viernes, 3 de noviembre de 2017

Deuteronomio 19-21

Deuteronomio 19
1 Cuando Yahveh tu Dios haya exterminado a las naciones cuya tierra te va a dar Yahveh tu Dios, cuando las hayas desalojado y habites en sus ciudades y sus casas,
2 te reservarás tres ciudades en medio de la tierra que Yahveh tu Dios te da en posesión.
3 Tendrás franco el camino de acceso a ellas, y dividirás en tres partes el territorio del país que Yahveh tu Dios te da en posesión: esto para que todo homicida pueda huir allá.
4 Este es el caso del homicida que puede salvar su vida huyendo allá. El que mate a su prójimo sin querer, sin haberle odiado antes
5 (por ejemplo, si va al bosque con su prójimo a cortar leña y, al blandir su mano el hacha para tirar el árbol, se sale el hierro del mango y va a herir mortalmente a su prójimo), éste puede huir a una de esas ciudades y salvar su vida:
6 no sea que el vengador de sangre, cuando su corazón arde de ira, persiga al asesino, le dé alcance por ser largo el camino, y le hiera de muerte, siendo así que éste no es reo de muerte, puesto que no odiaba anteriormente al otro.
7 Por eso te doy yo esta orden: «Te reservarás tres ciudades»;
8 y si Yahveh tu Dios dilata tu territorio, como juró a tus padres, y te da toda la tierra que prometió dar a tus padres. -
9 a condición de que guardes y practiques todos los mandamientos que yo te prescribo hoy, amando a Yahveh tu Dios y siguiendo siempre sus caminos -, a estas tres ciudades añadirás otras tres.
10 Así no se derramará sangre inocente en medio de la tierra que Yahveh tu Dios te da en herencia, y no habrá sangre sobre ti.
11 Pero si un hombre odia a su prójimo y le tiende una emboscada, se lanza sobre él, le hiere mortalmente y aquél muere, y luego huye a una de estas ciudades,
12 los ancianos de su ciudad mandarán a prenderle allí, y le entregarán en manos del vengador de sangre, para que muera.
13 No tendrá tu ojo piedad de él. Harás desaparecer de Israel todo derramamiento de sangre inocente, y así te irá bien.
14 No desplazarás los mojones de tu prójimo, puestos por los antepasados, en la heredad recibida en la tierra que Yahveh tu Dios te da en posesión.
15 Un solo testigo no es suficiente para convencer a un hombre de cualquier culpa o delito; sea cual fuere el delito  que haya cometido, sólo por declaración de dos o tres testigos será firme la causa.
16 Si un testigo injusto se levanta contra un hombre para acusarle de transgresión,
17 los dos hombres que por ello tienen pleito comparecerán en presencia de Yahveh, ante los sacerdotes y los jueces  que estén entonces en funciones.
18 Los jueces indagarán minuciosamente, y si resulta que el testigo es un testigo falso, que ha acusado falsamente  a su hermano,
19 haréis con él lo que él pretendía hacer con su hermano. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti.
20 Los demás, al saberlo, temerán y no volverán a cometer una maldad semejante en medio de ti.
21 No tendrá piedad tu ojo. Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
 
Deuteronomio 20
1 Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y veas caballos, carros y un pueblo más numeroso que tú, no les tengas miedo; porque está contigo Yahveh tu Dios, el que te sacó del país de Egipto.
2 Cuando estéis para entablar combate, el sacerdote se adelantará y hablará al pueblo.
3 Les dirá: «Escucha, Israel; hoy vais a entablar combate con vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no tengáis miedo ni os turbéis, ni tembléis ante ellos,
4 porque Yahveh vuestro Dios marcha con vosotros para pelear en favor vuestro contra vuestros enemigos y salvaros.»
5 Luego los escribas hablarán al pueblo y dirán: «¿Quién ha edificado una casa nueva y no la ha estrenado todavía? Váyase y vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y la estrene otro hombre.
6 «¿Quién ha plantado una viña y todavía no la ha disfrutado? Váyase y vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y la disfrute otro.
7 «¿Quién se ha desposado con una mujer y no se ha casado aún con ella? Váyase y vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y se case con ella otro hombre.»
8 Los escribas dirán además al pueblo: «¿Quién tiene miedo y siente enflaquecer su ánimo? Váyase y vuelva a su casa, para que no desanime el corazón de sus hermanos como lo está el suyo.»
9 En cuanto los escribas hayan acabado de hablar al pueblo, se pondrán al frente de él jefes de tropa.
10 Cuando te acerques a una ciudad para combatir contra ella, le propondrás la paz.
11 Si ella te responde con la paz y te abre sus puertas, todo el pueblo que se encuentre en ella te deberá tributo  y te servirá.
12 Pero si no hace la paz contigo y te declara la guerra, la sitiarás.
13 Yahveh tu Dios la entregará en tus manos, y pasarás a filo de espada a todos sus varones;
14 las mujeres, los niños, el ganado, todo lo que haya en la ciudad, todos sus despojos, lo tomarás como botín. Comerás los despojos de los enemigos que Yahveh tu Dios te haya entregado.
15 Así has de tratar a las ciudades muy alejadas de ti, que no forman parte de estas naciones.
16 En cuanto a las ciudades de estos pueblos que Yahveh tu Dios te da en herencia, no dejarás nada con vida,
17 sino que las consagrarás al anatema: a hititas, amorreos, cananeos, perizitas, jivitas, y jebuseos, como te ha mandado Yahveh tu Dios,
18 para que no os enseñen a imitar todas esas abominaciones que ellos hacían en honor de sus dioses: ¡pecaríais contra Yahveh vuestro Dios!
19 Si, al atacar una ciudad, tienes que sitiarla mucho tiempo para tomarla, no destruirás su arbolado metiendo en él el hacha; te alimentarás de él sin talarlo. ¿Son acaso hombres los árboles del campo para que los trates  como a sitiados?
20 Sin embargo podrás destruir y cortar los árboles que sabes que no son frutales, y hacer con ellos obras de asedio  contra esa ciudad que está en guerra contigo, hasta que caiga.
 
Deuteronomio 21
1 Si en el suelo que Yahveh tu Dios te da en posesión se descubre un hombre muerto, tendido en el campo, sin que se sepa quién lo mató,
2 tus ancianos y tus escribas irán a medir la distancia entre la víctima y las ciudades de alrededor.
3 Los ancianos de la ciudad que resulte más próxima al muerto, tomarán una becerra a la que no se le haya hecho todavía trabajar ni llevar el yugo.
4 Los ancianos de esa ciudad bajarán la becerra a un torrente de agua perenne, donde no se haya arado ni se siembre, y allí, en el torrente, romperán la nuca de la becerra.
5 Se adelantarán entonces los sacerdotes hijos de Leví; porque a ellos ha elegido Yahveh tu Dios para estar a su  servicio y para dar la bendición en el nombre de Yahveh, y a su decisión corresponde resolver todo litigio  y toda causa de lesiones.
6 Todos los ancianos de la ciudad mas próxima al hombre muerto se lavarán las manos en el torrente, sobre la becerra desnucada.
7 Y pronunciarán estas palabras: «Nuestras manos no han derramado esa sangre y nuestros ojos no han visto nada.
8 Cubre a Israel tu pueblo, tú Yahveh que lo rescataste, y no dejes que se derrame sangre inocente en medio de tu pueblo Israel.» Así  quedarán a cubierto de esa sangre,
9 y tú habrás quitado de en medio de ti la sangre inocente, haciendo lo que es justo a los ojos de Yahveh.
10 Cuando vayas a la guerra contra tus enemigos, y Yahveh tu Dios los entregue en tus manos y te lleves sus cautivos,
11 si ves entre ellos una mujer hermosa, te prendas de ella y quieres tomarla por mujer,
12 la llevarás a tu casa. Ella se rapará la cabeza y se hará las uñas,
13 se quitará su vestido de cautiva y quedará en tu casa llorando a su padre y a su madre un mes entero. Después de esto podrás llegarte a ella, y serás su marido y ella será tu mujer.
14 Si más tarde resulta que ya no la quieres, la dejarás marchar en libertad, y no podrás venderla por dinero, ni hacerla tu esclava, por cuanto la has humillado.
15 Si un hombre tiene dos mujeres a una de las cuales ama y a la otra no, y tanto la mujer amada como la otra le dan  hijos, si resulta que el primogénito es de la mujer a quien no ama,
16 el día que reparta la herencia entre sus hijos no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la mujer que ama, en perjuicio del hijo de la mujer que no ama, que es el primogénito.
17 Sino que reconocerá como primogénito al hijo de ésta, dándole una parte doble de todo lo que posee: porque este hijo, primicias de su vigor, tiene derecho de primogenitura.
18 Si un hombre tiene un hijo rebelde y díscolo, que no escucha la voz de su padre ni la voz de su madre, y que, castigado por ellos, no por eso les escucha,
19 su padre y su madre le agarrarán y le llevarán afuera donde los ancianos de su ciudad, a la puerta del lugar.
20 Dirán a los ancianos de su ciudad: «Este hijo nuestro es rebelde y díscolo, y no nos escucha, es un libertino y un borracho.»
21 Y todos los hombres de su ciudad le apedrearán hasta que muera. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti, y todo Israel, al saberlo, temerá.
22 Si un hombre, reo de delito capital, ha sido ejecutado y le has colgado de un árbol,
23 no dejarás que su cadáver pase la noche en el árbol; lo enterrarás el mismo día, porque un colgado es una maldición de Dios. Así no harás impuro el suelo que Yahveh tu Dios te da en herencia.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...