martes, 21 de agosto de 2018

Ezequiel 34-36; Apocalipsis 17

Ezequiel 34
1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza. Dirás a los pastores: Así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño?
3 Vosotros os habéis tomado la leche, os habéis vestido con la lana, habéis sacrificado las ovejas más pingües; no  habéis apacentado el rebaño.
4 No habéis fortalecido a las ovejas débiles, no habéis cuidado a la enferma ni curado a la que estaba herida, no  habéis tornado a la descarriada ni buscado a la perdida; sino que las habéis dominado con violencia y dureza.
5 Y ellas se han dispersado, por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las fieras del campo; andan  dispersas.
6 Mi rebaño anda errante por todos los montes y altos collados; mi rebaño anda disperso por toda la superficie de la tierra, sin que nadie se ocupe de él ni salga en su busca.
7 Por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh:
8 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, lo juro: Porque mi rebaño ha sido expuesto al pillaje y se ha hecho pasto de todas las fieras del campo por falta de pastor, porque mis pastores no se ocupan de mi rebaño, porque ellos, los pastores, se apacientan a sí mismos y no apacientan mi rebaño;
9 por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh.
10 Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo contra los pastores: reclamaré mi rebaño de sus manos y les quitaré de apacentar mi rebaño. Así los pastores no volverán a apacentarse a sí mismos. Yo arrancaré mis ovejas de su boca, y no serán más su presa.
11 Porque así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él.
12 Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas. Las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado en día de nubes y brumas.
13 Las sacaré de en medio de los pueblos, las reuniré de los países, y las llevaré de nuevo a su suelo. Las pastorearé  por los montes de Israel, por los barrancos y por todos los poblados de esta tierra.
14 Las apacentaré en buenos pastos, y su majada estará en los montes de la excelsa Israel. Allí reposarán en buena  majada; y pacerán pingües pastos por los montes de Israel.
15 Yo mismo apacentaré mis ovejas y yo las llevaré a reposar, oráculo del Señor Yahveh.
16 Buscaré la oveja perdida, tornaré a la descarriada, curaré a la herida, confortaré a la enferma; pero a la que está gorda y robusta la exterminaré: las pastorearé con justicia.
17 En cuanto a vosotras, ovejas mías, así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío.
18 ¿Os parece poco pacer en buenos pastos, para que pisoteéis con los pies el resto de vuestros pastos? Os parece poco beber en agua limpia, para que enturbiéis el resto con los pies?
19 ¡Mis ovejas tienen que pastar lo que vuestros pies han pisoteado y beber lo que vuestros pies han enturbiado!
20 Por eso, así les dice el Señor Yahveh: Yo mismo voy a juzgar entre la oveja gorda y la flaca.
21 Puesto que vosotras habéis empujado con el flanco y con el lomo y habéis topado con los cuernos a todas las ovejas  más débiles hasta dispersarlas fuera,
22 yo vendré a salvar a mis ovejas para que no estén más expuestas al pillaje; voy a juzgar entre oveja y oveja.
23 Yo suscitaré para ponérselo al frente un solo pastor que las apacentará, mi siervo David: él las apacentará y será su pastor.
24 Yo, Yahveh, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo, Yahveh, he hablado.
25 Concluiré con ellos una alianza de paz, haré desaparecer de esta tierra las bestias feroces. Habitarán en seguridad  en el desierto y dormirán en los bosques.
26 Yo los asentaré en los alrededores de mi colina, y mandaré a su tiempo la lluvia, que será una lluvia de bendición.
27 El árbol del campo dará su fruto, la tierra dará sus productos, y ellos vivirán en seguridad en su suelo. Y sabrán que yo soy Yahveh, cuando despedace las barras de su yugo y los libre de la mano de los que los tienen esclavizados.
28 No volverán a ser presa de las naciones, las bestias salvajes no volverán a devorarlos. Habitarán en seguridad  y no se les turbará más.
29 Haré brotar para ellos un plantío famoso; no habrá más víctimas del hambre en el país, ni sufrirán más el ultraje de las naciones.
30 Y sabrán que yo, Yahveh su Dios, estoy con ellos, y que ellos, la casa de Israel, son mi pueblo, oráculo del Señor Yahveh.
31 Vosotras, ovejas mías, sois el rebaño humano que yo apaciento, y yo soy vuestro Dios, oráculo del Señor Yahveh.
 
Ezequiel 35
1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia la montaña de Seír, y profetiza contra ella.
3 Le dirás: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti, montaña de Seír. Voy a extender mi mano contra ti: te  convertiré en soledad desolada,
4 y dejaré en ruinas tus ciudades; serás una desolación, y sabrás que yo soy Yahveh.
5 Por haber alimentado un odio eterno y haber entregado a la espada a los hijos de Israel el día de su desastre, el día de su última culpa,
6 por eso, por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo te dejaré en sangre y la sangre te perseguirá. Sí, eres rea de sangre, ¡y la sangre te perseguirá!
7 Haré de la montaña de Seír una soledad desolada, y extirparé de allí al que va y al que viene.
8 Llenaré de víctimas sus montes; en tus colinas, en  tus valles y en todos tus barrancos, caerán las víctimas de la espada.
9 Te convertiré en soledades eternas, tus ciudades no volverán a ser habitadas, y sabréis que yo soy Yahveh.
10 Por haber dicho tú: «Las dos naciones, los dos países son míos, vamos a tomarlos en posesión», siendo así que Yahveh estaba allí,
11 por eso, por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que procederé con la misma cólera y los mismos celos con que tú  has procedido en tu odio contra ellos, y me daré a conocer, por ellos, cuando te castigue.
12 Sabrás que yo, Yahveh, he oído todos los insultos que lanzabas contra los montes de Israel diciendo: «Están devastados, nos han sido entregados como pasto.»
13 Me habéis desafiado con vuestra boca, habéis multiplicado contra mí vuestras palabras, lo he oído todo.
14 Así dice el Señor Yahveh: Para alegría de toda esta tierra yo haré de ti una desolación.
15 Como tú te alegraste cuando la heredad de la casa de Israel era una desolación, yo te trataré a ti de la misma  manera. Serás una desolación, montaña de Seír, así como Edom entero, y se sabrá que yo soy Yahveh.
 
Ezequiel 36
1 Y tú, hijo de hombre, profetiza sobre los montes de Israel. Dirás: Montes de Israel, escuchad la palabra de Yahveh.
2 Así dice el Señor Yahveh: Porque el enemigo ha dicho contra vosotros: «¡Ja, ja, estas alturas eternas han pasado a ser posesión nuestra!»,
3 por eso, profetiza. Dirás: Así dice el Señor Yahveh: Porque habéis sido asolados y se os ha codiciado por todas  partes hasta pasar a ser posesión de las otras naciones, porque habéis sido el blanco de la habladuría y de la difamación de la gente,
4 por eso, escuchad, montes de Israel, la palabra del Señor Yahveh. Así dice el Señor Yahveh a los montes, a las colinas, a los barrancos y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades abandonadas que han sido entregadas  al pillaje y a la irrisión del resto de las naciones circunvecinas.
5 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Sí, en el ardor de mis celos voy a hablar contra las otras naciones y contra  Edom entero, que, con alegría en el corazón y desprecio en el alma, se han atribuido mi tierra en posesión para entregar su pasto al pillaje.
6 Por ello, profetiza sobre la tierra de Israel. Dirás a los montes y a las colinas, a los barrancos y a los valles: Así dice el Señor Yahveh: Ved que hablo en mis celos y mi furor: Porque habéis sufrido el ultraje de las naciones,
7 por eso, así dice el Señor Yahveh: Juro mano en alto que las naciones que os rodean cargarán con sus propios ultrajes.
8 Y vosotros, montes de Israel, vais a echar vuestras ramas y a producir vuestros frutos para mi pueblo Israel, porque  está a punto de volver.
9 Sí, heme aquí por vosotros, a vosotros me vuelvo, vais a ser cultivados y sembrados.
10 Yo multiplicaré sobre vosotros los hombres, la casa de Israel entera. Las ciudades serán habitadas y las ruinas  reconstruidas.
11 Multiplicaré en vosotros hombres y bestias, y serán numerosos y fecundos. Os repoblaré como antaño, mejoraré vuestra condición precedente, y sabréis que yo soy Yahveh.
12 Haré que circulen por vosotros los hombres, mi pueblo Israel. Tomarán posesión de ti, y tu serás su heredad, y  no volverás a privarles de sus hijos.
13 Así dice el Señor Yahveh: Porque se ha dicho de ti que devoras a los hombres y que has privado a tu nación de hijos,
14 por eso, ya no devorarás más hombres, ni volverás a privar de hijos a tu nación, oráculo del Señor Yahveh.
15 No consentiré que vuelvas a oír el ultraje de las naciones, no sufrirás más los insultos de los pueblos, y no volverás  a privar de hijos a tu nación, oráculo del Señor Yahveh.
16 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
17 Hijo de hombre, los de la casa de Israel que habitaban en su tierra, la contaminaron con su conducta y sus obras; como la impureza de una menstruante era su conducta  ante mí.
18 Entonces yo derramé mi furor sobre ellos, por la sangre que habían vertido en su tierra y por las basuras con las que la habían contaminado.
19 Los dispersé entre las naciones y fueron esparcidos por los países. Los juzgué según su conducta y sus obras.
20 Y en las naciones donde llegaron, profanaron mi santo nombre, haciendo que se dijera a propósito de ellos: «Son el pueblo de Yahveh, y han tenido que salir de su tierra.»
21 Pero yo he tenido consideración a mi santo nombre que la casa de Israel profanó entre las naciones adonde había ido.
22 Por eso, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: No hago esto por consideración a vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, que vosotros habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis.
23 Yo santificaré mi gran nombre profanado entre las naciones, profanado allí por vosotros. Y las naciones sabrán que yo soy Yahveh - oráculo del Señor Yahveh - cuando yo, por medio de vosotros, manifieste mi santidad a la vista de ellos.
24 Os tomaré de entre las naciones, os recogeré de todos los países y os llevaré a vuestro suelo.
25 Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas y de todas vuestras basuras os purificaré.
26 Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
27 Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas.
28 Habitaréis la tierra que yo di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.
29 Os salvaré de todas vuestras impurezas, llamaré al trigo y lo multiplicaré y no os someteré más al hambre.
30 Multiplicaré los frutos de los árboles y los productos de los campos, para que no sufráis más el oprobio del hambre  entre las naciones.
31 Entonces os acordaréis de vuestra mala conducta y de vuestras acciones que no eran buenas, y sentiréis asco de vosotros mismos por vuestras culpas y vuestras abominaciones.
32 No hago esto por vosotros - oráculo del Señor Yahveh - sabedlo bien. Avergonzaos y confundíos de vuestra conducta, casa de Israel.
33 Así dice el Señor Yahveh: El día que yo os purifique de todas vuestras culpas, repoblaré las ciudades y las ruinas  serán reconstruidas;
34 la tierra devastada será cultivada, después de haber sido una desolación a los ojos de todos los transeúntes.
35 Y se dirá: «Esta tierra, hasta ahora devastada, se ha hecho como jardín de Edén, y las ciudades en ruinas, devastadas y demolidas, están de nuevo fortificadas y habitadas.»
36 Y las naciones que quedan a vuestro alrededor sabrán que yo, Yahveh, he reconstruido lo que estaba demolido y he replantado lo que estaba devastado. Yo, Yahveh, lo digo y lo hago.
37 Así dice el Señor Yahveh: Me dejaré todavía buscar por la casa de Israel, para hacer por ellos esto: multiplicarlos como un rebaño humano,
38 como un rebaño de reses consagradas, como el rebaño reunido en Jerusalén, en las fiestas solemnes. Así se llenarán  de un rebaño humano vuestras ciudades en ruinas, y se sabrá que yo soy Yahveh.
 

Apocalipsis 17
1 Entonces vino uno de los siete Ángeles que llevaban las siete copas y me habló: «Ven, que te voy a mostrar el juicio de la célebre Ramera, = que se sienta sobre grandes aguas, =
2 con ella fornicaron los reyes de la tierra, y los habitantes de la tierra se embriagaron con el vino de su prostitución.»
3 Me trasladó en espíritu al desierto. Y vi una mujer, sentada sobre una Bestia de color escarlata, cubierta de títulos blasfemos; la Bestia tenía siete cabezas y diez cuernos.
4 La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, resplandecía de oro, piedras preciosas y perlas; llevaba en su mano una copa de oro llena de abominaciones, y también las impurezas de su prostitución,
5 y en su frente un nombre escrito - un misterio -: «La Gran Babilonia, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra.»
6 Y vi que la mujer se embriagaba con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús. Y me asombré  grandemente al verla;
7 pero el Ángel me dijo: «¿Por qué te asombras? Voy a explicarte el misterio de la mujer y de la Bestia que la lleva, la que tiene siete cabezas y diez cuernos.
8 «La Bestia que has visto, era y ya no es; y va a subir del Abismo pero camina hacia su destrucción. Los habitantes de la tierra, cuyo nombre no fue inscrito desde la creación del mundo en el libro de la vida, se maravillarán  al ver que la Bestia era y ya no es, pero que reaparecerá.
9 Aquí es donde se requiere inteligencia, tener sabiduría. Las siete cabezas son siete colinas sobre las que se asienta  la mujer. «Son también siete reyes:
10 cinco han caído, uno es, y el otro no ha llegado aún. Y cuando llegue, habrá de durar poco tiempo.
11 Y la Bestia, que era y ya no es, hace el octavo, pero es uno de los siete; y camina hacia su destrucción.
12 = Los diez cuernos = que has visto = son diez reyes = que no han recibido aún el reino; pero recibirán con la Bestia  la potestad real, sólo por una hora.
13 Están todos de acuerdo en entregar a la Bestia el poder y la potestad que ellos tienen.
14 Estos harán la guerra al Cordero, pero el Cordero, como es = Señor de Señores y Rey de Reyes, = los vencerá en unión con los suyos, los llamados y elegidos y fieles.»
15 Me dijo además: «Las aguas que has visto, donde está sentada la Ramera, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.
16 Y los diez cuernos que has visto y la Bestia, van a aborrecer a la Ramera; = la dejarán sola y desnuda, = comerán sus carnes y la consumirán por el fuego;
17 porque Dios les ha inspirado la resolución de ejecutar su propio plan, y de ponerse de acuerdo en entregar la soberanía que tienen a la Bestia hasta que se cumplan las palabras de Dios.
18 Y la mujer que has visto es la Gran Ciudad, la que tiene la soberanía sobre los reyes de la tierra.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...