domingo, 24 de septiembre de 2017

Éxodo 19-21; Mateo 15

Éxodo 19
1 Al tercer mes después de la salida de Egipto, ese mismo día, llegaron los hijos de Israel al desierto de Sinaí.
2 Partieron de Refidim, y al llegar al desierto de Sinaí acamparon en el desierto. Allí acampó Israel frente al monte.
3 Moisés subió hacia Dios. Yahveh le llamó desde el monte, y le dijo: «Así dirás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los hijos de Israel:
4 “Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí.
5 Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra;
6 seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.»
7 Fue, pues, Moisés y convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todas estas palabras que Yahveh le había mandado.
8 Todo el pueblo a una respondió diciendo: «Haremos todo cuanto ha dicho Yahveh.» Y Moisés llevó a Yahveh la respuesta del pueblo.
9 Dijo Yahveh a Moisés: «Mira: Voy a presentarme a ti en una densa nube para que el pueblo me oiga hablar contigo, y así te dé crédito para siempre.» Y Moisés refirió a Yahveh las palabras del pueblo.
10 Yahveh dijo a Moisés: «Ve donde el pueblo y haz que se santifiquen hoy y mañana; que laven sus vestidos
11 y estén preparados para el tercer día; porque al día tercero descenderá Yahveh a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí.
12 Deslinda el contorno de la montaña, y di: Guardaos de subir al monte y aun de tocar su falda. Todo aquel que toque el monte morirá.
13 Pero nadie pondrá la mano sobre el culpable, sino que será lapidado o asaeteado; sea hombre o bestia, no quedará con vida. Cuando resuene el cuerno, subirán ellos al monte.»
14 Bajó, pues, Moisés del monte, adonde estaba el pueblo, y ellos lavaron sus vestidos.
15 Y dijo al pueblo: «Estad preparados para el tercer día, y absteneos de mujer.»
16 Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar.
17 Entonces Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte.
18 Todo el monte Sinaí  humeaba, porque Yahveh había descendido sobre él en el fuego. Subía el humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia.
19 El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno.
20 Yahveh bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte; llamó Yahveh a Moisés a la cima de la montaña y Moisés subió.
21 Dijo Yahveh a Moisés: «Baja y conjura al pueblo que no traspase las lindes para ver a Yahveh, porque morirían muchos de ellos;
22 aun los sacerdotes que se acercan a Yahveh deben santificarse para que Yahveh no irrumpa contra ellos.»
23 Moisés respondió a Yahveh: «El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos lo has prohibido, diciendo:  Señala un límite alrededor del monte y decláralo sagrado.»
24 Yahveh le dijo: «Anda, baja, y luego subes tú y Aarón contigo; pero los sacerdotes y el pueblo no traspasarán las  lindes para subir hacia Yahveh a fin de que no irrumpa contra ellos.”
25 Bajó, pues, Moisés adonde estaba el pueblo y les dijo...
 
Éxodo 20
1 Entonces pronunció Dios todas estas palabras diciendo:
2 «Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre.
3 No habrá para ti otros dioses delante de mí.
4 No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.
5 No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,
6 y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan mis mandamientos.
7 No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu Dios; porque Yahveh no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso.
8 Recuerda el día del sábado para santificarlo.
9 Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,
10 pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad.
11 Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahveh, tu Dios, te va a dar.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No robarás.
16 No darás testimonio falso contra tu prójimo.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.»
18 Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte humeante, y temblando de miedo se mantenía a distancia.
19 Dijeron a Moisés: «Habla tú con nosotros, que podremos entenderte, pero que no hable Dios con nosotros, no sea  que muramos.»
20 Respondió Moisés al pueblo: «No temáis, pues Dios ha venido para poneros a prueba, para que su temor esté ante vuestros ojos, y no pequéis».
21 Y el pueblo se mantuvo a distancia, mientras Moisés se acercaba a la densa nube donde estaba Dios.
22 Dijo Yahveh a Moisés: Así dirás a los israelitas: Vosotros mismos habéis visto que os he hablado desde el cielo.
23 No haréis junto a mí dioses de plata, ni os haréis dioses de oro.
24 Hazme un altar de tierra para ofrecer sobre él tus holocaustos y tus sacrificios de comunión, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde haga yo memorable mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.
25 Y si me haces un altar de piedra, no lo edificarás de piedras labradas; porque al alzar tu cincel sobre ella queda profanada.
26 Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra tu desnudez sobre él.
 
Éxodo 21
1 Estas con las normas que has de dar:
2 Cuando compres un esclavo hebreo, servirá seis años, y el séptimo quedará libre sin pagar rescate.
3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, su mujer saldrá con él.
4 Si su amo le dio mujer, y ella le dio a luz hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán del amo, y él saldrá solo.
5 Si el esclavo declara: «Yo quiero a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; renuncio a la libertad»
6 su amo le llevará ante Dios y, arrimándolo a la puerta o a la jamba, su amo le horadará la oreja con una lezna; y quedará a su servicio para siempre.
7 Si un hombre vende a su hija por esclava, ésta no saldrá de la esclavitud como salen los esclavos.
8 Si no agrada a su señor que la había destinado para sí, éste permitirá su rescate; y no podrá venderla a gente extraña, tratándola con engaño.
9 Si la destina para su hijo, le dará el mismo trato que a sus hijas.
10 Si toma para sí otra mujer, no le disminuirá a la primera la comida, ni el vestido ni los derechos conyugales.
11 Y si no le da estas tres cosas, ella podrá salirse de balde sin pagar rescate.
12 El que hiera mortalmente a otro, morirá;
13 pero si no estaba al acecho, sino que Dios se lo puso al alcance de la mano, yo te señalaré un lugar donde éste pueda refugiarse.
14 Pero al que se atreva a matar a su prójimo con alevosía, hasta de mi altar le arrancarás para matarle.
15 El que pegue a su padre o a su madre morirá.
16 Quien rapte a una persona - la haya vendido o esté todavía en su poder - morirá.
17 Quien maldiga a su padre o a su madre morirá.
18 Si dos hombres riñen y uno hiere a otro con una piedra o con el puño, pero no muere, sino que, después de guardar cama,
19 puede levantarse y andar por la calle, apoyado en su bastón, el que le hirió quedará exculpado, pero pagará el tiempo perdido y los gastos de la curación completa.
20 Si un hombre golpea a su siervo o a su sierva con un palo  y muere a sus manos, cae bajo la ley de venganza.
21 Pero si sobrevive un día o dos, no será vengado, pues lo había comprado con dinero.
22 Si unos hombres, en el curso de una riña, dan un golpe a una mujer encinta, y provocan el parto sin más daño, el culpable será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y mediante arbitrio.
23 Pero si resultare daño, darás vida por vida,
24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,
25 quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal.
26 Si un hombre hiere a su siervo o a su sierva en el ojo y le deja tuerto, le dará libertad en compensación del ojo.
27 Si uno salta un diente a su siervo o a su sierva, le pondrá en libertad en compensación del diente.
28 Si un buey acornea a un hombre o a una mujer, y le causa la muerte, el buey será apedreado, y no se comerá su carne, pero el dueño del buey quedará exculpado.
29 Mas si el buey acorneaba ya desde tiempo atrás, y su dueño, aun advertido, no le vigiló, y ese buey mata a un hombre o a una mujer, el buey será apedreado, y también su dueño morirá.
30 Si se le impone un precio por ello, dará en rescate de su vida cuanto le impongan.
31 Si acornea a un muchacho o a una muchacha, se seguirá esta misma norma.
32 Si el buey acornea a un siervo o a una sierva, se pagarán treinta siclos de plata al dueño de ellos, y el buey será apedreado.
33 Si un hombre deja abierto un pozo, o si cava un pozo y no lo tapa, y cae en él un buey o un asno,
34 el propietario del pozo pagará al dueño de ellos el precio en dinero, y el animal muerto será suyo.
35 Si el buey de uno acornea al buey de otro, causándole la muerte, venderán el buey vivo y se repartirán el precio, repartiendo igualmente el buey muerto.
36 Pero si era notorio que el buey acorneaba desde tiempo atrás, y su dueño no le vigiló, pagará buey por buey y el buey muerto será suyo.
37 Si un hombre roba un buey o una oveja, y los mata o vende, pagará cinco bueyes por el buey, y cuatro ovejas por la oveja. 


Mateo 15
1 Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y escribas venidos de Jerusalén, y le dicen:
2 «¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los antepasados?; pues no se lavan las manos a la hora de comer.»
3 El les respondió: «Y vosotros, ¿por qué traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?
4 Porque Dios dijo: = Honra a tu padre y a tu madre, = y: = El que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. =
5 Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: “Lo que de mí podrías recibir como ayuda es ofrenda”,
6 ése no tendrá que honrar a su padre y a su madre. Así habéis anulado la Palabra de Dios por vuestra tradición.
7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo:
8 = Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. =
9 = En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.» =
10 Luego llamó a la gente y les dijo: «Oíd y entended.
11 No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.»
12 Entonces se acercan los discípulos y le dicen: «¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?»
13 El les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz.
14 Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.»
15 Tomando Pedro la palabra, le dijo: «Explícanos la parábola.»
16 El dijo: «¿También vosotros estáis todavía sin inteligencia?
17 ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y luego se echa al excusado?
18 En cambio lo que sale de la boca viene de dentro del corazón, y eso es lo que contamina al hombre.
19 Porque del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias.
20 Eso es lo que contamina al hombre; que el comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.»
21 Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón.
22 En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada.»
23 Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros.»
24 Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.»
25 Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!»
26 El respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.»
27 «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.»
28 Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.
29 Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí.
30 Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y él los curó.
31 De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos  caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de  Israel.
32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino.»
33 Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?»
34 Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos.»
35 El mandó a la gente acomodarse en el suelo.
36 Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente.
37 Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.
38 Y los que habían comido eran 4.000 hombres, sin contar mujeres y niños.
39 Despidiendo luego a la muchedumbre, subió a la barca, y se fue al término de Magadán.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...