lunes, 19 de febrero de 2018

1 Macabeos 13-16; Romanos 5

I Macabeos  13
 1 Supo Simón que había juntado Trifón un ejército numeroso para ir a devastar el país de Judá.
 2 Viendo al pueblo espantado y medroso, subió a Jerusalén, reunió al pueblo
 3 y le exhortó diciendo: «Vosotros sabéis todo lo que hemos hecho mis hermanos, la casa de mi padre y yo por la Ley y el Lugar Santo, y las guerras y tribulaciones que hemos sufrido.
 4 Por esta causa, por Israel, han muerto mis hermanos todos y he quedado yo solo.
 5 Lejos de mí ahora mirar por salvar mi vida en cualquier tiempo de angustia, que no soy yo mejor que mis hermanos;

 6 sino que vengaré a mi nación, al Lugar Santo y a vuestras mujeres e hijos, puesto que, impulsados por el odio, se han unido todos los gentiles para aniquilarnos.»
 7 Al oír estas palabras, se enardecieron los ánimos del pueblo
 8 y respondieron en alta voz diciendo: «Tú eres nuestro guía en lugar de Judas y de tu hermano Jonatán;
 9 toma la dirección de nuestra guerra y haremos cuanto nos mandes».
 10 Reunió entonces Simón a todos los hombres aptos para la guerra y se dio prisa en acabar las murallas de Jerusalén  hasta que la fortificó en todo su contorno.

 11 Envió a Jonatán, hijo de Absalón, a Joppe con un importante destacamento, el cual expulsó a los que en la ciudad estaban y se estableció en ella.
 12 Partió Trifón de Tolemaida con un ejercito numeroso para entrar en el país de Judá llevando consigo prisionero a Jonatán.
 13 Simón puso su campamento en Jadidá, frente a la llanura.
 14 Al enterarse Trifón de que Simón había sucedido en el mando a su hermano Jonatán y que estaba preparado para entrar  con él en batalla, le envió mensajeros diciéndole:

 15 «Tenemos detenido a tu hermano Jonatán por las deudas contraídas con el tesoro real en el desempeño de su cargo.
 16 Envíanos, pues, cien talentos de plata y a dos de sus hijos como rehenes, no sea que una vez libre se rebele contra nosotros. Entonces le soltaremos.»
 17 Simón, aunque se dio cuenta de que le hablaban con falsedad, envió a buscar el dinero y los niños para no provocar  contra sí una gran enemistad del pueblo que diría:
 18 «Porque no envié yo el dinero y los niños, ha muerto Jonatán.»

 19 Envió, pues, los niños y los cien talentos, pero Trifón faltó a su palabra y no soltó a Jonatán.
 20 Después de esto, se puso Trifón en marcha para invadir la región y devastarla. Dio un rodeo por el camino de Adorá, mientras Simón y su ejército obstaculizaban su marcha dondequiera que iba.
 21 Los de la Ciudadela enviaron a Trifón legados dándole prisa a que viniese donde ellos a través del desierto y les  enviase víveres.
 22 Preparó Trifón toda su caballería para ir, pero aquella noche cayó tal cantidad de nieve que le impidió acudir allá. Partió de allí y se fue a la región de Galaad.

 23 Cuando se encontraba cerca de Bascamá, hizo matar a Jonatán, que fue enterrado allí.
 24 Luego dio Trifón la vuelta y se marchó a su país.
 25 Envió Simón a recoger los huesos de su hermano Jonatán y le dio sepultura en Modín, ciudad de sus padres.
 26 Todo Israel hizo gran duelo por él y le lloró muchos días.
 27 Simón construyó sobre el sepulcro de su padre y sus hermanos un mausoleo alto, que pudiera verse, de piedras pulidas por delante y por detrás.

 28 Levantó siete pirámides, una frente a otra, dedicadas a su padre, a su madre y a sus cuatro hermanos.
 29 Levantó alrededor de ellas grandes columnas y sobre las columnas hizo panoplias para recuerdo eterno. Al lado de las panoplias esculpió unas naves que pudieran ser contempladas por todos los que navegaran por el mar.
 30 Tal fue el mausoleo que construyó en Modín y que subsiste en nuestros días.
 31 Trifón, procediendo insidiosamente con el joven rey Antíoco, le dio muerte.

 32 Ocupó el reino en su lugar, se ciñó la diadema de Asia y causó grandes estragos en el país.
 33 Simón, por su parte, reconstruyó las fortalezas de Judea, las rodeó de altas torres y grandes murallas con puertas  y cerrojos, y almacenó víveres en ellas.
 34 Además escogió Simón hombres que envió al rey Demetrio intentando conseguir una remisión para la región, dado que  toda la actividad de Trifón había sido un continuo robo.
 35 El rey Demetrio contestó a su petición y le escribió la siguiente carta:

 36 «El rey Demetrio saluda a Simón, sumo sacerdote y amigo de reyes, a los ancianos y a la nación de los judíos.
 37 Hemos recibido la corona de oro y la palma que nos habéis enviado y estamos dispuestos a concertar con vosotros una paz completa y a escribir a los funcionarios que os concedan la remisión de las deudas.
 38 Cuanto hemos decidido sobre vosotros, quede firme y sean vuestras las fortalezas que habéis construido.
 39 Os perdonamos los errores y delitos cometidos hasta el día de hoy y la corona que nos debéis. Si algún otro tributo  se percibía en Jerusalén, ya no se exija.

 40 Y si algunos de vosotros son aptos para alistarse en nuestra guardia, alístense y haya paz entre nosotros.»
 41 El año 170 quedó Israel libre del yugo de los gentiles
 42 y el pueblo comenzó a escribir en las actas y contratos: «En el año primero de Simón, gran sumo sacerdote, estratega y hegumeno de los judíos.
 43 Por aquellos días puso cerco Simón a Gázara y la rodeó con sus tropas. Construyó una torre móvil que acercó a la  ciudad y abriendo brecha en un baluarte, lo tomó.

 44 Saltaron los de la torre a la ciudad y se produjo en ella gran agitación.
 45 Los habitantes, rasgados los vestidos, subieron a la muralla con sus mujeres e hijos y pidieron a grandes gritos a Simón que les diese la mano.
 46 «No nos trates, le decían, según nuestras maldades, sino según tu misericordia.»
 47 Simón se reconcilió con ellos y no les atacó, pero les echó de la ciudad y mandó purificar las casas en que había  ídolos. Entonces entró en ella con himnos y bendiciones.

 48 Echó de ella toda impureza, estableció en ella hombres observantes de la Ley, la fortificó y se construyó en ella  para sí una residencia.
 49 Los de la Ciudadela de Jerusalén se veían imposibilitados de entrar y salir por la región, de comprar y de vender. Sufrían grave escasez y bastantes de ellos habían perecido de hambre.
 50 Clamaron a Simón que hiciera con ellos la paz y Simón se lo concedió. Les echó de allí y purificó de inmundicias la Ciudadela.
 51 Entraron en ella el día veintitrés del segundo mes del año 171 con aclamaciones y ramos de palma, con liras, címbalos y arpas, con himnos y cantos, porque un gran enemigo había sido vencido y expulsado de Israel.

 52 Simón dispuso que este día se celebrara con júbilo cada año. Fortificó el monte del Templo que está al lado de la Ciudadela y habitó allí con los suyos.
 53 Y viendo Simón que su hijo Juan era todo un hombre, le nombró jefe de todas las fuerzas con residencia en Gázara.


  


I Macabeos  14
 1 El año 172 juntó el rey Demetrio su ejército y partió para Media para procurarse ayuda con que combatir a Trifón.
 2 Pero al enterarse Arsaces, rey de Persia y Media, de que Demetrio había entrado en su término, mandó a uno de sus generales para capturarle vivo.
 3 Partió éste y derrotó al ejército de Demetrio, le hizo prisionero y le llevó ante Arsaces que le puso en prisión.
 4 El país de Judá gozó de paz durante todos los días de Simón. El procuró el bien a su nación, les fue grato su gobierno y su gloria en todo tiempo.

 5 Además de toda su gloria, tomó a Joppe como puerto y se abrió paso a las islas del mar.
 6 Ensanchó las fronteras de su nación, se hizo dueño del país,
 7 y repatrió numerosos cautivos. Tomó Gázara, Bet Sur y la Ciudadela, la limpió de sus impurezas y no hubo quien le resistiera.
 8 Cultivaban en paz sus tierras; la tierra daba sus cosechas y los árboles del llano sus frutos.
 9 Los ancianos se sentaban en las plazas, todos conversaban sobre el bienestar y los jóvenes vestían galas y armadura.

 10 Procuró bastimentos a las ciudades, las protegió con fortificaciones hasta llegar la fama de su gloria a los confines de la tierra.
 11 Estableció la paz en el país y gozó Israel de gran alegría.
 12 Se sentaba cada cual bajo su parra y su higuera y no había nadie que les inquietara.
 13 No quedó en el país quien les combatiera y fueron derrotados los reyes en aquellos días.
 14 Dio apoyo a los humildes de su pueblo hizo desaparecer a todo impío y malvado. Observó fielmente la Ley,

 15 dio gloria al Lugar Santo y multiplicó su ajuar.
 16 Cuando llegó a Roma y hasta Esparta la noticia de la muerte de Jonatán, lo sintieron mucho;
 17 pero cuando supieron que su hermano Simón le había sucedido en el sumo sacerdocio y había tomado el mando del país  y sus ciudades,
 18 le escribieron en planchas de bronce para renovar con él la amistad y la alianza que habían establecido con sus  hermanos Judas y Jonatán.
 19 Se leyeron en Jerusalén ante la asamblea.

 20 Esta es la copia de la carta enviada por los espartanos: «Los magistrados y la ciudad de los espartanos saludan al sumo sacerdote Simón, a los ancianos, a los sacerdotes  y al resto del pueblo de los judíos, nuestros hermanos.
 21 Los embajadores enviados a nuestro pueblo nos han informado de vuestra gloria y honor y nos hemos alegrado con su venida.
 22 Hemos registrado sus declaraciones entre las decisiones del pueblo en estos términos: Numenio, hijo de Antíoco, y Antípatros, hijo de Jasón, embajadores de los judíos, se nos han presentado para renovar la amistad con nosotros.

 23 Ha sido del agrado del pueblo recibir con honor a estos personajes y depositar la copia de sus discursos en los  archivos públicos para que el pueblo espartano conserve su recuerdo. Se ha sacado una copia de esto para el sumo sacerdote Simón.»
 24 Después, envió Simón a Roma a Numenio con un gran escudo de oro de mil minas de peso para confirmar la alianza con ellos.
 25 Cuando estos hechos llegaron a conocimiento del pueblo, dijeron: «¿Cómo mostraremos nuestro reconocimiento a Simón y a sus hijos?

 26 Porque se ha mostrado valiente, tanto él como sus hermanos y la casa de su padre, ha combatido y rechazado a los  enemigos de Israel y le ha conseguido su libertad.» Grabaron una inscripción en planchas de bronce y las fijaron  en estelas en el monte Sión.
 27 Esta es la copia de la inscripción: «El dieciocho de Elul del año 172, año tercero del gran sumo sacerdote Simón, en Asaramel,
 28 en la gran asamblea de los sacerdotes, del pueblo, de los príncipes de la nación y de los ancianos del país, se  nos hizo saber lo siguiente:

 29 «En los muchos combates que se dieron en nuestra región, Simón hijo de Matatías, sacerdote descendiente de los  hijos de Yehoyarib, y sus hermanos se expusieron al peligro, hicieron frente a los enemigos de su nación para mantener en pie su Lugar Santo y la Ley y alcanzaron inmensa gloria para su nación.
 30 Jonatán realizó la unidad de la nación y llegó a ser sumo sacerdote suyo hasta que fue a reunirse con su pueblo.
 31 Quisieron los enemigos de los judíos invadir el país para devastarlo y llevar su mano contra el Lugar Santo.

 32 Pero entonces se levantó Simón para combatir por su nación y gastó mucha hacienda propia en armar las tropas de su nación y pagarles la soldada.
 33 Fortificó las ciudades de Judea y Bet Sur, ciudad fronteriza de Judea, donde se encontraban antes las armas de los enemigos, y puso en ella una guarnición de guerreros judíos.
 34 Fortificó Joppe, situada junto al mar, y Gázara, en los límites de Azoto, donde habitaban anteriormente los enemigos, y estableció en ella una población judía a la que proveyó de todo lo necesario para su sustento.

 35 Viendo el pueblo la fidelidad de Simón y la gloria que procuraba alcanzar para su nación, le nombró su hegumeno  y sumo sacerdote por todos los servicios que había prestado, por la justicia y fidelidad que había guardado a su nación y por sus esfuerzos de toda clase por exaltar a su pueblo.
 36 En sus días se consiguió felizmente por su medio exterminar a los gentiles de su país y a los que se encontraban en la Ciudad de David, en Jerusalén, donde se habían hecho una Ciudadela desde la que hacían salidas  y mancillaban los alrededores del Lugar Santo causando graves ultrajes a su santidad.

 37 Estableció en ella guerreros judíos, la fortificó para defensa de la región y de la ciudad y dio mayor altura a  las murallas de Jerusalén.
 38 En consecuencia, el rey Demetrio le concedió el sumo sacerdocio,
 39 le contó en el número de sus amigos y le colmó de honores,
 40 pues había sabido que los romanos llamaban a los judíos amigos, aliados y hermanos, que habían recibido con honor  a los embajadores de Simón
 41 y que a los judíos y a los sacerdotes les había parecido bien que fuese Simón su hegumeno y sumo sacerdote para  siempre hasta que apareciera un profeta digno de fe,

 42 y también que fuese su estratega, que estuviese a su cuidado designar los encargados de las obras del Lugar Santo, de la administración del país, de los armamentos y de las plazas fuertes
 43 (que estuviese a su cuidado el Lugar Santo), que todos le obedeciesen, que se redactasen en su nombre todos los  documentos en el país, que vistiese de púrpura y llevase adornos de oro.
 44 A nadie del pueblo ni de los sacerdotes le estará permitido rechazar ninguna de estas disposiciones, ni contradecir  sus órdenes, ni convocar en el país asambleas sin contar con él, ni vestir de púrpura, ni llevar fíbula de oro.

 45 Todo aquel que obre contrariamente a estas decisiones o anule alguna de ellas, será reo.
 46 El pueblo entero estuvo de acuerdo en conceder a Simón el derecho de obrar conforme a estas disposiciones,
 47 y Simón aceptó y le pareció bien ejercer el sumo sacerdocio, ser estratega y etnarca de los judíos y sacerdotes y estar al frente de todos.»
 48 Decretaron que este documento se grabase en planchas de bronce, que se fijasen estas en el recinto del Lugar Santo, en lugar visible,

 49 y que se archivasen copias en el Tesoro a disposición de Simón y de sus hijos.


  


I Macabeos  15
 1 Envió Antíoco, hijo del rey Demetrio, desde las islas del mar una carta a Simón, sacerdote y etnarca de los judíos, y a toda la nación,
 2 redactada en los siguientes términos: «El rey Antíoco saluda a Simón, sumo sacerdote y etnarca, y a la nación de los judíos.
 3 Puesto que una peste de hombres ha venido a apoderarse del reino de nuestros padres, y he resuelto reivindicar mis derechos sobre él y restablecerlo como anteriormente estaba, y he reclutado fuerzas considerables y equipado navíos de guerra,

 4 y quiero desembarcar en el país para encontrarme con los que lo han arruinado y han devastado muchas ciudades de mi reino,
 5 ratifico ahora en tu favor todas las exenciones que te concedieron los reyes anteriores a mí y cuantas dispensas  de otras donaciones te otorgaron.
 6 Te autorizo a acuñar moneda propia de curso legal en tu país.
 7 Jerusalén y el Lugar Santo sean libres. Todas las armas que has fabricado y las fortalezas que has contruido y  ocupas, queden en tu poder.

 8 Cuanto debes al tesoro real y cuanto en el futuro dejes a deber, te sea perdonado desde ahora para siempre.
 9 Y cuando hayamos ocupado nuestro reino, te honraremos a ti, a tu nación y al santuario con tales honores que vuestra  gloria será conocida en toda la tierra.»
 10 El año 174 partió Antíoco para el país de sus padres y todas las tropas se pasaron a él de modo que pocos quedaron  con Trifón.
 11 Antíoco se lanzó en su persecución y Trifón se refugió en Dora a orillas del mar,

 12 porque veía que las desgracias se abatían sobre él y se encontraba abandonado de sus tropas.
 13 Antíoco puso cerco a Dora con los 120.000 combatientes y los 8.000 jinetes que consigo tenía.
 14 Bloqueó la ciudad, y de la parte del mar se acercaron las naves, de modo que estrechó a la ciudad por tierra y por mar sin dejar que nadie entrase o saliese.
 15 Entre tanto, regresaron de Roma Numenio y sus acompañantes trayendo cartas para los reyes y países, escritas de este modo:

 16 «Lucio, cónsul de los romanos, saluda al rey Tolomeo.
 17 Han venido a nosotros, en calidad de amigos y aliados nuestros, los embajadores de los judíos para renovar nuestra antigua amistad y alianza, enviados por el sumo sacerdote Simón y por el pueblo de los judíos,
 18 y nos han traído un escudo de oro de mil minas.
 19 Nos ha parecido bien, en consecuencia, escribir a los reyes y países que no intenten causarles mal alguno, ni les  ataquen a ellos ni a sus ciudades ni a su país, y que no presten su apoyo a los que los ataquen.

 20 Hemos decidido aceptar de ellos el escudo.
 21 Si, pues, individuos perniciosos huyen de su país y se refugian en el vuestro, entregadlos al sumo sacerdote Simón para que los castigue según su ley.»
 22 Cartas iguales fueron remitidas al rey Demetrio, a Atalo, a Ariarates, a Arsaces
 23 y a todos los países: a Sámpsamo, a los espartanos, a Delos, a Mindos, a Sición, a Caria, a Samos, a Panfilia, a Licia, a Halicarnaso, a Rodas, a Fasélida, a Cos, a Side, a Arados, a Gortina, a Cnido, a Chipre y a Cirene.

 24 Redactaron además una copia de esta carta para el sumo sacerdote Simón.
 25 El rey Antíoco, pues, tenía puesto cerco a Dora en los arrabales, lanzaba sin tregua sus tropas contra la ciudad  y construía ingenios de guerra. Tenía bloqueado a Trifón y nadie podía entrar ni salir.
 26 Simón le envió 2.000 hombres escogidos para ayudarle en la lucha, además de plata, oro y abundante material.
 27 Pero no quiso recibir el envío; antes bien rescindió cuanto había convenido anteriormente con Simón y se mostró hostil con él.

 28 Envió donde él a Atenobio, uno de sus amigos, a entrevistarse con él y decirle: «Vosotros ocupáis Joppe, Gázara y la Ciudadela de Jerusalén, ciudades de mi reino.
 29 Habéis devastado sus territorios, causado graves daños en el país y os habéis adueñado de muchas localidades de mi reino.
 30 Devolved, pues, ahora las ciudades que habéis tomado y los impuestos de las localidades de que os habéis adueñado  fuera de los límites de Judea.
 31 O bien, pagad en compensación quinientos talentos de plata y otros quinientos talentos por los estragos que habéis  causado y por los impuestos de las ciudades. De lo contrario iremos y os haremos la guerra.»

 32 Llegó, pues, Atenobio, el amigo del rey, a Jerusalén y al ver la magnificencia de Simón, su aparador con vajilla de oro y plata y todo el esplendor que le rodeaba, quedó asombrado. Le comunicó el mensaje del rey
 33 y Simón le respondió con estas palabras: «Ni nos hemos apoderado de tierras ajenas ni nos hemos apropiado bienes de otros, sino de la heredad de nuestros padres. Por algún tiempo la poseyeron injustamente nuestros enemigos
 34 y nosotros, aprovechando una ocasión favorable, hemos recuperado la heredad de nuestros padres.

 35 En cuanto a Joppe y Gázara que nos reclamas, esas ciudades causaban graves daños al pueblo y asolaban nuestro país. Por ellas daremos cien talentos.» No respondió palabra Atenobio,
 36 sino que se volvió furioso donde el rey y le refirió la respuesta, la magnificencia de Simón y todo lo que había  visto. El rey montó en violenta cólera.
 37 Trifón, embarcado en una nave, huyó a Ortosia.
 38 Entonces el rey nombró a Cendebeo epistratega de la Zona Marítima y le entregó tropas de infantería y de caballería,

 39 con la orden de acampar frente a Judea, construir Cedrón, fortificar sus puertas y combatir contra el pueblo. El rey partió en seguimiento de Trifón.
 40 Cendebeo llegó a Yamnia y comenzó a hostigar al pueblo, efectuar incursiones por Judea, capturar prisioneros y  matar.
 41 Reconstruyó Cedrón donde alojó caballería y tropas para recorrer en salidas los caminos de Judea como se lo tenía  ordenado el rey.


  


I Macabeos  16
 1 Subió Juan de Gázara y comunicó a su padre Simón las actividades de Cendebeo.
 2 Simón llamó entonces a sus dos hijos mayores, Judas y Juan, y les dijo: «Mis hermanos y yo y la casa de mi padre  hemos combatido a los enemigos de Israel desde nuestra juventud hasta el día de hoy y llevamos muchas veces a feliz término la liberación de Israel;
 3 pero ahora ya estoy viejo mientras que vosotros, por la misericordia del Cielo, estáis en buena edad. Ocupad, pues, mi puesto y el de mi hermano, salid a combatir por nuestra nación y que el auxilio del Cielo sea con vosotros.»

 4 Escogió luego en el país 20.000 combatientes y jinetes que partieron contra Cendebeo y pasaron la noche en Modín.
 5 Al levantarse de mañana, avanzaron hacia la llanura y he aquí que un ejército numeroso, infantería y caballería, venía a su encuentro. Un torrente se interponía entre ellos.
 6 Juan con sus tropas tomó posiciones frente al enemigo y advirtiendo que sus tropas tenían miedo de pasar el torrente, lo pasó él el primero, y sus hombres, al verle, pasaron detrás de él.

 7 Dividió su ejército (en dos cuerpos) y puso a los jinetes en medio de los de a pie, pues la caballería de los contrarios era muy numerosa.
 8 Tocaron las trompetas y Cendebeo y su ejército salieron derrotados. Muchos de ellos cayeron heridos de muerte y los que quedaron huyeron en dirección a la fortaleza.
 9 Entonces cayó herido Judas, el hermano de Juan. Pero Juan los persiguió hasta que Cendebeo entró en Cedrón que él había construido.
 10 Fueron también a refugiarse en las torres que hay por los campos de Azoto y Juan le prendió fuego. Unos 2.000 de ellos sucumbieron y Juan regresó en paz a Judea.

 11 Tolomeo, hijo de Abubos, había sido nombrado estratega de la llanura de Jericó y poseía mucha plata y oro,
 12 pues era yerno del sumo sacerdote.
 13 Su corazón se ensoberbeció tanto que aspiró a apoderarse del país, para lo cual tramaba quitar a traición la vida  a Simón y a sus hijos.
 14 Yendo Simón de inspección por las ciudades del país preocupándose de su administración, bajó con sus hijos, Matatías y Judas, a Jericó. Era el año 177 en el undécimo mes que es el mes de Sebat.

 15 El hijo de Abubos los recibió traidoramente en una pequeña fortaleza llamada Dok que él había construido, les dio  un gran banquete y ocultó allí hombres.
 16 Cuando Simón y sus hijos estuvieron bebidos, se levantó Tolomeo con los suyos, tomaron sus armas y lanzándose sobre Simón en la sala del banquete, le mataron a él, a sus dos hijos y a algunos de sus servidores.
 17 Cometió de esta manera una gran alevosía y devolvió mal por bien.
 18 Luego escribió Tolemeo al rey contándole lo ocurrido y pidiéndole que le enviara tropas en su auxilio para entregarle el país y sus ciudades.

 19 Envió otros a Gázara para quitar de en medio a Juan. Escribió a los quiliarcos invitándoles a venir donde él para darles plata, oro y otras dádivas.
 20 Envió otros que se apoderasen de Jerusalén y del monte del santuario.
 21 Pero adelantándose uno, anunció a Juan en Gázara que su padre y sus hermanos había perecido y añadió: «Ha enviado  gente a matarte a ti también.»
 22 Al oír estas noticias quedó profundamente afectado, prendió a los hombres que venían a matarle y les dio muerte, pues sabía que pretendían asesinarle.

 23 Las restantes actividades de Juan, sus guerras, las proezas que llevó a cabo, las murallas que levantó y otras  empresas suyas
 24 están escritas en el libro de los Anales de su pontificado a partir del día en que fue nombrado sumo sacerdote como sucesor de su padre.

Romanos 5
1 Habiendo, pues, recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo,
2 por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
3 Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación  engendra la paciencia;
4 la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza,
5 y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.
6 En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; -
7 en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir -;
8 mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.
9 ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera!
10 Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida!
11 Y no solamente eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.
12 Por tanto, como por un solo hombre = entró el pecado en el mundo = y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;
13 - porque, hasta la ley, había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa no habiendo ley;
14 con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir...
15 Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo murieron todos ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre todos!
16 Y no sucede con el don como con las consecuencias del pecado de uno solo; porque la sentencia, partiendo de uno  solo, lleva a la condenación, mas la obra de la gracia, partiendo de muchos delitos, se resuelve en justificación.
17 En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por un solo, por Jesucristo!
18 Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la justificación que da la vida.
19 En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos.
20 La ley, en verdad, intervino para que abundara el delito; pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia;
21 así, la mismo que el pecado reinó en la muerte, así también reinaría la gracia en virtud de la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...