jueves, 28 de diciembre de 2017

2 Reyes 16-18

2 Reyes 16
1 En el año diecisiete de Pecaj, hijo de Remalías, comenzó a reinar Ajaz, hijo de Jotam, rey de Judá.
2 Tenía Ajaz veinte años cuando comenzó a reinar y reinó dieciséis años en Jerusalén. No hizo lo recto a los ojos  de Yahveh su Dios, como su padre David.
3 Anduvo por el camino de los reyes de Israel e incluso hizo pasar por el fuego a su hijo, según las abominaciones de las naciones que Yahveh había arrojado ante los israelitas.
4 Ofreció sacrificios y quemó incienso en los altos, en las colinas y bajo todo árbol frondoso.
5 Entonces subió Rasón, rey de Aram, y Pecaj, hijo de Remalías, rey de Israel, para combatir a Jerusalén y la cercaron, pero no pudieron conquistarla.
6 En aquel tiempo el rey de Edom recobró Elat para Edom; expulsó a los de Judá de Elat, entraron los edomitas en  Elat y habitaron allí hasta el día de hoy.
7 Ajaz envió mensajeros a Teglatfalasar, rey de Asiria, diciendo: «Soy tu siervo y tu hijo. Sube, pues y sálvame de manos del rey de Israel que se han levantado contra mí.»
8 Y tomó Ajaz la plata y el oro que había en la Casa de Yahveh y en los tesoros de la casa del rey y lo envió al rey de Asiria como presente.
9 El rey de Asiria le escuchó y subió contra Damasco, la conquistó, los deportó a Quir y mató a Rasón.
10 El rey Ajaz fue a Damasco al encuentro de Teglatfalasar, rey de Asiria, y viendo el altar que había en Damasco, envío al sacerdote Urías la imagen del altar y su modelo, según toda su hechura.
11 El sacerdote Urías construyó un altar; todo cuanto el rey Ajaz había mandado desde Damasco lo realizó el sacerdote  Urías antes de que el rey Ajaz regresara de Damasco.
12 Cuando el rey regresó de Damasco vio el altar, se acercó y subió a él.
13 Mandó quemar sobre el altar su holocausto y su oblación, hizo su libación y derramó la sangre de sus sacrificios de comunión;
14 desplazó el altar de bronce que estaba ante Yahveh, delante de la Casa, de entre el altar nuevo y la Casa de Yahveh, y lo colocó al lado del altar nuevo, hacia el norte.
15 El rey Ajaz ordenó al sacerdote Urías: «Sobre el altar grande quemarás el holocausto de la mañana y la oblación de la tarde, el holocausto del rey y su oblación, el holocausto de todo el pueblo de la tierra, sus oblaciones y sus libaciones, derramarás sobre él toda la sangre del holocausto y toda la sangre del sacrificio. Cuanto al altar de bronce, yo me ocuparé de él.»
16 El sacerdote Urías hizo cuanto le había ordenado el rey Ajaz.
17 El rey Ajaz desmontó los paneles de las basas, quitó de encima de ellos la jofaina; hizo bajar el Mar de bronce de sobre los bueyes que estaban debajo de él y lo colocó sobre un solado de piedra.
18 Cuanto al estrado del trono de la Casa de Yahveh, que se había construido en ella, y la entrada exterior del rey, lo quitó por causa del rey de Asiria.
19 El resto de los hechos de Ajaz, lo que hizo ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Judá?
20 Ajaz se acostó con sus padres y fue sepultado con sus padres en la Ciudad de David. Reinó en su lugar su hijo Ezequías.
 
2 Reyes 17
1 En el año doce de Ajaz, rey de Judá, comenzó a reinar Oseas, hijo de Elá, en Samaría, sobre Israel. Reinó nueve años.
2 Hizo el mal a los ojos de Yahveh, aunque no como los reyes de Israel que le precedieron.
3 Salmanasar, rey de Asiria, subió contra Oseas; Oseas se le sometió y le pagó tributo.
4 Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, pues había enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y no pagó  tributo al rey de Asiria, como lo venía haciendo cada año; el rey de Asiria lo detuvo y lo encadenó en la cárcel.
5 El rey de Asiria subió por toda la tierra, llegó a Samaría y la asedió durante tres años.
6 El año noveno de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaría y deportó a los israelitas a Asiria; los estableció en Jalaj, en el Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos.
7 Esto sucedió porque los israelitas habían pecado contra Yahveh su Dios, que los había hecho subir de la tierra de Egipto, de bajo la mano de Faraón, rey de Egipto, y habían reverenciado a otros dioses,
8 siguiendo las costumbres de las naciones que Yahveh había arrojado delante de ellos.
9 Los israelitas maquinaron acciones no rectas contra Yahveh su Dios, se edificaron altos en todas las ciudades, desde las torres de guardia hasta las ciudades fortificadas.
10 Se alzaron estelas y cipos sobre toda colina elevada y bajo todo árbol frondoso,
11 y quemaron allí, sobre todos los altos, incienso, como las naciones que Yahveh había expulsado de delante de ellos, y cometieron maldades, que irritaban a Yahveh.
12 Sirvieron a los ídolos acerca de los que Yahveh les había dicho: «No haréis tal cosa.»
13 Yahveh advertía a Israel y Judá por boca de todos los profetas y de todos los videntes diciendo: «Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y mis preceptos conforme a la Ley que ordené a vuestros padres y que les envié por mano de mis siervos los profetas.»
14 Pero ellos no escucharon y endurecieron sus cervices como la cerviz de sus padres, que no creyeron en Yahveh su Dios.
15 Despreciaron sus decretos y la alianza que hizo con sus padres y las advertencias que les hizo, caminando en pos de vanidades, haciéndose ellos mismos vanidad, en pos de las naciones que les rodeaban, acerca de las que Yahveh  les había ordenado: «No haréis como ellas.»
16 Abandonaron todos los mandamientos de Yahveh su Dios, y se hicieron ídolos fundidos, los dos becerros; se hicieron  cipos y se postraron ante todo el ejército de los cielos y dieron culto a Baal.
17 Hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego, practicaron la adivinación y los augurios, y se prestaron  a hacer lo malo a los ojos de Yahveh, provocando su cólera.
18 Yahveh se airó en gran manera contra Israel y los apartó de su rostro, quedando solamente la tribu de Judá.
19 Tampoco Judá guardó los mandamientos de Yahveh su Dios y siguió las costumbres que practicó Israel.
20 Rechazó Yahveh el linaje de Israel, los humilló y los entregó en mano de saqueadores, hasta que los arrojó de su presencia;
21 pues como había arrancado a Israel de la casa de David y ellos se habían elegido rey a Jeroboam, hijo de Nebat, Jeroboam alejó a Israel del seguimiento de Yahveh, haciéndoles cometer un gran pecado.
22 Cometieron los israelitas todos los pecados que hizo Jeroboam, y no se apartaron de ellos,
23 hasta que Yahveh apartó a Israel de su presencia, como había anunciado por medio de todos sus siervos los profetas; deportó a Israel de su tierra a Asiria, hasta el día de hoy.
24 El rey de Asiria hizo venir gentes de Babilonia, de Kutá, de Avvá, de Jamat y de Sefarváyim y los estableció en las ciudades de Samaría en lugar de los israelitas; ellos ocuparon Samaría y se establecieron en sus ciudades.
25 Sucedió que, cuando comenzaron a establecerse allí, no veneraban a Yahveh, y Yahveh envió contra ellos leones que  mataron a muchos.
26 Entonces dijeron al rey de Asiria: «Las gentes que has hecho deportar para establecerlas en las ciudades de Samaría no conocen el culto del dios de la tierra, y ha enviado contra ellos leones que los matan, porque ellos no conocen el culto del dios de la tierra.»
27 El rey de Asiria dio esta orden: «Haced partir allá a uno de los sacerdotes que deporté de allí; que vaya y habite allí y les enseñe el culto del dios de la tierra.»
28 Vino entonces uno de los sacerdotes deportados de Samaría, se estableció en Betel y les enseñó cómo debían reverenciar a Yahveh.
29 Pero cada nación se hizo sus dioses y los pusieron en los templos de los altos que habían hecho los samaritanos, cada nación en las ciudades que habitaba.
30 Las gentes de Babilonia hicieron un Sukkot Benot, las gentes de Kutá hicieron un Nergal, las gentes de Jamat hicieron un Asimá,
31 los avvitas hicieron un Nibjaz y un Tartaq y los sefarvitas quemaban a sus hijos en honor de Adrammélek y Anammélek, dioses de los sefarvitas.
32 Veneraban también a Yahveh y se hicieron sacerdotes en los altos, tomados de entre ellos, que oficiaban por ellos en los templos de los altos.
33 Reverenciaban a Yahveh y servían a sus dioses según el rito de las naciones de donde habían sido deportados.
34 Hasta el día de hoy siguen sus antiguos ritos. No reverenciaban a Yahveh y no seguían sus preceptos y sus ritos, la ley y los mandamientos que había mandado Yahveh a los hijos de Jacob, al que dio el nombre de Israel.
35 Yahveh hizo una alianza con ellos y les  dio esta orden: «No reverenciaréis dioses extraños, no os postraréis ante  ellos, no les serviréis y no les ofreceréis sacrificios.
36 Sino que solamente a Yahveh, que os hizo subir de la tierra de Egipto con gran fuerza y tenso brazo, a él reverenciaréis, ante él os postraréis y a él ofreceréis sacrificios.
37 Guardaréis los preceptos, los ritos, la ley y los mandamientos que os dio por escrito para cumplirlos todos los  días, y no reverenciaréis dioses extraños.
38 No olvidaréis la alianza que hice con vosotros y no reverenciaréis dioses extraños,
39 sino que reverenciaréis sólo a Yahveh vuestro Dios, y él os librará de la mano de todos vuestros enemigos.»
40 Pero ellos no escucharon, sino que siguieron haciendo según sus antiguos ritos.
41 De modo que aquellas gentes reverenciaban a Yahveh, pero servían a sus ídolos; sus hijos y los hijos de sus hijos  continúan haciendo como hicieron sus padres hasta el día de hoy.
 
2 Reyes 18
1 En el año tercero de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías, hijo de Ajaz, rey de Judá.
2 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar y reinó veintinueve años en Jerusalén; el nombre de su madre era Abía, hija de Zacarías.
3 Hizo lo recto a los ojos de Yahveh enteramente como David su padre.
4 El fue quien quitó los altos, derribó las estelas, cortó los cipos y rompió la serpiente de bronce que había hecho  Moisés, porque los israelitas le habían quemado incienso hasta aquellos días; se la llamaba Nejustán.
5 Confió en Yahveh, Dios de Israel. Después de él no le ha habido semejante entre todos los reyes de Judá, ni tampoco  antes.
6 Se apegó a Yahveh y no se apartó de él; guardó los mandamientos que Yahveh había mandado a Moisés.
7 Yahveh estuvo con él y tuvo éxito en todas sus empresas; se rebeló contra el rey de Asiria y no le sirvió.
8 El batió a los filisteos hasta Gaza y sus fronteras, desde las torres de guardia hasta las ciudades fortificadas.
9 En el año cuarto del rey Ezequías, que es el año séptimo de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, subió Salmanasar, rey de Asiria, contra Samaría y la asedió.
10 La conquistó al cabo de tres años. En el año sexto de Ezequías, que es el año noveno de Oseas, rey de Israel, fue conquistada Samaría.
11 El rey de Asiria deportó a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, en el Jabor, río de Gozán, y en las  ciudades de los medos,
12 porque no escucharon la voz de Yahveh su Dios y violaron su alianza y todo cuanto había ordenado Moisés, siervo de Yahveh. No lo escucharon y no lo practicaron.
13 En el año catorce del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá  y se apoderó de ellas.
14 Ezequías, rey de Judá, envió a decir a Senaquerib a Lakís: «He pecado; deja de atacarme, y haré cuanto me digas.» El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro.
15 Ezequías entregó todo el dinero que se encontró en la Casa de Yahveh y en los tesoros de la casa del rey.
16 En aquella ocasión Ezequías quitó las puertas del santuario de Yahveh y los batientes que..., rey de Judá, había  revestido de oro, y lo entregó al rey de Asiria.
17 El rey de Asiria envió desde Lakís a Jerusalén, donde el rey Ezequías, al copero mayor con un fuerte destacamento. Subió a Jerusalén y en llegando se colocó en el canal de la alberca superior que está junto al camino  del campo del Batanero.
18 Llamó al rey, y el mayordomo de palacio, Elyaquim, hijo de Jilquías, el secretario Sebná y el heraldo Yoaj, hijo  de Asaf, salieron hacia él.
19 El copero mayor les dijo: «Decid a Ezequías: Así habla el gran rey, el rey de Asiria: ¿Qué confianza es ésa en la que te fías?
20 Te has pensado que meras palabras de los labios son consejo y bravura para la guerra. Pero ahora ¿en quién confías, que te has rebelado contra mí?
21 Mira: te has confiado al apoyo de esa caña rota, de Egipto, que penetra y traspasa la mano del que se apoya sobre ella. Pues así es Faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él.
22 Pero vais a decirme: “Nosotros confiamos en Yahveh, nuestro Dios.” ¿No ha sido él, Ezequías, quien ha suprimido  los altos y los altares y ha dicho a Judá y a Jerusalén: “Os postraréis delante de este altar en Jerusalén?”
23 Pues apostad ahora con mi señor, el rey de Asiria: te daré 2.000 caballos si eres capaz de encontrarte jinetes  para ellos.
24 ¿Cómo harías retroceder a uno solo de los más pequeños servidores de mi señor? ¡Te fías de Egipto para tener carros y gentes de carro!
25 Y ahora ¿es que yo he subido contra este lugar para destruirlo, sin Yahveh? Yahveh me ha dicho: Sube contra esa tierra y destrúyela.»
26 Dijeron Elyaquim, Sebná y Yoaj al copero mayor: «Por favor, háblanos a nosotros, tus siervos, en arameo, que lo entendemos; no nos hables en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre la muralla.»
27 El copero mayor dijo: «¿Acaso mi señor me ha enviado a decir estas cosas a tu señor, o a ti, y no a los hombres  que se encuentran sobre la muralla, que tienen que comer sus excrementos y beber sus orinas con vosotros?»
28 Se puso en pie el copero mayor y gritó con gran voz, en lengua de Judá, diciendo: «Escuchad la palabra del gran  rey, del rey de Asiria.
29 Así habla el rey: No os engañe Ezequías, porque no podrá libraros de mi mano.
30 Que Ezequías no os haga confiar en Yahveh diciendo: “De cierto nos librará Yahveh, y esta ciudad no será entregada  en manos del rey de Asiria.”
31 No escuchéis a Ezequías, porque así habla el rey de Asiria: Haced paces conmigo, rendíos a mi y comerá cada uno de su viña y de su higuera, y beberá cada uno de su cisterna,
32 hasta que yo llegue y os lleve a una tierra como vuestra tierra, tierra de trigo y de mosto, tierra de pan y de  viñas, tierra de aceite y de miel, y viviréis y no moriréis. Pero no escuchéis a Ezequías, porque os engaña diciendo: “Yahveh nos librará.”
33 ¿Acaso los dioses de las naciones han librado cada uno a su tierra de la mano del rey de Asiria?
34 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arpad, dónde están los dioses de Sefarváyim, de Hená y de Ivvá? ¿Acaso han librado a Samaría de mi mano?
35 ¿Quiénes, de entre todos los dioses de los países, los han librado de mi poder para que libre Yahveh a Jerusalén  de mi mano?»
36 Calló el pueblo y no le respondió una palabra, porque el rey había dado esta orden diciendo: «No le respondáis.»
37 Elyaquim, hijo de Jilquías, mayordomo de palacio, y el secretario Sebná y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, fueron  a Ezequías, desgarrados los vestidos, y le relataron las palabras del copero mayor.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...