miércoles, 8 de agosto de 2018

Lamentaciones 4-5; Apocalipsis 8

Lamentaciones 4
1 = Alef. = ¡Cómo, ay, se ha deslucido, el oro se ha alterado el oro mejor! Las piedras sagradas están, ay, esparcidas por las esquinas de todas las calles.
2 = Bet. = Los hijos de Sión, los excelentes, valiosos como el oro fino, ¡son, ay, considerados como vasos de arcilla, obra de manos de alfarero!
3 = Guímel. = Hasta los chacales desnudan la teta, dan de mamar a sus cachorros; la hija de mi pueblo se ha vuelto tan cruel como las avestruces del desierto.
4 = Dálet. = La lengua del niño de pecho se pega de sed al paladar; los pequeñuelos piden pan: no hay quien se lo reparta.
5 = He. = Los que comían manjares deliciosos desfallecen por las calles; los que se criaban entre púrpura abrazan los estercoleros.
6 = Vau. = La culpa de la hija de mi pueblo supera al pecado de Sodoma, que fue aniquilada en un instante sin que manos en ello se cansaran.
7 = Zain. = Más limpios que la nieve eran sus nazireos, más blancos que la leche; de cuerpo más rojo que corales, un zafiro su figura.
8 = Jet. = Más oscuro es su semblante que el hollín, ya no se les reconoce por las calles. Su piel está pegada a sus huesos, seca como madera.
9 = Tet. = Más dichosos fueron los muertos a cuchillo que los muertos de hambre, que extenuados sucumben, por falta de los frutos de los campos.
10 = Yod. = Las mismas manos de tiernas mujeres cocieron a sus hijos: triste alimento fueron para ellas, en la ruina de la hija de mi pueblo.
11 = Kaf. = Yahveh ha apurado su furor, ha derramado el ardor de su cólera; encendió fuego en Sión que ha devorado sus cimientos.
12 = Lámed. = Nunca creyeron los reyes de la tierra ni cuantos moran en el mundo, que el adversario y el enemigo entrarían por las puertas de Jerusalén.
13 = Mem. = ¡Fue por los pecados de sus profetas, por las culpas de sus sacerdotes, que en medio de ella derramaron sangre de justos!
14 = Nun. = Titubeaban por las calles como ciegos, manchados de sangre, sin que nadie pudiera tocar sus vestiduras.
15 = Sámek. = «¡Apartaos! ¡Un impuro!», les gritaban, «¡Apartaos, apartaos! ¡No tocar!» Si huían errantes, se decía entre las naciones: «¡No seguirán de huéspedes aquí!»
16 = Pe. = El Rostro de Yahveh los dispersó, no volverá a mirarlos. No hubo respeto para los sacerdotes, ni piedad para los ancianos.
17 = Ain. = Y aún se consumían nuestros ojos, esperando un socorro: ¡ilusión! Desde nuestros oteros oteábamos a una nación incapaz de salvar.
18 = Sade. = Se acechaban nuestros pasos, para que no anduviéramos por nuestras plazas. Cerca estaba nuestro fin, cumplidos nuestros días, sí, llegaba nuestro fin.
19 = Qof. = Nuestros perseguidores eran raudos, más que las águilas del cielo; nos acosaban por los montes, en el desierto nos tendían emboscadas.
20 = Res. = Nuestro aliento vital, el ungido de Yahveh, quedó preso en sus fosas; aquel de quien decíamos: «¡A su sombra viviremos entre las naciones!»
21 = Sin. = ¡Regocíjate, exulta, hija de Edom, que habitas en el país de Us! ¡También a ti pasará la copa: te embriagarás y te desnudarás!
22 = Tau. = ¡Se ha borrado tu culpa, hija de Sión; no volverá él a desterrarte! ¡Pero ha de visitar tu culpa, hija de Edom, pondrá al desnudo tus pecados!
 
Lamentaciones 5
1 ¡Acuérdate, Yahveh, de lo que nos ha sobrevenido, mira y ve nuestro oprobio!
2 Nuestra heredad ha pasado a extranjeros, nuestras casas a extraños.
3 Somos huérfanos, sin padre; nuestras madres, como viudas.
4 A precio de plata bebemos nuestra agua, nuestra leña nos llega por dinero.
5 El yugo a nuestro cuello, andamos acosados; estamos agotados, no se nos da respiro.
6 Hacia Egipto tendemos nuestra mano, hacia Asur para quitar el hambre.
7 Nuestros padres pecaron: ya no existen; y nosotros cargamos con sus culpas.
8 Esclavos nos dominan, nadie nos libra de su mano.
9 A riesgo de la vida logramos nuestro pan, afrontando la espada del desierto.
10 Nuestra piel abrasa como un horno, a causa del ardor del hambre.
11 Han violado a las mujeres en Sión, a las vírgenes en las ciudades de Judá.
12 Colgados fueron por sus manos los príncipes; la faz de los ancianos no ha sido respetada.
13 Han arrastrado la muela los muchachos, bajo la leña se han doblado los niños.
14 Los ancianos han dejado de acudir a la puerta, los muchachos han parado sus cantares.
15 Ha cesado la alegría de nuestro corazón, se ha trocado en duelo nuestra danza.
16 Ha caído la corona de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, que hemos pecado!
17 Por eso está dolorido nuestro corazón, por eso se nublan nuestros ojos:
18 por el monte Sión, que está asolado; ¡las raposas merodean en él!
19 Mas tú, Yahveh, para siempre te sientas; ¡tu trono de generación en generación!
20 ¿Por qué has de olvidarnos para siempre, por qué toda la vida abandonarnos?
21 ¡Haznos volver a ti, Yahveh, y volveremos. Renueva nuestros días como antaño,
22 si es que no nos has desechado totalmente, irritado contra nosotros sin medida!


Apocalipsis 8
1 Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo, como una media hora...
2 Vi entonces a los siete Ángeles que están en pie delante de Dios; les fueron entregadas siete trompetas.
3 Otro Ángel vino y se puso junto al altar con un badil de oro. Se le dieron muchos perfumes para que, con las oraciones de todos los santos, los ofreciera sobre el altar de oro colocado delante del trono.
4 Y por mano del Ángel subió delante de Dios la humareda de los perfumes con las oraciones de los santos.
5 Y el Ángel tomó el badil = y lo llenó con brasas = del altar = y las arrojó = sobre la tierra. Entonces hubo truenos, fragor, relámpagos y temblor de tierra.
6 Los siete Ángeles de las siete trompetas se dispusieron a tocar.
7 Tocó el primero... Hubo entonces pedrisco y fuego mezclados con sangre, que fueron arrojados sobre la tierra: la tercera parte de los árboles quedó abrasada, toda hierba verde quedó abrasada.
8 Tocó el segundo Ángel... Entonces fue arrojado al mar algo como una enorme montaña ardiendo, y la tercera parte del mar se convirtió en sangre.
9 Pereció la tercera parte de las criaturas del mar que tienen vida, y la tercera parte de las naves fue destruida.
10 Tocó el tercer Ángel... Entonces cayó del cielo una estrella grande, ardiendo como una antorcha. Cayó sobre la tercera parte de los ríos y sobre las manantiales de agua.
11 La estrella se llama Ajenjo. La tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, y mucha gente murió por las  aguas, que se habían vuelto amargas.
12 Tocó el cuarto Ángel... Entonces fue herida la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas; quedó en sombra la tercera parte de ellos; el día perdió una tercera parte de su claridad y lo mismo la noche.
13 Y seguí viendo: Oí un Águila que volaba por lo alto del cielo y decía con fuerte voz: «¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra, cuando suenen las voces que quedan de las trompetas de los tres Ángeles que van a tocar!»

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...