sábado, 17 de febrero de 2018

1 Macabeos 7-9; Romanos 3

I Macabeos 7
 1 El año 151, Demetrio, hijo de Seleuco, salió de Roma y, con unos pocos hombres, arribó a una ciudad marítima donde se proclamó rey.
 2 Cuando se disponía a entrar en la residencia real de sus padres, el ejército apresó a Antíoco y a Lisias para llevarlos a su presencia.
 3 Al saberlo, dijo: «No quiero ver sus caras.»
 4 El ejército los mató y Demetrio se sentó en su trono real.
 5 Entonces todos los hombres sin ley e impíos de Israel acudieron a él, con Alcimo al frente, que pretendía el sumo sacerdocio.

 6 Ya en su presencia, acusaron al pueblo diciendo: «Judas y sus hermanos han hecho perecer a todos tus amigos y a  nosotros nos han expulsado de nuestro país.
 7 Envía, pues, ahora una persona de tu confianza, que vaya y vea los estragos que en nosotros y en la provincia del rey han causado, y los castigue a ellos y a todos los que les apoyan.»
 8 El rey eligió a Báquides, uno de los amigos del rey, gobernador de Transeufratina, grande en el reino y fiel al rey.

 9 Le envió con el impío Alcimo, a quien concedió el sacerdocio, a tomar venganza de los israelitas.
 10 Partieron con un ejército numeroso y en llegando a la tierra de Judá, enviaron mensajeros a Judas y sus hermanos con falsas proposiciones de paz.
 11 Pero éstos no hicieron caso de sus palabras, porque vieron que habían venido con un ejército numeroso.
 12 No obstante, un grupo de escribas se reunió con Alcimo y Báquides, tratando de encontrar una solución justa.

 13 Los asideos eran los primeros entre los israelitas en pedirles la paz,
 14 pues decían: «Un sacerdote del linaje de Aarón ha venido con el ejército: no nos hará ningún mal.»
 15 Habló con ellos amistosamente y les aseguró bajo juramento: «No intentaremos haceros mal ni a vosotros ni a vuestros  amigos.»
 16 Le creyeron, pero él prendió a sesenta de ellos y les hizo morir en un mismo día, según la palabra que estaba escrita:
 17 = «Esparcieron la carne y la sangre de tus santos en torno a Jerusalén y no hubo quien les diese sepultura.» =

 18 Con esto, el miedo hacia ellos y el espanto se apoderó del pueblo, que decía: «No hay en ellos verdad ni justicia, pues han violado el pacto y el juramento que habían jurado.»
 19 Báquides partió de Jerusalén y acampó en Bet Zet. De allí mandó a prender a muchos que habían desertado donde él y a algunos del pueblo, los mató y los arrojó en el pozo grande.
 20 Luego puso la provincia en manos de Alcimo, dejó con él tropas que le sostuvieran y se marchó adonde el rey.

 21 Alcimo luchó por el sumo sacerdocio.
 22 Se le unieron todos los perturbadores del pueblo, se hicieron dueños de la tierra de Judá y causaron graves males  a Israel.
 23 Viendo Judas todo el daño que Alcimo y los suyos hacían a los hijos de Israel, mayor que el que habían causado  los gentiles,
 24 salió a recorrer todo el territorio de Judea para tomar venganza de los desertores y no dejarles andar por la región.
 25 Al ver Alcimo que Judas y los suyos cobraban fuerza y que él no podía resistirles, se volvió donde el rey y les acusó de graves delitos.

 26 El rey envió a Nicanor, uno de sus generales más distinguidos y enemigo declarado de Israel, y le mandó exterminar al pueblo.
 27 Nicanor llegó a Jerusalén con un ejército numeroso y envió a Judas y sus hermanos un insidioso mensaje de paz diciéndoles:
 28 «No haya lucha entre vosotros y yo; iré a veros amistosamente con una pequeña escolta.»
 29 Fue pues, donde Judas y ambos se saludaron amistosamente, pero los enemigos estaban preparados para raptar a Judas.

 30 Al conocer que había venido a él con engaños, se atemorizó Judas y no quiso verle más.
 31 Viendo descubiertos sus planes, Nicanor salió a enfrentarse con Judas cerca de Cafarsalamá.
 32 Cayeron unos quinientos hombres del ejército de Nicanor y los demás huyeron a la Ciudad de David.
 33 Después de estos sucesos, subió Nicanor al monte Sión. Salieron del Lugar Santo sacerdotes y ancianos del pueblo  para saludarle amistosamente y mostrarle el holocausto que se ofrecía por el rey.

 34 Pero él se burló de ellos, les escarneció, les mancilló y habló insolentemente.
 35 Colérico, les dijo con juramento: «Si esta vez no se me entrega Judas y su ejército en mis manos, cuando vuelva, hecha la paz, prenderé fuego a esta Casa.» Y salió lleno de furor.
 36 Entraron los sacerdotes y, de pie ante el altar y el santuario, exclamaron llorando:
 37 «Tú has elegido esta Casa para que en ella fuese invocado tu nombre y fuese casa de oración y súplica para tu pueblo;

 38 toma vengaza de este hombre y de su ejército y caigan bajo la espada. Acuérdate, de sus blasfemias y no les des  tregua.»
 39 Nicanor partió de Jerusalén y acampó en Bet Jorón, donde se le unió un contingente de Siria.
 40 Judas acampó en Adasá con 3.000 hombres y oró diciendo:
 41 «Cuando los enviados del rey blasfemaron, salió tu ángel y mató a 185.000 de ellos;
 42 destruye también hoy este ejército ante nosotros y reconozcan los que queden que su jefe profirió palabras impías contra tu Lugar Santo; júzgale según su maldad.»

 43 El día trece del mes de Adar trabaron batalla los ejércitos y salió derrotado el de Nicanor. Nicanor cayó el primero  en el combate,
 44 y su ejército, al verle caído, arrojó las armas y se dio a la fuga.
 45 Les estuvieron persiguiendo un día entero, desde Adasá hasta llegar a Gázara, dando aviso tras ellos con el sonido de las trompetas.
 46 Salió gente de todos los pueblos judíos del contorno y, envolviéndoles, les obligaron a volverse los unos sobre los otros. Todos cayeron a espada; no quedó ni uno de ellos.

 47 Tomaron los despojos y el botín; cortaron la cabeza de Nicanor y su mano derecha, aquella que había extendido insolentemente, y las llevaron para exponerlas a la vista de Jerusalén.
 48 El pueblo se llenó de gran alegría; celebraron aquel día como un gran día de regocijo
 49 y acordaron conmemorarlo cada año el trece de Adar.
 50 El país de Judá gozó de sosiego por algún tiempo.


  


I Macabeos 8
 1 La fama de los romanos llegó a oídos de Judas. Decían que eran poderosos, se mostraban benévolos con todos los  que se les unían, establecían amistad con cuantos acudían a ellos
 2 (y eran poderosos). Le contaron sus guerras y las proezas que habían realizado entre los galos, cómo les habían dominado y sometido a tributo;
 3 todo cuanto habían hecho en la región de Espanña para hacerse con las minas de plata y oro de allí,
 4 cómo se habían hecho dueños de todo el país gracias a su prudencia y perseverancia (a pesar de hallarse aquel país a larga distancia del suyo); a los reyes venidos contra ellos desde los confines de la tierra, los habían  derrotado e inferido fuerte descalabro, y los demás les pagaban tributo cada año;

 5 habían vencido en la guerra a Filipo, a Perseo, rey de los Kittim, y a cuantos se habían alzado contra ellos, y los habían sometido;
 6 Antíoco el Grande, rey de Asia, había ido a hacerles la guerra con 120 elefantes, caballería, carros y tropas muy numerosas, y fue derrotado,
 7 le apresaron vivo y le obligaron, a él y a sus sucesores en el trono, a pagarles un gran tributo, a entregar rehenes y a ceder
 8 algunas de sus mejores provincias: la provincia índica, Media y Lidia, que le quitaron para dárselas al rey Eumeno;

 9 los de Grecia habían concebido el proyecto de ir a exterminarlos,
 10 y en sabiéndolo los romanos, enviaron contra ellos a un solo general, les hicieron la guerra, mataron a muchos  de ellos, llevaron cautivos a sus mujeres y niños, saquearon sus bienes, subyugaron el país, arrasaron  sus fortalezas y les sometieron a servidumbre hasta el día de hoy;
 11 a los demás reinos y a las islas, a cuantos en alguna ocasión les hicieron frente, los destruyeron y redujeron  a servidumbre.

 12 En cambio, a sus amigos y a los que en ellos buscaron apoyo, les mantuvieron su amistad. Tienen bajo su dominio  a los reyes vecinos y a los lejanos y todos cuantos oyen su nombre les temen.
 13 Aquellos a quienes quieren ayudar a conseguir el trono, reinan; y deponen a los que ellos quieren. Han alcanzado  gran altura.
 14 No obstante, ninguno de ellos se ciñe la diadema ni se viste de púrpura para engreírse con ella.
 15 Se han creado un Consejo, donde cada día 320 consejeros deliberan constantemente en favor del pueblo para mantenerlo  en buen orden.

 16 Confían cada año a uno solo el mando sobre ellos y el dominio de toda su tierra. Todos obedecen a este solo hombre sin que haya entre ellos envidias ni celos.
 17 Judas eligió a Eupólemo, hijo de Juan, y de Haqcós, y a Jasón, hijo de Eleazar, y los envió a Roma a concertar amistad y alianza,
 18 para sacudirse el yugo de encima, porque veían que el reino de los griegos tenía a Israel sometido a servidumbre.
 19 Partieron, pues, para Roma y luego de un larguísimo viaje, entraron en el Consejo, donde tomando la palabra, dijeron:

 20 Judas, llamado Macabeo, sus hermanos y el pueblo judío nos han enviado donde vosotros para concertar con vosotros  alianza y paz y para que nos inscribáis en el número de vuestros aliados y amigos.»
 21 La propuesta les pareció bien.
 22 Esta es la copia de la carta que enviaron a Jerusalén, grabada en planchas de bronce, para que fuesen allí para  ellos documento de paz y alianza:
 23 «Felicidad a los romanos y a la nación de los judíos por mar y tierra para siempre. Lejos de ellos la espada y el enemigo.

 24 Pero, si le sobreviene una guerra primero a Roma o a cualquiera de sus aliados en cualquier parte de sus dominios,
 25 la nación de los judíos luchará a su lado, según las circunstancias se lo dicten, de todo corazón.
 26 No darán a los enemigos ni les suministrarán trigo, armas, dinero ni naves. Así lo ha decidido Roma. Guardarán sus compromisos sin recibir compensación alguna.
 27 De la misma manera, si sobreviene una guerra primero a la nación de los judíos, los romanos lucharán a su lado, según las circunstancías se lo dicten, con toda el alma.

 28 No darán a los combatientes trigo, armas, dinero ni naves. Así lo ha decidido Roma. Guardarán sus compromisos sin  dolo.
 29 En estos términos se han concertado los romanos con el pueblo de los judíos.
 30 Si posteriormente unos y otros deciden añadir o quitar algo, lo podrán hacer a su agrado, y lo que añadan o quiten  será valedero.
 31 «En cuanto a los males que el rey Demetrio les ha causado, le hemos escrito diciéndole: "¿Por qué has hecho sentir pesadamente tu yugo sobre nuestros amigos y aliados los judíos?

 32 Si otra vez vuelven a quejarse de ti, nosotros les haremos justicia y te haremos la guerra por mar y tierra."»


  


I Macabeos 9
 1 Cuando supo Demetrio que Nicanor y su ejército habían caído en la guerra, envió a la tierra de Judá, en una nueva expedición, a Báquides y Alcimo con el ala derecha de su ejército.
 2 Tomaron el camino de Galilea y pusieron cerco a Mesalot en el territorio de Arbelas; se apoderaron de ella y mataron  mucha gente.
 3 El primer mes del año 152 acamparon frente a Jerusalén,
 4 de donde partieron con 20.000 hombres y 2.000 jinetes en dirección a Beerzet.

 5 Judas tenía puesto su campamento en Eleasá y estaban con él 3.000 hombres escogidos.
 6 Pero al ver la gran muchedumbre de los enemigos, les entró mucho miedo y muchos escaparon del campamento; no quedaron más que ochocientos hombres.
 7 Judas vio que su ejército estaba desbandado y que la batalla le apremiaba, y se le quebrantó el corazón, pues no había tiempo de volverlos a juntar.
 8 Aunque desfallecido, dijo a los que le habían quedado: «Levantémonos y subamos contra nuestros adversarios por si podemos hacerles frente.»

 9 Trataban de disuadirle diciéndole: «No podemos; salvemos nuestras vidas de momento y volvamos luego con nuestros  hermanos para combatir contra ellos, que ahora estamos pocos.»
 10 Judas replicó: «¡Eso nunca, obrar así y huir ante ellos! Si nuestra hora ha llegado, muramos con valor por nuestros hermanos y no dejemos tacha a nuestra gloria.»
 11 Salió la tropa del campamento y se ordenó para irles al encuentro: la caballería dividida en dos escuadrones, arqueros y honderos en avanzadilla, y los más aguerridos en primera línea;

 12 Báquides ocupaba el ala derecha. La falange se acercó por los dos lados y tocaron las trompetas. Los que estaban con Judas tocaron también las suyas,
 13 y la tierra se estremeció con el estruendo de los ejércitos. Se trabó el combate y se mantuvo desde el amanecer hasta la caída de la tarde.
 14 Vio Judas que Báquides y sus mejores tropas se encontraban en la parte derecha; se unieron a él los más esforzados,
 15 y derrotaron al ala derecha y la persiguieron hasta los montes de Azara.

 16 Pero el ala izquierda, al ver derrotada el ala derecha, se volvió sobre los pasos de Judas y los suyos, por detrás.
 17 La lucha se encarnizó y cayeron muchos de uno y otro bando.
 18 Judas cayó y los demás huyeron.
 19 Jonatán y Simón tomaron a su hermano Judas y le dieron sepultura en el sepulcro de sus padres en Modín.
 20 Todo Israel le lloró, hizo gran duelo por él y muchos días estuvieron repitiendo esta lamentación:
 21 «¡Cómo ha caído el héroe que salvaba a Israel!»

 22 Las demás empresas de Judas, sus guerras, proezas que realizó, ocasiones en que alcanzó gloria, fueron demasiado  numerosas para ser escritas.
 23 Con la muerte de Judas asomaron los sin ley por todo el territorio de Israel y levantaron cabeza todos los que  obraban la iniquidad.
 24 Hubo entonces un hambre extrema y el país se pasó a ellos.
 25 Báquides escogió hombres impíos y los puso al frente del país.
 26 Se dieron éstos a buscar con toda su suerte de pesquisas a los amigos de Judas y los llevaban a Báquides, que les  castigaba y escarnecía.

 27 Tribulación tan grande no sufrió Israel desde los tiempos en que dejaron de aparecer profetas.
 28 Entonces todos los amigos de Judas se reunieron y dijeron a Jonatán:
 29 «Desde la muerte de tu hermano Judas no tenemos un hombre semejante a él que salga y vaya contra los enemigos,  contra Báquides y contra los que odian a nuestra nación.
 30 Por eso, te elegimos hoy a ti para que, ocupando el lugar de tu hermano, seas nuestro jefe y guía en la lucha que  sostenemos.»

 31 En aquel momento Jonatán tomó el mando como sucesor de su hermano Judas.
 32 Al enterarse Báquides trataba de hacer morir a Jonatán.
 33 Pero Jonatán lo supo y su hermano Simón y todos sus partidarios y huyeron al desierto de Técoa, donde establecieron su campamento junto a las aguas de la cisterna de Asfar.
 34 (Báquides se enteró un día de sábado y pasó con todas las tropas al lado de allá del Jordán.)
 35 Jonatán envió a su hermano, jefe de la tropa, a pedir a sus amigos los nabateos autorización para dejar con ellos  su impedimenta, que era mucha.

 36 Pero los hijos de Amrai, los de Medabá, hicieron una salida, se apoderaron de Juan y de cuanto llevaba y se alejaron con su presa.
 37 Después de esto, Jonatán y su hermano Simón, recibieron la noticia de que los hijos de Amrai celebraban una espléndida boda y traían de Nabatá, en medio de gran pompa, a la novia, hija de uno de los principales de Canaán.
 38 Recordaron entonces el sangriento fin de su hermano Juan y subieron a ocultarse al abrigo de la montaña.

 39 Al alzar los ojos, vieron que avanzaba en medio de confusa algazara una numerosa caravana, y que a su encuentro venía el novio, acompañado de sus amigos y hermanos, con tambores, música y gran aparato.
 40 Salieron entonces de su emboscada y cayeron sobre ellos para matarlos. Muchos cayeron muertos y los demás huyeron a la montaña. Se hicieron con todos sus despojos.
 41 = La boda acabó en duelo y la música en lamentación. =
 42 Una vez tomada venganza de la sangre de su hermano, se volvieron a las orillas pantanosas del Jordán.

 43 Al enterarse Báquides, vino el día de sábado con numerosa tropa a las riberas del Jordán.
 44 Jonatán dijo a su gente: «Levantémonos y luchemos por nuestras vidas, que hoy no es como ayer y anteayer.
 45 Delante de nosotros y detrás, la guerra; por un lado y por otro, las aguas del Jordán, las marismas, las malezas: no hay lugar a donde retirarse.
 46 Levantad, pues, ahora la voz al Cielo para salvaros de las manos de vuestros enemigos.»
 47 Entablado el combate, Jonatán tendió su mano para herir a Báquides y éste le esquivó echándose atrás,

 48 con lo que Jonatán y los suyos pudieron lanzarse al Jordán y ganar a nado la orilla opuesta. Sus enemigos no atravesaron el río en su persecución.
 49 Unos mil hombres del ejército de Báquides sucumbieron aquel día.
 50 Vuelto a Jerusalén, hizo Báquides levantar ciudades fortificadas en Judea: la fortaleza de Jericó, Emaús, Bet Jorón, Betel, Tamnatá, Faratón y Tefón, con altas murallas, puertas y cerrojos
 51 y puso en ellas guarniciones que hostilizaran a Israel.

 52 Fortificó también la ciudad de Bet Sur, Gázara y la Ciudadela, y puso en ellas tropas y depósitos de víveres.
 53 Tomó como rehenes a los hijos de los principales de la región y los dejó bajo guardia en la Ciudadela de Jerusalén.
 54 El segundo mes del año 153, ordenó Alcimo demoler el muro del atrio interior del Lugar Santo. Destruía con ello  la obra de los profetas. Había comenzado la demolición,
 55 cuando en aquel tiempo sufrió Alcimo un ataque y su obra quedó parada. Se le obstruyó la boca y se le quedó paralizada, de suerte que no le fue posible ya pronunciar palabra ni dar disposiciones en la tocante a su casa.

 56 Alcimo murió entonces en medio de grandes sufrimientos.
 57 Cuando Báquides vio que había muerto Alcimo, se volvió adonde el rey y hubo tranquilidad en el país de Judá por espacio de dos años.
 58 Todos los sin ley se confabularon diciendo: «Jonatán y los suyos viven tranquilos y confiados. Hagamos, pues, venir  ahora a Báquides y los prenderá a todos ellos en una sola noche.»
 59 Fueron a comunicar el plan con él,
 60 y Báquides se puso en marcha con un fuerte ejército. Envió cartas secretas a sus alidados de Judea ordenándoles  prender a Jonatán y a los suyos. Pero no pudieron, porque fueron conocidas sus intenciones,

 61 antes bien ellos prendieron a unos cincuenta hombres de la región, cabecillas de esta maldad, y les dieron muerte.
 62 A continuación, Jonatán, Simón y los suyos se retiraron a Bet Basí, en el desierto, repararon lo que en aquella plaza estaba derruido y la fortificaron.
 63 En sabiéndolo Báquides, juntó a toda su gente y convocó a sus partidarios de Judea.
 64 Llegó y puso cerco a Bet Basí, la atacó durante muchos días y construyó ingenios de guerra.
 65 Jonatán, dejando a su hermano Simón en la ciudad, salió por la región y fue con una pequeña tropa,

 66 con la que derrotó en su campamento a Odomerá y a sus hermanos, así como a los hijos de Fasirón. Estos empezaron a herir y a subir con las tropas.
 67 Simón y sus hombres, por su parte, salieron de la ciudad y dieron fuego a los ingenios.
 68 Trabaron combate con Báquides, le derrotaron y le dejaron sumido en profunda amargura, porque habían fracasado su plan y su ataque.
 69 Montó en cólera contra los hombres sin ley que le habían aconsejado venir a la región, mató a muchos de ellos y  decidió volverse a su tierra.

 70 Al saberlo, le envió Jonatán legados para concertar con él la paz y conseguir que les devolviera los prisioneros.
 71 Báquides aceptó y accedió a las peticiones de Jonatán. Se comprometió con juramento a no hacerle mal en todos los  días de su vida,
 72 y le devolvió los prisioneros que anteriormente había capturado en el país de Judá. Partió luego para su tierra y no volvió más a territorio judío.
 73 Así descansó la espada en Israel. Jonatán se estableció en Mikmas, comenzó a juzgar al pueblo e hizo desaparecer  de Israel a los impíos.

Romanos 3
1 ¿Cuál es, pues, la ventaja del judío? ¿Cuál la utilidad de la circuncisión?
2 Grande, de todas maneras. Ante todo, a ellos les fueron confiados los oráculos de Dios.
3 Pues ¿qué? Si algunos de ellos fueron infieles ¿frustrará, por ventura, su infidelidad la fidelidad de Dios?
4 ¡De ningún modo! Dios tiene que ser veraz y = todo hombre mentiroso, = como dice la Escritura: = Para que seas justificado en tus palabras y triunfes al ser juzgado. =
5 Pero si nuestra injusticia realza la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será acaso injusto Dios al descargar su cólera? (Hablo en términos humanos.)
6 ¡De ningún modo! Si no, ¿cómo juzgará Dios al mundo?
7 Pero si con mi mentira sale ganando la verdad de Dios para gloria suya ¿por qué razón soy también yo todavía juzgado como pecador?
8 Y ¿por qué no hacer el mal para que venga el bien, como algunos calumniosamente nos acusan que decimos? Esos tales tienen merecida su condenación.
9 Entonces ¿qué? ¿Llevamos ventaja? ¡De ningún modo!
10 Pues ya demostramos que tanto judíos como griegos están bajo el pecado, como dice la Escritura: = No hay quien sea justo, ni siquiera uno solo. =
11 = No hay un sensato, no hay quien busque a Dios. =
12 = Todos se desviaron, a una se corrompieron; no hay quien obre el bien, no hay siquiera uno. =
13 = Sepulcro abierto es su garganta, con su lengua urden engaños. Veneno de áspides bajo sus labios; =
14 = maldición y amargura rebosa su boca. =
15 = Ligeros sus pies para derramar sangre; =
16 = ruina y miseria son sus caminos. =
17 = El camino de la paz no lo conocieron, =
18 = no hay temor de Dios ante sus ojos. =
19 Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley lo dice para los que están bajo la ley, para que toda boca enmudezca  y el mundo entero se reconozca reo ante Dios,
20 ya que = nadie será justificado ante él = por las obras de la ley, pues la ley no da sino el conocimiento del pecado.
21 Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y los profetas,
22 justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia alguna;
23 todos pecaron y están privados de la gloria de Dios -
24 y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús,
25 a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente,
26 en el tiempo de la paciencia de Dios; en orden a mostrar su justicia en el tiempo presente, para ser él justo y justificador del que cree en Jesús.
27 ¿Dónde está, entonces, el derecho a gloriarse? Queda eliminado.!? Por qué ley? ¿Por la de las obras? No. Por la ley de la fe.
28 Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.
29 ¿Acaso Dios lo es únicamente de los judíos y no también de los gentiles? ¡Sí, por cierto!, también de los gentiles;
30 porque no hay más que un solo Dios, que justificará a los circuncisos en virtud de la fe y a los incircuncisos  por medio de la fe.
31 Entonces ¿por la fe privamos a la ley de su valor? ¡De ningún modo! Más bien, la consolidamos.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...