lunes, 11 de junio de 2018

Miqueas 1-3; Filemón 1

MIQUEAS  
Miqueas 1
1 Palabra de Yahveh que fue dirigida a Miqueas de Moréset, en tiempo de Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá. Sus visiones sobre Samaria y Jerusalén.
2 ¡Escuchad, pueblos todos, atiende tierra y cuanto encierras! ¡Sea testigo Yahveh contra vosotros, el Señor desde su santo Templo!
3 Pues he aquí que Yahveh sale de su lugar, baja y huella las alturas de la tierra.
4 Debajo de él los montes se derriten, y los valles se hienden, como la cera al fuego, como aguas que se precipitan por una pendiente.
5 Todo esto por el delito de Jacob, por los pecados de la casa de Israel. ¿Cuál es el delito de Jacob? ¿No es Samaria? ¿Cuál es el pecado de la casa de Judá? ¿No es Jerusalén?
6 «Voy a hacer de Samaria una ruina de campo, un plantío de viñas. Haré rodar sus piedras por el valle, pondré al desnudo sus cimientos.
7 Todos sus ídolos serán machacados, todos sus dones quemados al fuego, todas sus imágenes las dejaré en desolación, porque han sido amontonadas con don de prostituta y a don de prostituta tornarán.»
8 Por eso me lamentaré y gemiré, andaré descalzo y desnudo, lanzaré aullidos como los chacales, y lamentos como las avestruces;
9 porque su herida es incurable, hasta Judá ha llegado, ha tocado hasta la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén.
10 = ¡No lo contéis en Gat = en... no derraméis llanto! ¡En Bet Leafrá revolveos en el polvo!
11 ¡Toca el cuerno, habitante de Safir! ¡De su ciudad no sale la que habita en Saanán! ¡Bet Haesel desde sus cimientos ha sido arrancada, desde la base de su emplazamiento!
12 ¿Cómo podrá esperar el bien la que habita en Marot? Porque ha llegado el mal de parte de Yahveh a la puerta de Jerusalén.
13 ¡Unce al carro los corceles, habitante de Lakís! (Tal fue el comienzo del pecado para la hija de Sión, porque en ti se encontraban los delitos de Israel.)
14 Por eso tendrás que devolver la dote a Moréset Gat. Bet Akzib será una mentira para los reyes de Israel.
15 ¡Aún te traeré al conquistador, habitante de Maresá! Hasta Adullam se irá la gloria de Israel!
16 ¡Arranca tus cabellos, mésate, por los hijos de tus delicias, ensancha tu calva como la del buitre, porque lejos de ti van deportados!
 
Miqueas 2
1 ¡Ay de aquellos que meditan iniquidad, que traman maldad en sus lechos y al despuntar la mañana lo ejecutan, porque está en poder de sus manos!
2 Codician campos y los roban, casas, y las usurpan; hacen violencia al hombre y a su casa, al individuo y a su heredad.
3 Por eso, así dice Yahveh: He aquí que yo medito, contra esta ralea, una hora de infortunio de la que no podréis sustraer vuestro cuello. ¡No andaréis con altivez, porque será un tiempo de desgracia!
4 Aquel día se proferirá sobre vosotros una sátira, se plañirá una lamentación y se dirá: «¡Estamos despojados del todo; la porción de mi pueblo se ha medido a cordel, y no hay quien restituya; a nuestros saqueadores les tocan nuestros campos!»
5 Por eso no habrá para vosotros nadie que tire el cordel sobre un lote en la asamblea de Yahveh.
6 «¡No babeéis - babean ellos - que no babeen de esa manera! ¡El oprobio no nos alcanzará!
7 ¿Es acaso maldita la casa de Jacob? ¿Se ha cortado el soplo de Yahveh? ¿Es ése su proceder? ¿Es que no favorecen sus palabras a su pueblo Israel?»
8 Sois vosotros los que contra mi pueblo como enemigos os alzáis. Al irreprochable le arrancáis el manto; al que pasa confiado le infligís los desastres de la guerra.
9 A las mujeres de mi pueblo expulsáis de las casas de sus delicias; de sobre sus niños arrancáis mi honor para siempre:
10 «¡Levantaos, marchad, que esta no es hora de reposo! Por una bagatela exigís una prenda agobiante.
11 Si un hombre anda al viento, inventando mentiras: «Yo babeo para ti vino y licor», ése será el baboso de este pueblo.
12 Voy a reunir a Jacob todo entero, voy a recoger al Resto de Israel; los agruparé como ovejas en el aprisco, como rebaño en medio del pastizal, harán estrépito lejos de los hombres.
13 El que abre brecha subirá delante de ellos; abrirán brecha, pasarán la puerta, y por ella saldrán;  su rey pasará delante de ellos, y Yahveh a su cabeza.
 
Miqueas 3
1 Yo dije: Escuchad, pues, jefes de Jacob, y dirigentes de la casa de Israel: ¿No es cosa vuestra conocer el derecho,
2 vosotros que odiáis el bien y amáis el mal, (que les arrancáis la piel de encima, y la carne de sobre sus huesos?)
3 Los que han comido la carne de mi pueblo y han desollado su piel y quebrado sus huesos, los que le han despedazado como carne en la caldera, como vianda dentro de una olla,
4 clamarán entonces a Yahveh, pero él no les responderá: esconderá de ellos su rostro en aquel tiempo, por los crímenes que cometieron.
5 Así dice Yahveh contra los profetas que extravían a mi pueblo, los que, mientras mascan con sus dientes, gritan: «¡Paz!», mas a quien no pone nada en su boca le declaran guerra santa.
6 Por eso tendréis noche sin visión, oscuridad sin adivinación; ¡se pone el sol sobre los profetas, sobre ellos el día se oscurece!
7 Tendrán vergüenza los videntes, y confusión los adivinos; y se taparán todos el bigote, por no haber ya respuesta de Dios.
8 Yo, en cambio, estoy lleno de fuerza, por el espíritu de Yahveh, y de juicio y bravura, para denunciar a Jacob su delito, y a Israel su pecado.
9 Escuchad esto, jefes de la casa de Jacob, y dirigentes de la casa de Israel, que abomináis el juicio y torcéis toda rectitud,
10 que edificáis a Sión con sangre, y a Jerusalén con maldad.
11 Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes enseñan por salario, sus profetas vaticinan por dinero, y se apoyan en Yahveh diciendo: «¿No está Yahveh en medio de nosotros? ¡No vendrá sobre nosotros ningún mal!»
12 Por eso, por culpa vuestra, Sión será un campo que se ara, Jerusalén se hará un montón de ruinas, y el monte de la Casa un otero salvaje.
EPÍSTOLA A FILEMÓN  
Filemón 1
1 Pablo, preso de Cristo Jesús, y Timoteo, el hermano, a nuestro querido amigo y colaborador Filemón,
2 a la hermana Apfia, a nuestro compañero de armas, Arquipo, y a la Iglesia de tu casa.
3 Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
4 Doy gracias sin cesar a mi Dios, recordándote en mis oraciones,
5 pues tengo noticia de tu caridad y de tu fe para con el Señor Jesús y para bien de todos los santos,
6 a fin de que tu participación en la fe se haga eficiente mediante el conocimiento perfecto de todo el bien que hay en nosotros en orden a Cristo.
7 Pues tuve gran alegría y consuelo a causa de tu caridad, por el alivio que los corazones de los santos han recibido de ti, hermano.
8 Por lo cual, aunque tengo en Cristo bastante libertad para mandarte lo que conviene,
9 prefiero más bien rogarte en nombre de la caridad, yo, este Pablo ya anciano, y además ahora preso de Cristo Jesús.
10 Te ruego en favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas, Onésimo,
11 que en otro tiempo te fue inútil, pero ahora muy útil para ti y para mí.
12 Te lo devuelvo, a éste, mi propio corazón.
13 Yo querría retenerle conmigo, para que me sirviera en tu lugar, en estas cadenas por el Evangelio;
14 mas, sin consultarte, no he querido hacer nada, para que esta buena acción tuya no fuera forzada sino voluntaria.
15 Pues tal vez fue alejado de ti por algún tiempo, precisamente para que lo recuperaras para siempre,
16 y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que, siéndolo mucho para mí, ¡cuánto más lo será para ti, no sólo como amo, sino también en el Señor!.
17 Por tanto, si me tienes como algo unido a ti, acógele como a mí mismo.
18 Y si en algo te perjudicó, o algo te debe, ponlo a mi cuenta.
19 Yo mismo, Pablo, lo firmo con mi puño; yo te lo pagaré... Por no recordarte deudas para conmigo, pues tú mismo te me debes.
20 Sí, hermano, hazme este favor en el Señor. ¡Alivia mi corazón en Cristo!
21 Te escribo confiado en tu docilidad, seguro de que harás más de lo que te pido.
22 Y al mismo tiempo, prepárame hospedaje; pues espero que por vuestras oraciones se os concederá la gracia de mi  presencia.
23 Te saludan Epafras, mi compañero de cautiverio en Cristo Jesús,
24 Marcos, Aristarco, Demás y Lucas, mis colaboradores.
25 Que la gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.

 
 

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...