sobre los querubines y las palmeras.
33 Hizo lo mismo en la puerta del Hekal: los montantes de madera de acebuche que ocupaban la cuarta parte;
34 dos batientes de madera de abeto: dos planchas de un batiente eran giratorias y también eran giratorias otras dos planchas del otro batiente.
35 Esculpió querubines, palmeras, capullos abiertos y embutió oro sobre la escultura.
36 Edificó el patio interior; tres filas de piedras talladas y una fila de tablones de cedro.
37 El año cuarto, en el mes de Ziv, se pusieron los cimientos de la Casa de Yahveh,
38 y el año once, en el mes de Bul - que es el mes octavo - fue acabada la Casa en todas sus partes, según todo su  proyecto. Salomón la levantó en siete años.
Juan 7
1 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle.
2 Pero se acercaba la fiesta judía de las Tiendas.
3 Y le dijeron sus hermanos: «Sal de aquí y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces,
4 pues nadie actúa en secreto cuando quiere ser conocido. Si haces estas cosas, muéstrate al mundo.»
5 Es que ni siquiera sus hermanos creían en él.
6 Entonces les dice Jesús: «Todavía no ha llegado mi tiempo, en cambio vuestro tiempo siempre está a mano.
7 El mundo no puede odiaros; a mí sí me aborrece, porque doy testimonio de que sus obras son perversas.
8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo a esta fiesta porque aún no se ha cumplido mi tiempo.»
9 Dicho esto, se quedó en Galilea.
10 Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él también subió no manifiestamente, sino de incógnito.
11 Los judíos, durante la fiesta, andaban buscándole y decían: «¿Dónde está ése?»
12 Entre la gente había muchos comentarios acerca de él. Unos decían: «Es bueno.» Otros decían: «No, sino que engaña al pueblo.»
13 Pero nadie hablaba de él abiertamente por miedo a los judíos.
14 Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar.
15 Los judíos, asombrados, decían: «¿Cómo entiende de letras sin haber estudiado?»
16 Jesús les respondió: «Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado.
17 Si alguno quiere cumplir su voluntad, verá si mi doctrina es de Dios o hablo yo por mi cuenta.
18 El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que le ha enviado, ese es veraz; y no hay impostura en él.
19 ¿No es Moisés el que os dio la Ley? Y ninguno de vosotros cumple la Ley. ¿Por qué queréis matarme?»
20 Respondió la gente: «Tienes un demonio. ¿Quién quiere matarte?»
21 Jesús les respondió: «Una sola obra he hecho y todos os maravilláis.
22 Moisés os dio la circuncisión (no que provenga de Moisés, sino de los patriarcas) y vosotros circuncidáis a uno en sábado.
23 Si se circuncida a un hombre en sábado, para no quebrantar la Ley de Moisés, ¿os irritáis contra mí porque he curado a un hombre entero en sábado?
24 No juzguéis según la apariencia. Juzgad con juicio justo.»
25 Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar?
26 Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo?
27 Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.»
28 Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no le conocéis.
29 Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.»
30 Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.
31 Y muchos entre la gente creyeron en él y decían: «Cuando venga el Cristo, ¿hará más señales que las que ha hecho  éste?»
32 Se enteraron los fariseos que la gente hacía estos comentarios acerca de él y enviaron guardias para detenerle.
33 Entonces él dijo: «Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, y me voy al que me ha enviado.
34 Me buscaréis y no me encontraréis; y adonde yo esté, vosotros no podéis venir.»
35 Se decían entre sí los judíos: «¿A dónde se irá éste que nosotros no le podamos encontrar? ¿Se irá a los que viven dispersos entre los griegos para enseñar a los griegos?
36 ¿Qué es eso que ha dicho: “Me buscaréis y no me encontraréis”, y “adonde yo esté, vosotros no podéis venir”?»
37 El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie, gritó: «Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba
38 el que crea en mí», como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva.
39 Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había sido glorificado.
40 Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían: «Este es verdaderamente el profeta.»
41 Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo?
42 ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?»
43 Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él.
44 Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano.
45 Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?»
46 Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre.»
47 Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado embaucar?
48 ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo?
49 Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos.»
50 Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde Jesús:
51 «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?»
52 Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta.»
53 Y se volvieron cada uno a su casa.

 
 

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...