sábado, 6 de enero de 2018

1 Crónicas 13-15; Hechos 1

1 Crónicas 13
1 Después de consultar David con los jefes de millar y de ciento y con todos los caudillos,
2 dijo a toda la asamblea de Israel: «Si os parece bien y la cosa viene de Yahveh, nuestro Dios, vamos a mandar un mensaje a nuestros hermanos que han quedado a todas las regiones de Israel y, además, a los sacerdotes  y levitas en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con nosotros;
3 y volvamos a traer a nuestro lado el arca de nuestro Dios, ya que no nos hemos preocupado de ella desde los días de Saúl.»
4 Toda la asamblea resolvió hacerlo así, pues la propuesta pareció bien a todo el pueblo.
5 Congregó entonces David a todo Israel, desde Sijor de Egipto hasta la Entrada de Jamat, para traer el arca de Dios desde Quiryat Yearim.
6 Fue, pues, David, con todo Israel, hacia Baalá, a Quiryat Yearim de Judá, para subir allí el arca del Dios que lleva el Nombre de Yahveh que está sobre los querubines.
7 Cargaron el arca de Dios en una carreta nueva y se la llevaron de la casa de Abinadab; Uzzá y Ajyó conducían la carreta.
8 David y todo Israel bailaban delante de Dios con todas sus fuerzas, cantando y tocando cítaras, salterios, adufes, címbalos y trompetas.
9 Al llegar a la era de Kidón, extendió Uzzá su mano para sostener el arca, porque los bueyes amenazaban volcarla.
10 Se encendió contra Uzzá la ira de Yahveh y le hirió por haber extendido su mano hacia el arca; y Uzzá murió allí delante de Dios.
11 Se irritó David porque Yahveh había castigado a Uzzá; y se llamó aquel lugar Peres de Uzzá hasta el día de hoy.
12 Y tuvo David aquel día miedo a Dios, y dijo: «¿Cómo voy a llevar a mi casa el arca de Dios»
13 Y no trasladó David el arca de Dios a su casa, a la Ciudad de David, sino que la hizo llevar a la casa de Obededom de Gat.
14 El arca de Dios habitó tres meses en la casa de Obededom. Y bendijo Yahveh la casa de Obededom y cuanto tenía.

1 Crónicas 14
1 Jiram, rey de Tiro, envió a David mensajeros y maderas de cedro, y también albañiles y carpinteros, para edificarle una casa.
2 Y conoció David que Yahveh le había confirmado como rey de Israel, pues había ensalzado su realeza por amor a Israel su pueblo.
3 Tomó David otras mujeres en Jerusalén y engendró mas hijos e hijas.
4 Estos son los nombres de los que tuvo en Jerusalén: Sammúa, Sobab, Natán, Salomón,
5 Yibjar, Elisúa, Elpálet,
6 Nógah, Néfeg, Yafía,
7 Elisamá, Baalyadá y Elifélet.
8 Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos en su busca. Lo supo David y les salió al paso.
9 Llegaron los filisteos y se desplegaron por el valle de Refaím.
10 Consultó David a Dios, diciendo: «¿Debo subir contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?» Yahveh le respondió: «Sube, pues yo los entregaré en tu mano.»
11 Y subieron a Baal Perasim, donde David los derrotó. Dijo entonces David: «Dios ha abierto brecha entre mis enemigos por mi mano, como una brecha de aguas.» Por eso se llamó a aquel lugar Baal Perasim.
12 Abandonaron allí a sus ídolos, y dijo David: «Arrojadlos al fuego.»
13 Otra vez invadieron los filisteos el valle,
14 y David volvió a consultar a Dios, y Dios le contestó: «No subas contra ellos: da un rodeo y atácalos frente a las balsameras.
15 Y cuando oigas el ruido de pasos en la copa de las balsameras, saldrás a la batalla, porque Dios sale delante de ti para derrotar el campamento de los filisteos.»
16 Hizo David como le había mandado Dios, y derrotaron al campamento de los filisteos desde Gabaón hasta Guézer.
17 La fama de David se extendió por todas las regiones, pues Yahveh le hizo temible a todas las naciones.

1 Crónicas 15
1 Se hizo casas en la Ciudad de David, preparó un lugar para el arca de Dios y le levantó una Tienda.
2 Entonces dijo David: «Solamente los levitas han de llevar el arca de Dios, pues a ellos los escogió Yahveh para llevar el arca de Yahveh y servirle por siempre.»
3 Congregó, pues, David a todo Israel en Jerusalén para subir el arca de Yahveh al lugar que para ella había preparado.
4 David reunió también a los hijos de Aarón y a los levitas:
5 De los hijos de Quehat: a Uriel, el jefe, y a sus hermanos, 120;
6 de los hijos de Merarí: a Asaías, el jefe, y a sus hermanos, 220;
7 de los hijos de Guersom: a Joel, el jefe, y a sus hermanos, 130;
8 de los hijos de Elisafán: a Semaías, el jefe, y a sus hermanos, doscientos;
9 de los hijos de Hebrón: a Eliel, el jefe, y a sus hermanos, ochenta;
10 de los hijos de Uzziel: a Amminadab, el jefe, y a sus hermanos, 112.
11 También llamó David a los sacerdotes Sadoq y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaiás, Eliel y Amminadab,
12 y les dijo: «Vosotros sois los cabezas de familia de los levitas. Santificaos, vosotros y vuestros hermanos, para subir el arca de Yahveh, el Dios de Israel, al lugar que para ella tengo preparado;
13 pues por no haber estado vosotros la vez primera, Yahveh, nuestro Dios, hizo brecha en nosotros, ya que no le consultamos conforme a la norma.»
14 Se santificaron, pues, los sacerdotes y los levitas, para subir el arca de Yahveh, Dios de Israel.
15 Y los levitas trasladaron el arca de Dios a hombros, como lo había ordenado Moisés, según la palabra de Yahveh, llevando los varales sobre los hombros.
16 Dijo David a los jefes de los levitas que dispusieran a sus hermanos los cantores, con instrumentos músicos, salterios, cítaras y címbalos, para que los hiciesen resonar, alzando la voz con júbilo.
17 Los levitas designaron a Hemán, hijo de Joel; y de sus hermanos, a Asaf, hijo de Berekías; y de los hijos de Merarí, hermanos suyos, a Etán, hijo de Cusaías.
18 Y con ellos, como segundos, a sus hermanos Zacarías, hijo de Yaaziel, Semiramot, Yejiel, Unní, Eliab, Benaías, Maaseías, Mattitías, Eliflehú, Miqneías, Obededom y Yeiel, porteros.
19 Los cantores Hemán, Asaf y Etán hacían resonar címbalos de bronce.
20 Zacarías, Yaaziel, Semiramot, Yejiel, Unní, Eliab, Maaseías y Benaías tenían salterios de tonos altos.
21 Mattitías, Eliflehú, Miqneías, Obededom, Yeiel y Azazaías tenían cítaras de octava, para dirigir el canto.
22 Kenanías, jefe de los levitas encargados del transporte, dirigía el traslado, porque era hombre entendido.
23 Berekías y Elcaná eran porteros del arca.
24 Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías, Benaías y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas delante del arca de Dios. Obededom y Yejiyías eran porteros del arca.
25 Así pues, David los ancianos de Israel y los jefes de millares, fueron a traer el arca de la alianza de Yahveh, desde la casa de Obededom, con alborozo.
26 Y habiendo Dios ayudado a los levitas portadores del arca de la alianza de Yahveh, sacrificaron siete becerros y siete carneros.
27 David iba revestido de un manto de lino fino, lo mismo que todos los levitas, que portaban el arca, los cantores y Kenanías, el jefe que dirigía el traslado. Llevaba también David sobre sí un efod de lino.
28 Todo Israel subía el arca de la alianza de Yahveh entre clamores y resonar de cuernos, trompetas y címbalos, y haciendo sonar los salterios y las cítaras.
29 Cuando el arca de la alianza de Yahveh entró en la Ciudad de David, Mikal, hija de Saúl, estaba mirando por una ventana, y vio al rey David que saltaba y bailaba, y le despreció en su corazón.

HECHOS DE LOS APÓSTOLES  
Hechos 1
1 El primer libro lo escribí, Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio
2 hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había  elegido, fue llevado al cielo.
3 A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios.
4 Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa  del Padre, «que oísteis de mí:
5 Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días».
6 Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?»
7 El les contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad,
8 sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.»
9 Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos.
10 Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco
11 que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo.»
12 Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático.
13 Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago.
14 Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.
15 Uno de aquellos días Pedro se puso en pie en medio de los hermanos - el número de los reunidos era de unos ciento  veinte - y les dijo:
16 «Hermanos, era preciso que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, había hablado ya acerca de Judas, el que fue guía de los que prendieron a Jesús.
17 Porque él era uno de los nuestros y obtuvo un puesto en este ministerio.
18 Este, pues, compró un campo con el precio de su iniquidad, y cayendo de cabeza, se reventó por medio y se derramaron  todas sus entrañas. -
19 Y esto fue conocido por todos los habitantes de Jerusalén de forma que el campo se llamó en su lengua Haqueldamá, es decir: “Campo de Sangre” -
20 Pues en el libro de los Salmos está escrito: = Quede su majada desierta, y no haya quien habite en ella. = Y también:  = Que otro reciba su cargo. =
21 «Conviene, pues, que de entre los hombres que anduvieron con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió  con nosotros,
22 a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado, uno de ellos sea constituido testigo con nosotros  de su resurrección.»
23 Presentaron a dos: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías.
24 Entonces oraron así: «Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido,
25 para ocupar en el ministerio del apostolado el puesto del que Judas desertó para irse adonde le correspondía.»
26 Echaron suertes y la suerte cayó sobre Matías, que fue agregado al número de los doce apóstoles.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...