lunes, 20 de agosto de 2018

Ezequiel 31-33; Apocalipsis 16

Ezequiel 31
1 El año undécimo, el día uno del tercer mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
2 Hijo de hombre, di a Faraón, rey de Egipto, y a la multitud de sus súbditos: ¿A quién compararte en tu grandeza?
3 Mira: a un cedro del Líbano de espléndido ramaje, de fronda de amplia sombra y de elevada talla. Entre las nubes despuntaba su copa.
4 Las aguas le hicieron crecer, el abismo le hizo subir, derramando sus aguas en torno a su plantación, enviando sus acequias a todos los árboles del campo.
5 Por eso su tronco superaba en altura a todos los árboles del campo, sus ramas se multiplicaban, se alargaba su ramaje, por la abundancia de agua que le hacía crecer.
6 En sus ramas anidaban todos los pájaros del cielo, bajo su fronda parían todas las bestias del campo, a su sombra se sentaban naciones numerosas.
7 Era hermoso en su grandeza, en su despliegue de ramaje, porque sus raíces se alargaban hacia aguas abundantes.
8 No le igualaban los demás cedros en el jardín de Dios, los cipreses no podían competir con su ramaje, los plátanos no tenían ramas como las suyas. Ningún árbol, en el jardín de Dios, le igualaba en belleza.
9 Yo le había embellecido con follaje abundante, y le envidiaban todos los árboles de Edén, los del jardín de Dios.
10 Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Por haber exagerado su talla, levantando su copa por entre las nubes, y haberse engreído su corazón de su altura,
11 yo le he entregado en manos del conductor de las naciones, para que le trate conforme a su maldad; ¡le he desechado!
12 Extranjeros, los más bárbaros entre las naciones, lo han talado y lo han abandonado. En los montes y por todos los  valles yace su ramaje; sus ramas están destrozadas por todos los barrancos del país; toda la población del país se ha retirado de su sombra y lo ha abandonado.
13 Sobre sus despojos se han posado todos los pájaros del cielo, a sus ramas han venido todas las bestias del campo.
14 Ha sido para que ningún árbol plantado junto a las aguas se engría de su talla, ni levante su copa por entre las nubes, y para que ningún árbol bien regado se estire hacia ellas con su altura. ¡Porque todos ellos están destinados a la muerte, a los infiernos, como el común de los hombres, como los que bajan a la fosa!
15 Así dice el Señor Yahveh: El día que bajó al seol, en señal de duelo yo cerré sobre él el abismo, detuve sus ríos, y las aguas abundantes cesaron; por causa de él llené de sombra el Líbano, y todos los árboles del campo se amustiaron por él.
16 Hice temblar a las naciones por el estrépito de su caída, cuando le precipité en el seol, con los que bajan a la  fosa. En los infiernos se consolaron todos los árboles de Edén, lo más selecto y más bello del Líbano, regados todos por las aguas.
17 Y al mismo tiempo que él, bajaron al seol, donde las víctimas de la espada, los que eran su brazo y moraban a su  sombra en medio de las naciones.
18 ¿A quién eras comparable en gloria y en grandeza, entre los árboles de Edén? Sin embargo has sido precipitado, con los árboles de Edén, en los infiernos; en medio de incircuncisos yaces, con las víctimas de la espada: ése es Faraón y toda su multitud, oráculo del Señor Yahveh.
 
Ezequiel 32
1 El año duodécimo, el día uno del duodécimo mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
2 Hijo de hombre, entona una elegía sobre Faraón, rey de Egipto. Le dirás: Leoncillo de las naciones, estás perdido. Eras como un cocodrilo en los mares, chapoteabas en tus ríos, enturbiabas el agua con tus patas, agitabas su corriente.
3 Así dice el Señor Yahveh: Yo echaré sobre ti mi red entre una asamblea de pueblos numerosos, en mi red te sacarán.
4 Te dejaré abandonado por tierra, te tiraré sobre la haz del campo, haré que se posen sobre ti todos los pájaros del cielo, hartaré de ti a todas las bestias de la tierra.
5 Echaré tu carne por los montes, de tu carroña llenaré los valles.
6 Regaré el país con tus despojos, con tu sangre, sobre los montes, y los barrancos se llenarán de ti.
7 Cuando te extingas, velaré los cielos y oscureceré las estrellas. Cubriré el sol de nubes y la luna no dará más su claridad.
8 Oscureceré por tu causa todos los astros que brillan en el cielo, y traeré tinieblas sobre tu país, oráculo del Señor Yahveh.
9 Entristeceré el corazón de muchos pueblos cuando haga llegar la noticia de tu ruina entre las naciones, hasta países que no conoces.
10 Dejaré pasmados por ti a muchos pueblos, y sus reyes se estremecerán de horror por tu causa, cuando yo blanda mi  espada ante ellos. Temblarán sin tregua, cada uno por su vida, el día de tu caída.
11 Porque así dice el Señor Yahveh: La espada del rey de Babilonia caerá sobre ti.
12 Abatiré la multitud de tus súbditos, por la espada de guerreros, todos ellos los más bárbaros de las naciones; arrasarán el orgullo de Egipto y toda su multitud será exterminada.
13 Y haré perecer a todo tu ganado, junto a las aguas abundantes. No las enturbiará más pie de hombre, no volverá a enturbiarlas pezuña de animal.
14 Entonces yo amansaré sus aguas, haré correr sus ríos como aceite, oráculo del Señor Yahveh.
15 Cuando yo convierta a Egipto en desolación, y el país sea despojado de cuanto contiene, cuando hiera a todos los que lo habitan, sabrán que yo soy Yahveh.
16 Una elegía es ésta, que cantarán las hijas de las naciones. La cantarán sobre Egipto y sobre toda su multitud. Cantarán esta elegía, oráculo del Señor Yahveh.
17 El año duodécimo, el quince del primer mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
18 Hijo de hombre, haz una lamentación sobre la multitud de Egipto, hazle bajar, a él y a las hijas de las naciones, majestuosas, a los infiernos, con los que bajan a la fosa.
19 ¿A quién superas en belleza? Baja, acuéstate con los incircuncisos.
20 En medio de las víctimas de la espada caen (la espada ha sido entregada, la han sacado) él y todas sus multitudes.
21 Le hablan de en medio del seol los más esclarecidos héroes, con sus auxiliares: «Han bajado, yacen ya los incircuncisos, víctimas de la espada».
22 Allí está Asur y toda su asamblea con sus sepulcros en torno a él, todos caídos, víctimas de la espada;
23 sus sepulcros han sido puestos en las profundidades de la fosa, y su asamblea está en torno a su sepulcro, todos  caídos víctimas de la espada, los que sembraban el pánico en la tierra de los vivos.
24 Allí está Elam con toda su multitud en torno a su sepulcro; todos caídos víctimas de la espada, han bajado, incircuncisos, a los infiernos, ellos que sembraban el pánico en la tierra de los vivos. Soportan su ignominia con los que bajan a la fosa.
25 En medio de estas víctimas se le ha preparado un lecho, entre toda su multitud con sus sepulcros en torno a él; todos ellos incircuncisos, víctimas de la espada, por haber sembrado el pánico en la tierra de los vivos; soportan su ignominia con los que bajan a la fosa. Se les ha puesto en medio de estas víctimas.
26 Allí están Mesek, Túbal y toda su multitud con sus sepulcros en torno a él, todos incircuncisos, atravesados por la espada, por haber sembrado el pánico en la tierra de los vivos.
27 No yacen con los héroes caídos de antaño, aquellos que bajaron al seol con sus armas de guerra, a los que se les ha puesto la espada bajo su cabeza y los escudos sobre sus huesos, porque el pánico de los héroes cundía en la tierra de los vivos.
28 Pero tú serás quebrantado en medio de incircuncisos y yacerás con las víctimas de la espada.
29 Allí está Edom, sus reyes y todos sus príncipes, que fueron puestos, a pesar de su prepotencia, entre las víctimas de la espada. Yacen entre incircuncisos, con los que bajan a la fosa.
30 Allí están todos los príncipes del norte, todos los sidonios, que bajaron con las víctimas, a pesar del pánico que sembraba su prepotencia. Confundidos, yacen, incircuncisos, entre las víctimas de la espada, y soportan  su ignominia con los que bajan a la fosa.
31 Faraón los verá y se consolará a la vista de toda esa multitud, víctima de la espada, Faraón y todo su ejército, oráculo del Señor Yahveh.
32 Porque había sembrado el pánico en la tierra de los vivos, será tendido en medio de incircuncisos, con las víctimas de la espada: Faraón y toda su multitud, oráculo del Señor Yahveh.
 
Ezequiel 33
1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo. Les dirás: Si yo hago venir la espada sobre un país, y la gente de ese país escoge a uno de los suyos y le ponen como centinela;
3 y éste, al ver venir la espada sobre el país, toca el cuerno para advertir al pueblo:
4 si resulta que alguien oye bien el sonido del cuerno, pero no hace caso, de suerte que la espada sobreviene y le mata, la sangre de este hombre recaerá sobre su propia cabeza.
5 Ha oído el sonido del cuerno y no ha hecho caso: su sangre recaerá sobre él. En cambio, el que haya hecho caso, salvará su vida.
6 Si, por el contrario, el centinela ve venir la espada y no toca el cuerno, de suerte que el pueblo no es advertido, y la espada sobreviene y mata a alguno de ellos, perecerá éste por su culpa, pero de su sangre yo pediré cuentas al centinela.
7 A ti, también, hijo de hombre, te he hecho yo centinela de la casa de Israel. Cuando oigas una palabra de mi boca, les advertirás de mi parte.
8 Si yo digo al malvado: «Malvado, vas a morir sin remedio», y tú no le hablas para advertir al malvado que deje su conducta, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti.
9 Si por el contrario adviertes al malvado que se convierta de su conducta, y él no se convierte, morirá él debido a su culpa, mientras que tú habrás salvado tu vida.
10 Y tú, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros andáis diciendo: «Nuestros crímenes y nuestros pecados pesan sobre nosotros y por causa de ellos nos consumimos. ¿Cómo podremos vivir?»
11 Diles: «Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el  malvado se convierta de su conducta y viva. Convertíos, convertíos de vuestra mala conducta. ¿Por qué habéis de morir, casa de Israel?»
12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no le salvará el día de su perversión, ni la maldad del malvado le hará sucumbir el día en que se aparte de su maldad. Pero tampoco el justo vivirá en virtud de su justicia el día en que peque.
13 Si yo digo al justo: «Vivirás», pero él, fiándose de su justicia, comete la injusticia, no quedará memoria de toda su justicia, sino que morirá por la injusticia que cometió.
14 Y si digo al malvado: «Vas a morir», y él se aparta de pecado y practica el derecho y la justicia,
15 si devuelve la prenda, restituye lo que robó, observa los preceptos que dan la vida y deja de cometer injusticia, vivirá ciertamente, no morirá.
16 Ninguno de los pecados que cometió se le recordará más: ha observado el derecho y la justicia; ciertamente vivirá.
17 Y los hijos de tu pueblo dicen: «No es justo el proceder del Señor.» El proceder de ellos es el que no es justo.
18 Cuando el justo se aparta de su justicia para cometer injusticia, muere por ello.
19 Y cuando el malvado se aparta de su maldad y observa el derecho y la justicia, vive por ello.
20 Y vosotros decís: «No es justo el proceder del Señor.» Yo os juzgaré, a cada uno según su conducta, casa de Israel.
21 El año duodécimo, el día cinco del décimo mes de nuestra cautividad, llegó donde mí el fugitivo de Jerusalén y me anunció: «La ciudad ha sido tomada.»
22 La mano de Yahveh había venido sobre mí, la tarde antes de llegar el fugitivo, y me había abierto la boca para cuando éste llegó donde mí por la mañana; mi boca se abrió y no estuve más mudo.
23 Entonces, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
24 Hijo de hombre, los que habitan esas ruinas, en el suelo de Israel, dicen: «Uno solo era Abraham y obtuvo en posesión  esta tierra. Nosotros somos muchos; a nosotros se nos ha dado esta tierra en posesión.»
25 Pues bien, diles: Así dice el Señor Yahveh: Vosotros coméis con sangre, alzáis los ojos hacia vuestras basuras, derramáis sangre, ¡y vais a poseer esta tierra!
26 Confiáis en vuestras espadas, cometéis abominación, cada cual contamina a la mujer de su prójimo, ¡y vais a poseer  esta tierra!
27 Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: Por mi vida, que los que están entre las ruinas caerán a espada, a los que  andan por el campo los entregaré a las bestias como pasto, y los que están en las escarpaduras y en las cuevas morirán de peste.
28 Convertiré esta tierra en soledad desolada, y se acabará el orgullo de su fuerza. Los montes de Israel serán devastados  y nadie pasará más por ellos.
29 Y se sabrá que yo soy Yahveh, cuando convierta esta tierra soledad desolada, por todas las abominaciones que han  cometido.
30 En cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo hablan de ti a la vera de los muros y a las puertas de las  casas. Se dicen unos a otros: «Vamos a escuchar qué palabra viene de parte de Yahveh.»
31 Y vienen a ti en masa, y mi pueblo se sienta delante de ti; escuchan tus palabras, pero no las ponen en práctica. Porque hacen amores con su boca, pero su corazón sólo anda buscando su interés.
32 Tú eres para ellos como una canción de amor, graciosamente cantada, con acompañamiento de buena música. Escuchan tus palabras, pero no hay quien las cumpla.
33 Mas cuando todo esto llegue - y he aquí que ya llega -, sabrán que había un profeta en medio de ellos.

Apocalipsis 16
1 Y oí una fuerte voz que desde el Santuario decía a los siete Ángeles: «Id y derramad sobre la tierra las siete copas del furor de Dios.»
2 El primero fue y derramó su copa sobre la tierra; y sobrevino una úlcera maligna y perniciosa a los hombres que llevaban la marca de la Bestia y adoraban su imagen.
3 El segundo derramó su copa sobre el mar; y se convirtió en sangre como de muerto, y toda alma viviente murió en el mar.
4 El tercero derramó su copa sobre los ríos y sobre los manantiales de agua; y se convirtieron en sangre.
5 Y oí al Ángel de las aguas que decía: «Justo eres tú, “Aquel que es y que era”, el Santo, pues has hecho así justicia:
6 porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas y tú les has dado a beber sangre; lo tienen merecido.»
7 Y oí al altar que decía: «Sí, Señor, Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos».
8 El cuarto derramó su copa sobre el sol; y le fue encomendado abrasar a los hombres con fuego,
9 y los hombres fueron abrasados con un calor abrasador. No obstante, blasfemaron del nombre de Dios que tiene poder  sobre tales plagas, y no se arrepintieron dándole gloria.
10 El quinto derramó su copa sobre el trono de la Bestia; y quedó su reino en tinieblas y los hombres se mordían la  lengua de dolor.
11 No obstante, blasfemaron del Dios del cielo por sus dolores y por sus llagas, y no se arrepintieron de sus obras.
12 El sexto derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y sus aguas se secaron para preparar el camino a los reyes del Oriente.
13 Y vi que de la boca del Dragón, de la boca de la Bestia y de la boca del falso profeta, salían tres espíritus inmundos  como ranas.
14 Son espíritus de demonios, que realizan señales y van donde los reyes de todo el mundo para convocarlos a la gran batalla del Gran Día del Dios Todopoderoso.
15 (Mira que vengo como ladrón. Dichoso el que esté en vela y conserve sus vestidos, para no andar desnudo y que se  vean sus vergüenzas).
16 Los convocaron en el lugar llamado en hebreo Harmaguedón.
17 El séptimo derramó su copa sobre el aire; entonces salió del Santuario una fuerte voz que decía: «Hecho está».
18 Se produjeron relámpagos, fragor, truenos y un violento terremoto, = como no lo hubo desde que existen = hombres  = sobre la tierra, = un terremoto tan violento.
19 La Gran Ciudad se abrió en tres partes, y las ciudades de las naciones se desplomaron; y Dios se acordó de la Gran  Babilonia para darle la copa del vino del furor de su cólera.
20 Entonces todas las islas huyeron, y las montañas desaparecieron.
21 Y un gran pedrisco, con piedras de casi un talento de peso, cayó del cielo sobre los hombres. No obstante, los hombres blasfemaron de Dios por la plaga del pedrisco; porque fue ciertamente una plaga muy grande.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...