miércoles, 6 de septiembre de 2017

Génesis 16-18; Mateo 5

Génesis 16
1 Saray, mujer de Abram, no le daba hijos. Pero tenía una esclava egipcia, que se llamaba Agar,
2 y dijo Saray a Abram: «Mira, Yahveh me ha hecho estéril. Llégate, pues, te ruego, a mi esclava. Quizá podré tener hijos de ella.» Y escuchó Abram la voz de Saray.
3 Así, al cabo de diez años de habitar Abram en Canaán, tomó Saray, la mujer de Abram, a su esclava Agar la egipcia, y diósela por mujer a su marido Abram.
4 Llegóse, pues, él a Agar, la cual concibió. Pero luego, al verse ella encinta, miraba a su señora con desprecio.
5 Dijo entonces Saray a Abram: «Mi agravio recaiga sobre ti. Yo puse mi esclava en tu seno, pero al verse ella encinta me mira con desprecio. Juzgue Yahveh entre nosotros dos.»
6 Respondió Abram a Saray: «Ahí tienes a tu esclava en tus manos. Haz con ella como mejor te parezca.» Saray dio en maltratarla y ella huyó de su presencia.
7 La encontró el Ángel de Yahveh junto a una fuente de agua en el desierto - la fuente que hay en el camino de Sur -
8 y dijo: «Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?» Contestó ella: «Voy huyendo de la presencia de mi señora Saray.»
9 «Vuelve a tu señora, le dijo el Ángel de Yahveh, y sométete a ella.»
10 Y dijo el Ángel de Yahveh: «Multiplicaré de tal modo tu descendencia, que por su gran multitud no podrá contarse.»
11 Y díjole el Ángel de Yahveh: Mira que has concebido, y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque Yahveh ha oído tu aflicción.
12 Será un onagro humano. Su mano contra todos, y la mano de todos contra él; y enfrente de todos sus hermanos plantará su tienda.»
13 Dio Agar a Yahveh, que le había hablado, el nombre de «Tú eres El Roí», pues dijo: «¿Si será que he llegado a ver aquí las espaldas de aquel que me ve?»
14 Por eso se llamó aquel pozo «Pozo de Lajay Roí». Está entre Cadés y Béred.
15 Agar dio a luz un hijo a Abram, y Abram llamó al hijo que Agar le había dado Ismael.
16 Tenía Abram 86 años cuando Agar le dio su hijo Ismael.
 
Génesis 17
1 Cuando Abram tenía 99 años, se le apareció Yahveh y le dijo: «Yo soy El Sadday, anda en mi presencia y sé perfecto.
2 Yo establezco mi alianza entre nosotros dos, y te multiplicaré sobremanera.»
3 Cayó Abram rostro en tierra, y Dios le habló así:
4 «Por mi parte he aquí mi alianza contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos.
5 No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, pues padre de muchedumbre de pueblos te he constituido.
6 Te haré fecundo sobremanera, te convertiré en pueblos, y reyes saldrán de ti.
7 Y estableceré mi alianza entre nosotros dos, y con tu descendencia después de ti, de generación en generación: una alianza eterna, de ser yo el Dios tuyo y el de tu posteridad.
8 Yo te daré a ti y a tu posteridad la tierra en que andas como peregrino, todo el país de Canaán, en posesión perpetua, y yo seré el Dios de los tuyos.»
9 Dijo Dios a Abraham: «Guarda, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación.
10 Esta es mi alianza que habéis de guardar entre yo y vosotros - también tu posteridad -: Todos vuestros varones  serán circuncidados.
11 Os circuncidaréis la carne del prepucio, y eso será la señal de la alianza entre yo y vosotros.
12 A los ocho días será circuncidado entre vosotros todo varón, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado con dinero a cualquier extraño que no sea de tu raza.
13 Deben ser circuncidados el nacido en tu casa y el comprado con tu dinero, de modo que mi alianza esté en vuestra  carne como alianza eterna.
14 El incircunciso, el varón a quien no se le circuncide la carne de su prepucio, ese tal será borrado de entre los suyos por haber violado mi alianza.
15 Dijo Dios a Abraham: «A Saray, tu mujer, no la llamarás más Saray, sino que su nombre será Sara.
16 Yo la bendeciré, y de ella también te daré un hijo. La bendeciré, y se convertirá en naciones; reyes de pueblos procederán de ella.»
17 Abraham cayó rostro en tierra y se echó a reír, diciendo en su interior: ¿A un hombre de cien años va a nacerle un hijo?, ¿y Sara, a sus noventa años, va a dar a luz?»
18 Y dijo Abraham a Dios: «¡Si al menos Ismael viviera en tu presencia!»
19 Respondió Dios: «Sí, pero Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Isaac. Yo estableceré mi alianza con él, una alianza eterna, de ser el Dios suyo y el de su posteridad.
20 En cuanto a Ismael, también te he escuchado: «He aquí que le bendigo, le hago fecundo y le haré crecer sobremanera. Doce príncipes engendrará, y haré de él un gran pueblo.
21 Pero mi alianza la estableceré con Isaac, el que Sara te dará a luz el año que viene por este tiempo.»
22 Y después de hablar con él, subió Dios dejando a Abraham.
23 Tomó entonces Abraham a su hijo Ismael, a todos los nacidos en su casa y a todos los comprados con su dinero - a todos los varones de la casa de Abraham - y aquel mismo día les circuncidó la carne del prepucio, como Dios le había mandado.
24 Tenía Abraham 99 años cuando circuncidó la carne de su prepucio.
25 Ismael, su hijo, era de trece años cuando se le circuncidó la carne de su prepucio.
26 El mismo día fueron circuncidados Abraham y su hijo Ismael.
27 Y todos los varones de su casa, los nacidos en su casa, y los comprados a extraños por dinero, fueron circuncidados juntamente con él.
 
Génesis 18
1 Apareciósele Yahveh en la encina de Mambré estando él sentado a la puerta de su tienda en lo más caluroso del día.
2 Levantó los ojos y he aquí que había tres individuos parados a sur vera. Como los vio acudió desde la puerta de la tienda a recibirlos, y se postró en tierra,
3 y dijo: «Señor mío, si te he caído en gracia, ea, no pases de largo cerca de tu servidor.
4 Ea, que traigan un poco de agua y lavaos los pies y recostaos bajo este árbol,
5 que yo iré a traer un bocado de pan, y repondréis fuerzas. Luego pasaréis adelante, que para eso habéis acertado a pasar a la vera de este servidor vuestro.» Dijeron ellos: «Hazlo como has dicho.»
6 Abraham se dirigió presuroso a la tienda, a donde Sara, y le dijo: «Apresta tres arrobas de harina de sémola, amasa y haz unas tortas.»
7 Abraham, por su parte, acudió a la vacada y apartó un becerro tierno y hermoso, y se lo entregó al mozo, el cual se apresuró a aderezarlo.
8 Luego tomó cuajada y leche, junto con el becerro que había aderezado, y se lo presentó, manteniéndose en pie delante de ellos bajo el árbol. Así que hubieron comido
9 dijéronle: «¿Dónde está tu mujer Sara?» - «Ahí, en la tienda», contestó.
10 Dijo entonces aquél: «Volveré sin falta a ti pasado el tiempo de un embarazo, y para entonces tu mujer Sara tendrá un hijo.» Sara lo estaba oyendo a la entrada de la tienda, a sus espaldas.
11 Abraham y Sara eran viejos, entrados en años, y a Sara se le había retirado la regla de las mujeres.
12 Así que Sara rió para sus adentros y dijo: «Ahora que estoy pasada, ¿sentiré el placer, y además con mi marido viejo?».
13 Dijo Yahveh a Abraham. «¿Cómo así se ha reído Sara, diciendo: “¡Seguro que voy a parir ahora de vieja!”?
14 ¿Es que hay nada milagroso para Yahveh? En el plazo fijado volveré, al término de un embarazo, y Sara tendrá un hijo.»
15 Sara negó: «No me he reído», y es que tuvo miedo. Pero aquél dijo: «No digas eso, que sí te has reído.»
16 Levantáronse de allí aquellos hombres y tomaron hacia Sodoma, y Abraham les acompañaba de despedida.
17 Dijo entonces Yahveh: «¿Por ventura voy a ocultarle a Abraham lo que hago,
18 siendo así que Abraham ha de ser un pueblo grande y poderoso, y se bendecirán por él los pueblos todos de la tierra?
19 Porque yo le conozco y sé que mandará a sus hijos y a su descendencia que guarden el camino de Yahveh, practicando la justicia y el derecho, de modo que pueda concederle Yahveh a Abraham lo que le tiene apalabrado.»
20 Dijo, pues, Yahveh: «El clamor de Sodoma y de Gomorra es grande; y su pecado gravísimo.
21 Ea, voy a bajar personalmente, a ver si lo que han hecho responde en todo al clamor que ha llegado hasta mí, y  si no, he de saberlo.»
22 Y marcharon desde allí aquellos individuos camino de Sodoma, en tanto que Abraham permanecía parado delante de Yahveh.
23 Abordóle Abraham y dijo: «¿Así que vas a borrar al justo con el malvado?
24 Tal vez haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Es que vas a borrarlos, y no perdonarás a aquel lugar por los cincuenta justos que hubiere dentro?
25 Tú no puedes hacer tal cosa: dejar morir al justo con el malvado, y que corran parejas el uno con el otro. Tú no puedes. El juez de toda la tierra ¿va a fallar una injusticia?»
26 Dijo Yahveh: «Si encuentro en Sodoma a cincuenta justos en la ciudad perdonaré a todo el lugar por amor de aquéllos.
27 Replicó Abraham: «¡Mira que soy atrevido de interpelar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza!
28 Supón que los cincuenta justos fallen por cinco. ¿Destruirías por los cinco a toda la ciudad?» Dijo: «No la destruiré, si encuentro allí a 45.»
29 Insistió todavía: «Supón que se encuentran allí cuarenta.» Respondió: «Tampoco lo haría, en atención de esos cuarenta.»
30 Insistió: «No se enfade mi Señor si le digo: “Tal vez se encuentren allí treinta”.» Respondió: «No lo haré si encuentro allí a esos treinta.»
31 Díjole. «¡Cuidado que soy atrevido de interpelar a mi Señor! ¿Y si se hallaren allí veinte?»
32 Respondió: Tampoco haría destrucción en gracia de los veinte.» Insistió: «Vaya, no se enfade mi Señor, que ya sólo hablaré esta vez: “¿Y si se encuentran allí diez?”» Dijo: «Tampoco haría destrucción, en gracia de los diez.»
33 Partió Yahveh así que hubo acabado de conversar con Abraham, y éste se volvió a su lugar.
 
Mateo 5
1 Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron.
2 Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
3 «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
4 Bienaventurados = los mansos =, porque = ellos poseerán en herencia la tierra. =
5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
11 Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
12 Alegráos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron  a los profetas anteriores a vosotros.
13 «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.
14 «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte.
15 Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos  los que están en la casa.
16 Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
17 «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda.
19 Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los  Cielos.
20 «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
21 «Habéis oído que se dijo a los antepasados: = No matarás; = y aquel que mate será reo ante el tribunal.
22 Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de fuego.
23 Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti,
24 deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas  tu ofrenda.
25 Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel.
26 Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.
27 «Habéis oído que se dijo: = No cometerás adulterio. =
28 Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
29 Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.
30 Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.
31 «También se dijo: = El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio. =
32 Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio.
33 «Habéis oído también que se dijo a los antepasados: = No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. =
34 Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el = Cielo =, porque es = el trono de Dios, =
35 ni por = la Tierra, = porque es = el escabel de sus pies; = ni por = Jerusalén =, porque es = la ciudad del gran rey. =
36 Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro.
37 Sea vuestro lenguaje: “Sí, sí”; “no, no”: que lo que pasa de aquí viene del Maligno.
38 «Habéis oído que se dijo: = Ojo por ojo y diente por diente. =
39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra:
40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto;
41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos.
42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.
43 «Habéis oído que se dijo: = Amarás a tu prójimo = y odiarás a tu enemigo.
44 Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan,
45 para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?
47 Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
48 Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial. 

 
 

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...