sábado, 31 de marzo de 2018

Salmos 119-120; 2 Corintios 1

Salmo 119 (118)
1 = Alef = Dichosos los que van por camino perfecto, los que proceden en la ley de Yahveh.
2 Dichosos los que guardan sus dictámenes, los que le buscan de todo corazón,
3 y los que, sin cometer iniquidad, andan por sus caminos.
4 Tú tus ordenanzas promulgaste, para que sean guardadas cabalmente.
5 ¡Ojalá mis caminos se aseguren para observar tus preceptos!
6 Entonces no tendré vergüenza alguna al mirar a todos tus mandamientos.
7 Con rectitud de corazón te daré gracias, al aprender tus justos juicios.
8 Tus preceptos, los observaré, no me abandones tú del todo.
9 = Bet. = ¿Cómo el joven guardará puro su camino? Observando tu palabra.
10 De todo corazón ando buscándote, no me desvíes de tus mandamientos.
11 Dentro del corazón he guardado tu promesa, para no pecar contra ti.
 12 Bendito tú, Yahveh, enséñame tus preceptos.

13 Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.
14 En el camino de tus dictámenes me recreo más que en toda riqueza.
 15 En tus ordenanzas quiero meditar y mirar a tus caminos.
 16 En tus preceptos tengo mis delicias, no olvido tu palabra.
17 = Guímel. = Haz merced a tu siervo y viviré. y guardaré tu palabra.
18 Abre mis ojos para que contemple las maravillas de tu ley.
19 Un forastero soy sobre la tierra, tus mandamientos no me ocultes.

20 Mi alma se consume deseando tus juicios en todo tiempo.
21 Tú increpas a los soberbios, los malditos, que se desvían de tus mandamientos.
22 Echa lejos de mí oprobio y menosprecio, porque he guardado tus dictámenes.
23 Aunque los príncipes hablen en sesión contra mí, tu servidor medita en tus preceptos.
24 Tus dictámenes hacen mis delicias, mis consejeros, tus preceptos.
25 = Dálet. = Mi alma está pegada al polvo, hazme vivir conforme a tu palabra.

26 Mis caminos expuse, y tú me respondiste, enséñame tus preceptos.
27 Hazme entender el camino de tus ordenanzas, y meditaré en tus maravillas.
28 Se va en lágrimas mi alma por el tedio, sosténme conforme a tu palabra.
29 Aléjame del camino de mentira, y dame la gracia de tu ley,
30 He escogido el camino de la lealtad, a tus juicios me conformo.
31 A tus dictámenes me mantengo adherido, no me confundas, tú, Yahveh.
32 Corro por el camino de tus mandamientos, pues tú mi corazón dilatas.
33 = He. = Enséñame, Yahveh, el camino de tus preceptos, yo lo quiero guardar en recompensa.
34 Hazme entender, para guardar tu ley y observarla de todo corazón.
35 Llévame por la senda de tus mandamientos porque mi complacencia tengo en ella.
36 Inclina mi corazón hacia tus dictámenes, y no a ganancia injusta.
37 Aparta mis ojos de mirar vanidades, por tu palabra vivifícame.

38 Mantén a tu siervo tu promesa, que conduce a tu temor.
39 Aparta de mí el oprobio que me espanta, pues son buenos tus juicios.
40 Mira que deseo tus ordenanzas, hazme vivir por tu justicia.
41 = Vau. = ¡Llegue hasta mí tu amor, Yahveh, tu salvación, conforme a tu promesa!
42 Y daré respuesta al que me insulta, porque confío en tu palabra.
43 No quites de mi boca la palabra de verdad, porque espero en tus juicios.

44 Yo observaré sin descanso tu ley para siempre jamás.
45 Y andaré por camino anchuroso, porque tus ordenanzas voy buscando.
46 De tus dictámenes hablaré ante los reyes, y no tendré que avergonzarme.
47 Y me deleitaré en tus mandamientos, que amo mucho.
48 Tiendo mis manos hacia tus mandamientos, en tus preceptos medito.
49 = Zain. = Recuerda la palabra dada a tu servidor, de la que has hecho mi esperanza.

50 Este es mi consuelo en mi miseria: que tu promesa me da vida.
51 Los soberbios me insultan hasta el colmo, yo no me aparto de tu ley.
52 Me acuerdo de tus juicios de otro tiempo, oh Yahveh, y me consuelo.
53 Me arrebata el furor por los impíos que abandonan tu ley.
54 Tus preceptos son cantares para mí en mi mansión de forastero.
55 Me acuerdo por la noche de tu nombre, Yahveh, quiero guardar tu ley.

56 Esta es mi tarea: guardar tus ordenanzas.
57 = Jet. = Mi porción, Yahveh, he dicho, es guardar tus palabras.
58 Con todo el corazón busco tu favor, tenme piedad conforme a tu promesa.
59 He examinado mis caminos y quiero volver mis pies a tus dictámenes.
 60 Me doy prisa y no me tardo en observar tus mandamientos.
 61 Las redes de los impíos me aprisionan, yo no olvido tu ley.
 62 Me levanto a medianoche a darte gracias por tus justos juicios.

63 Amigo soy de todos los que te temen y observan tus ordenanzas.
64 De tu amor, Yahveh, está la tierra llena, enséñame tus preceptos.
65 = Tet. = Has sido generoso con tu siervo, oh Yahveh, conforme a tu palabra.
66 Cordura y sabiduría enséñame, pues tengo fe en tus mandamientos.
67 Antes de ser humillado, me descarriaba, mas ahora observo tu promesa.
 68 Tú, que eres bueno y bienhechor, enséñame tus preceptos.

69 Los soberbios me enredan con mentira, yo guardo tus ordenanzas de todo corazón.
70 Como de grasa su corazón está embotado. mas yo en tu ley tengo mis delicias.
71 Un bien para mí ser humillado, para que aprenda tus preceptos.
72 Un bien para mí la ley de tu boca, más que miles de oro y plata.
73 = Yod. = Tus manos me han hecho y me han formado, hazme entender, y aprenderé tus mandamientos.
74 Los que te temen me ven con alegría, porque espero en tu palabra.
75 Yo sé, Yahveh, que son justos tus juicios, que con lealtad me humillas tú.
76 Sea tu amor consuelo para mí, según tu promesa a tu servidor.
77 Me alcancen tus ternuras y viviré, porque tu ley es mi delicia.
78 Sean confundidos los soberbios que me afligen con mentira, yo en tus ordenanzas medito.
79 Vuélvanse hacia mí los que te temen, los que conocen tus dictámenes.
80 Sea mi corazón perfecto en tus preceptos, para que no sea confundido.
81 = Kaf. = En pos de tu salvación mi alma languidece, en tu palabra espero.
82 Languidecen mis ojos en pos de tu promesa diciendo: «¿Cuándo vas a consolarme?»
83 Aun hecho igual que un pellejo que se ahúma, de tus preceptos no me olvido.
84 ¿Cuántos serán los días de tu siervo? ¿cuándo harás justicia de mis perseguidores?
85 Los soberbios han cavado fosas para mí en contra de tu ley.
86 Todos tus mandamientos son verdad, con mentira se me persigue, ¡ayúdame!
87 Poco falta para que me borren de la tierra, mas yo tus ordenanzas no abandono.
88 Según tu amor dame la vida, y guardaré el dictamen de tu boca.
89 = Lámed. = Para siempre, Yahveh, tu palabra, firme está en los cielos.
90 Por todas las edades tu verdad, tú fijaste la tierra, ella persiste.
91 Por tus juicios subsiste todo hasta este día, pues toda cosa es sierva tuya.
92 Si tu ley no hubiera sido mi delicia, ya habría perecido en mi miseria.

93 Jamás olvidaré tus ordenanzas, por ellas tú me das la vida.
 94 Tuyo soy, sálvame, pues tus ordenanzas voy buscando.
95 Para perderme me acechan los impíos, yo estoy atento a tus dictámenes.
96 De todo lo perfecto he visto el límite: ¡Qué inmenso es tu mandamiento!
97 = Mem. = ¡Oh, cuánto amo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.
98 Más sabio me haces que mis enemigos por tu mandamiento, que por siempre es mío.
99 Tengo más prudencia que todos mis maestros, porque mi meditación son tus dictámenes.
100 Poseo más cordura que los viejos, porque guardo tus ordenanzas.
101 Retraigo mis pasos de toda mala senda para guardar tu palabra.
102 De tus juicios no me aparto, porque me instruyes tú.
103 ¡Cuán dulce al paladar me es tu promesa, más que miel a mi boca!
104 Por tus ordenanzas cobro inteligencia, por eso odio toda senda de mentira.
105 = Nun. = Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero.
106 He jurado, y he de mantenerlo, guardar tus justos juicios.
107 Humillado en exceso estoy, Yahveh, dame la vida conforme a tu palabra.
108 Acepta los votos de mi boca, Yahveh, y enséñame tus juicios.
109 Mi alma está en mis manos sin cesar, mas no olvido tu ley.
110 Me tienden un lazo los impíos, mas yo no me desvío de tus ordenanzas.
111 Tus dictámenes son mi herencia por siempre, ellos son la alegría de mi corazón.
112 Inclino mi corazón a practicar tus preceptos, recompensa por siempre.
 113 = Sámek. = Aborrezco la doblez y amo tu ley.
 114 Mi refugio y mi escudo eres tú, yo espero en tu palabra.
115 ¡Apartaos de mí, malvados, quiero guardar los mandamientos de mi Dios!
116 Sosténme conforme a tu promesa, y viviré, no defraudes mi esperanza.
117 Sé tú mi apoyo, y seré salvo, y sin cesar tendré a la vista tus preceptos.
118 Tú deshaces a todos los que se desvían de tus preceptos, mentira es su astucia.
119 Tienes por escoria a todos los impíos de la tierra, por eso amo yo tus dictámenes.
120 Por tu terror tiembla mi carne, de tus juicios tengo miedo.
121 = Ain. = Juicio y justicia he practicado, a mis opresores no me entregues.
122 Sé fiador de tu siervo para el bien, no me opriman los soberbios.
123 En pos de tu salvación languidecen mis ojos, tras tu promesa de justicia.
124 Según tu amor trata a tu siervo, enséñame tus preceptos.
125 Yo soy tu servidor, hazme entender, y aprenderé tus dictámenes.
126 Ya es hora de actuar, Yahveh, se ha violado tu ley.
127 Por eso amo yo tus mandamientos más que el oro, más que el oro fino.
128 Por eso me guío por todas tus ordenanzas y odio toda senda de mentira.
129 = Pe. = Maravillas son tus dictámenes, por eso mi alma los guarda.
130 Al abrirse, tus palabras iluminan dando inteligencia a los sencillos.
131 Abro mi boca franca, y hondo aspiro, que estoy ansioso de tus mandamientos.
132 Vuélvete a mí y tenme piedad, como es justo para los que aman tu nombre.
133 Mis pasos asegura en tu promesa, que no me domine ningún mal.
134 Rescátame de la opresión del hombre, y tus ordenanzas guardaré.

135 Haz que brille tu faz para tu siervo, y enséñame tus preceptos.
136 Mis ojos destilan ríos de lágrimas, porque tu ley no se guarda.
 137 = Sade. = ¡Justo eres tú, Yahveh, y rectitud tus juicios!
 138 Con justicia impones tus dictámenes, con colmada verdad.
 139 Mi celo me consume, porque mis adversarios olvidan tus palabras.
 140 Acendrada en extremo es tu promesa, tu servidor la ama.
 141 Pequeño soy y despreciado, mas no olvido tus ordenanzas.

142 Justicia eterna es tu justicia, verdad tu ley.
143 Angustia y opresión me han alcanzado, tus mandamientos hacen mis delicias.
144 Justicia eterna tus dictámenes, hazme entender para que viva.
145 = Qof. = Invoco con todo el corazón, respóndeme, Yahveh, y guardaré tus preceptos.
146 Yo te invoco, sálvame, y guardaré tus dictámenes.
147 Me adelanto a la aurora y pido auxilio, en tu palabra espero.
148 Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche, a fin de meditar en tu promesa.
149 Por tu amor, Yahveh, escucha mi voz, por tus juicios, vivifícame.
150 Se acercan a la infamia los que me persiguen, se alejan de tu ley.
151 Tú estás cerca, Yahveh, todos tus mandamientos son verdad.
152 De tus dictámenes sé desde hace tiempo que para siempre los fundaste.
153 = Res = Mira mi aflicción y líbrame, porque tu ley no olvido.
154 Aboga por mi causa tú, rescátame, dame la vida conforme a tu promesa.
155 Lejos de los impíos la salvación, pues no van buscando tus preceptos.
156 Muchas son tus ternuras, Yahveh, por tus juicios, vivifícame.
157 Numerosos mis perseguidores y adversarios, yo no me aparto de tus dictámenes.
158 He visto a los traidores, me disgusta que no guarden tu promesa.
159 Mira que amo tus ordenanzas, Yahveh, dame la vida por tu amor.
160 Es verdad el principio de tu palabra, por siempre, todos tus justos juicios.
161 = Sin. = Príncipes me persiguen sin razón, mas mi corazón teme tus palabras.
 162 Me regocijo en tu promesa como quien halla un gran botín.
 163 La mentira detesto y abomino, amo tu ley.
 164 Siete veces al día te alabo por tus justos juicios.
 165 Mucha es la paz de los que aman tu ley, no hay tropiezo para ellos.

166 Espero tu salvación, Yahveh, tus mandamientos cumplo.
 167 Mi alma guarda tus dictámenes, mucho los amo.
168 Guardo tus ordenanzas y dictámenes que ante ti están todos mis caminos.
169 = Tau. = Mi grito llegue hasta tu faz, Yahveh, por tu palabra dame inteligencia.
170 Mi súplica llegue ante tu rostro, por tu promesa líbrame.
171 Mis labios proclaman tu alabanza, pues tú me enseñas tus preceptos.
172 Mi lengua repita tu promesa, pues todos tus mandamientos son justicia.
173 Venga tu mano en mi socorro, porque tus ordenanzas he escogido.
 174 Anhelo tu salvación, Yahveh, tu ley hace mis delicias.
 175 Viva mi alma para alabarte, y ayúdenme tus juicios.
 176 Me he descarriado como oveja perdida: ven en busca de tu siervo. No, no me olvido de tus mandamientos.

Salmo 120 (119)
(1) = Canción de las subidas. =
1 Hacia Yahveh, cuando en angustias me encontraba, clamé, y él me respondió.
2 ¡Yahveh, libra mi alma del labio mentiroso, de la lengua tramposa!
 3 ¿Qué te dará y qué te añadirá, lengua tramposa?
 4 ¡Flechas de guerrero afiladas con brasas de retama!
5 ¡Qué desgracia para mí vivir en Mések, morar en las tiendas de Quedar!
 6 Harto ha vivido ya mi alma con los que odian la paz.

7 Que si yo hablo de paz, ellos prefieren guerra.

SEGUNDA EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS  

2 Corintios 1
1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya;
2 a vosotros gracia y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo.
3 ¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de los misericordias y Dios de toda consolación,
4 que nos consuela en toda tribulación nuestra para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación,  mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios!
5 Pues, así como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmente abunda también por Cristo nuestra consolación.
6 Si somos atribulados, lo somos para consuelo y salvación vuestra; si somos consolados, lo somos para el consuelo  vuestro, que os hace soportar con paciencia los mismos sufrimientos que también nosotros soportamos.
7 Es firme nuestra esperanza respecto de vosotros; pues sabemos que, como sois solidarios con nosotros en los sufrimientos, así lo seréis también en la consolación.
8 Pues no queremos que lo ignoréis, hermanos: la tribulación sufrida en Asia nos abrumó hasta el extremo, por encima  de nuestras fuerzas, hasta tal punto que perdimos la esperanza de conservar la vida.
9 Pues hemos tenido sobre nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no pongamos nuestra confianza en nosotros mismos, sino en Dios que resucita  a los muertos.
10 El nos libró de tan mortal peligro, y nos librará; en él esperamos que nos seguirá librando,
11 si colaboráis también vosotros con la oración en favor nuestro, para que la gracia obtenida por intervención de  muchos sea por muchos agradecida en nuestro nombre.
12 El motivo de nuestro orgullo es el testimonio de nuestra conciencia, de que nos hemos conducido en el mundo, y sobre todo respecto de vosotros, con la santidad y la sinceridad que vienen de Dios, y no con la sabiduría carnal, sino con la gracia de Dios.
13 Pues no os escribimos otra cosa que lo que leéis y comprendéis, y espero comprenderéis plenamente,
14 como ya nos habéis comprendido en parte, que somos nosotros el motivo de vuestro orgullo, lo mismo que vosotros seréis el nuestro en el Día de nuestro Señor Jesús.
15 Con este convencimiento quería yo ir primero donde vosotros a fin de procuraros una segunda gracia,
16 y pasando por vosotros ir a Macedonia y volver nuevamente de Macedonia donde vosotros, y ser encaminado por vosotros  hacia Judea.
17 Al proponerme esto ¿obré con ligereza? O ¿se inspiraban mis proyectos en la carne, de forma que se daban en mí  el sí y el no?
18 ¡Por la fidelidad de Dios!, que la palabra que os dirigimos no es sí y no.
19 Porque el Hijo de Dios, Cristo Jesús, a quien os predicamos Silvano, Timoteo y yo, no fue sí y no; en él no hubo más que sí.
20 Pues todas las promesas hechas por Dios han tenido su sí en él; y por eso decimos por él «Amén» a la gloria de  Dios.
21 Y es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el que nos ungió,
22 y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones.
23 ¡Por mi vida!, testigo me es Dios de que, si todavía no he ido a Corinto, ha sido por miramiento a vosotros.

24 No es que pretendamos dominar sobre vuestra fe, sino que contribuimos a vuestro gozo, pues os mantenéis firmes en la fe. 

viernes, 30 de marzo de 2018

Salmo 118

Salmo 118 (117)
¡Aleluya!
1 ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!
 2 ¡Diga la casa de Israel: que es eterno su amor!
 3 ¡Diga la casa de Aarón: que es eterno su amor!
 4 ¡Digan los que temen a Yahveh: que es eterno su amor!
5 En mi angustia hacia Yahveh grité, él me respondió y me dio respiro;
6 Yahveh está por mí, no tengo miedo, ¿qué puede hacerme el hombre?
7 Yahveh está por mí, entre los que me ayudan, y yo desafío a los que me odian.

8 Mejor es refugiarse en Yahveh que confiar en hombre;
 9 mejor es refugiarse en Yahveh que confiar en magnates.
10 Me rodeaban todos los gentiles: en el nombre de Yahveh los cercené;
11 me rodeaban, me asediaban: en el nombre de Yahveh los cercené.
12 Me rodeaban como avispas, llameaban como fuego de zarzas: en el nombre de Yahveh los cercené.
13 Se me empujó, se me empujó para abatirme, pero Yahveh vino en mi ayuda;
14 mi fuerza y mi cántico es Yahveh, él ha sido para mí la salvación.
15 Clamor de júbilo y salvación, en las tiendas de los justos: «¡La diestra de Yahveh hace proezas,
16 excelsa la diestra de Yahveh, la diestra de Yahveh hace proezas!»
17 No, no he de morir, que viviré, y contaré las obras de Yahveh;
18 me castigó, me castigó Yahveh, pero a la muerte no me entregó.
19 ¡Abridme las puertas de justicia, entraré por ellas, daré gracias a Yahveh!

20 Aquí está la puerta de Yahveh, por ella entran los justos.
21 Gracias te doy, porque me has respondido, y has sido para mí la salvación.
22 La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido;
23 esta ha sido la obra de Yahveh, una maravilla a nuestros ojos.
24 ¡Este es el día que Yahveh ha hecho, exultemos y gocémonos en él!
25 ¡Ah, Yahveh, da la salvación! ¡Ah, Yahveh, da el éxito!
26 ¡Bendito el que viene en el nombre de Yahveh! Desde la Casa de Yahveh os bendecimos.
27 Yahveh es Dios, él nos ilumina. ¡Cerrad la procesión, ramos en mano, hasta los cuernos del altar!
28 Tú eres mi Dios, yo te doy gracias, Dios mío, yo te exalto.
29 ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!

jueves, 29 de marzo de 2018

Salmos 113-117

Salmo 113 (112)
(1) ¡Aleluya!
1 ¡Alabad, servidores de Yahveh, alabad el nombre de Yahveh!
2 ¡Bendito sea el nombre de Yahveh, desde ahora y por siempre!
3 ¡De la salida del sol hasta su ocaso, sea loado el nombre de Yahveh!
4 ¡Excelso sobre todas las naciones Yahveh, por encima de los cielos su gloria!
5 ¿Quién como Yahveh, nuestro Dios, que se sienta en las alturas,
6 y se abaja para ver los cielos y la tierra?
7 El levanta del polvo al desvalido, del estiércol hace subir al pobre,
8 para sentarle con los príncipes, con los príncipes de su pueblo.
9 El asienta a la estéril en su casa, madre de hijos jubilosa.

Salmo 114 (113 A)
¡Aleluya!
1 Cuando Israel salió de Egipto, la casa de Jacob de un pueblo bárbaro,
 2 se hizo Judá su santuario, Israel su dominio.
 3 Lo vio la mar y huyó, retrocedió el Jordán,
4 los montes brincaron lo mismo que carneros, las colinas como corderillos.
5 Mar, ¿qué es lo que tienes para huir, y tú, Jordán, para retroceder,
6 montes, para saltar como carneros, colinas, como corderillos?
7 ¡Tiembla, tierra, ante la faz del Dueño, ante la faz del Dios de Jacob,
8 aquel que cambia la peña en un estanque, y el pedernal en una fuente!

Salmo 115 (113 B)
1 ¡No a nosotros, Yahveh, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tu amor, por tu verdad!
2 ¿Por qué han de decir las gentes: «¿Dónde está su Dios?»
3 Nuestro Dios está en los cielos, todo cuanto le place lo realiza.
 4 Plata y oro son sus ídolos, obra de mano de hombre.
 5 Tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven,
 6 tienen oídos y no oyen, tienen nariz y no huelen.

7 Tienen manos y no palpan, tienen pies y no caminan, ni un solo susurro en su garganta.
8 Como ellos serán los que los hacen, cuantos en ellos ponen su confianza.
9 Casa de Israel, confía en Yahveh, él, su auxilio y su escudo;
10 casa de Aarón, confía en Yahveh, él, su auxilio y su escudo;
11 los que teméis a Yahveh, confiad en Yahveh, él, su auxilio y su escudo.
12 Yahveh se acuerda de nosotros, él bendecirá, bendecirá a la casa de Israel, bendecirá a la casa de Aarón,

13 bendecirá a los que temen a Yahveh, a pequeños y grandes.
 14 ¡Yahveh os acreciente a vosotros y a vuestros hijos!
15 ¡Benditos vosotros de Yahveh, que ha hecho los cielos y la tierra!
16 Los cielos, son los cielos de Yahveh, la tierra, se la ha dado a los hijos de Adán.
17 No alaban los muertos a Yahveh, ni ninguno de los que bajan al Silencio;
18 mas nosotros, los vivos, a Yahveh bendecimos, desde ahora y por siempre.

Salmo 116 (114-115)
¡Aleluya!
 1 Yo amo, porque Yahveh escucha mi voz suplicante;
 2 porque hacia mí su oído inclina el día en que clamo.
3 Los lazos de la muerte me aferraban, me sorprendieron las redes del seol; en angustia y tristeza me encontraba,
 4 y el nombre de Yahveh invoqué: ¡Ah, Yahveh, salva mi alma!
 5 Tierno es Yahveh y justo, compasivo nuestro Dios;
6 Yahveh guarda a los pequeños, estaba yo postrado y me salvó.

7 Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque Yahveh te ha hecho bien.
8 Ha guardado mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, y mis pies de mal paso.
9 Caminaré en la presencia de Yahveh por la tierra de los vivos.
10 ¡Tengo fe, aún cuando digo: «Muy desdichado soy»!,
11 yo que he dicho en mi consternación: «Todo hombre es mentiroso».
 12 ¿Cómo a Yahveh podré pagar todo el bien que me ha hecho?

13 La copa de salvación levantaré, e invocaré el nombre de Yahveh.
14 Cumpliré mis votos a Yahveh, ¡sí, en presencia de todo su pueblo!
15 Mucho cuesta a los ojos de Yahveh la muerte de los que le aman.
16 ¡Ah, Yahveh, yo soy tu siervo, tu siervo, el hijo de tu esclava, tú has soltado mis cadenas!
17 Sacrificio te ofreceré de acción de gracias, e invocaré el nombre de Yahveh.
18 Cumpliré mis votos a Yahveh, sí, en presencia de todo su pueblo,

19 en los atrios de la Casa de Yahveh, en medio de ti, Jerusalén.

Salmo 117 (116)
¡Aleluya!
1 ¡Alabad a Yahveh, todas las naciones, celebradle, pueblos todos!
2 Porque es fuerte su amor hacia nosotros, la verdad de Yahveh dura por siempre.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Salmos 109-112; 1 Corintios 16

Salmo 109 (108)
(1) = Del maestro de coro. De David. Salmo. =  1 ¡Oh Dios de mi alabanza, no te quedes mudo!
2 Boca de impío, boca de engaño, se abren contra mí. Me hablan con lengua de mentira,
 3 con palabras de odio me envuelven, me atacan sin razón.
 4 En pago de mi amor, se me acusa, y yo soy sólo oración;
 5 se me devuelve mal por bien y odio por mi amor:
6 «¡Suscita a un impío contra él, y que un fiscal esté a su diestra;
7 que en el juicio resulte culpable, y su oración sea tenida por pecado!
 8 «¡Sean pocos sus días, que otro ocupe su cargo;
 9 queden sus hijos huérfanos y viuda su mujer!
10 «¡Anden sus hijos errantes, mendigando, y sean expulsados de sus ruinas;
11 el acreedor le atrape todo lo que tiene, y saqueen su fruto los extraños!
12 «¡Ni uno solo tenga con él amor, nadie se compadezca de sus huérfanos,
13 sea dada al exterminio su posteridad, en una generación sea borrado su nombre!
14 «¡Sea ante Yahveh recordada la culpa de sus padres, el pecado de su madre no se borre;
15 estén ante Yahveh constantemente, y él cercene de la tierra su memoria!»
16 Porque él no se acordó de actuar con amor: persiguió al pobre, al desdichado, y al de abatido corazón para matarle;
17 amó la maldición: sobre él recaiga, no quiso bendición: que de él se aleje.
18 Se vistió de maldición como de un manto: ¡que penetre en su seno como agua, igual que aceite dentro de sus huesos!
19 ¡Séale cual vestido que le cubra, como cinto que la ciña siempre!
20 ¡Tal sea de parte de Yahveh la paga de mis acusadores, de los que dicen mal contra mi alma!
21 ¡Y tú, Señor Yahveh, actúa por mí en gracia de tu nombre, porque tu amor es bueno, líbrame!,
22 Porque soy pobre y desdichado, y tengo dentro herido el corazón;
23 cual sombra que declina me voy yendo, me han sacudido igual que a la langosta.
24 Por tanto ayuno se doblan mis rodillas, falta de aceite mi carne ha enflaquecido;
 25 me he hecho el insulto de ellos, me ven y menean su cabeza.
 26 ¡Ayúdame, Yahveh, Dios mío, sálvame por tu amor!
27 ¡Sepan ellos que tu mano es ésta, que tú, Yahveh, lo has hecho!
28 ¡Maldigan ellos, pero tú bendice, los que me atacan sean confundidos y tu siervo se alegre!
29 ¡Los que me acusan queden vestidos de ignominia, como en un manto en su vergüenza envueltos!
30 ¡Copiosas gracias a Yahveh en mi boca, entre la multitud le alabaré:
31 porque él se pone a la diestra del pobre para salvar su alma de sus jueces!

Salmo 110 (109)
(1) = De David. Salmo. =
1 Oráculo de Yahveh a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies.
2 El cetro de tu poder lo extenderá Yahveh desde Sión: ¡domina en medio de tus enemigos!
3 Para ti el principado el día de tu nacimiento, en esplendor sagrado desde el seno, desde la aurora de tu juventud.
4 Lo ha jurado Yahveh y no ha de retractarse: «Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de Melquisedec.»
5 A tu diestra, Señor, él quebranta a los reyes el día de su cólera;
6 sentencia a las naciones, amontona cadáveres, cabezas quebranta sobre la ancha tierra.
7 En el camino bebe del torrente, por eso levanta la cabeza.

Salmo 111 (110)
1 ¡Aleluya! = Alef. = Doy gracias a Yahveh de todo corazón, = Bet. = en el consejo de los justos y en la comunidad.
2 = Guímel. = Grandes son las obras de Yahveh, = Dálet. = meditadas por los que en ellas se complacen.
3 = He. = Esplendor y majestad su obra, = Vau. = su justicia por siempre permanece.
4 = Zain. = De sus maravillas ha dejado un memorial. = Jet. = ¡Clemente y compasivo Yahveh!
5 = Tet. = Ha dado alimento a quienes le temen, = Yod. = se acuerda por siempre de su alianza.
6 = Kaf. = Ha revelado a su pueblo el poder de sus obras, = Lámed. = dándole la heredad de las naciones.
7 = Mem. = Verdad y justicia, las obras de sus manos, = Nun. = leales todas sus ordenanzas,
8 = Sámek. = afirmadas para siempre jamás, = Ain. = ejecutadas con verdad y rectitud.
9 = Pe. = Ha enviado redención a su pueblo, = Sade. = ha fijado para siempre su alianza; = Qof. = santo y temible es su nombre.
10 = Res. = Principio del saber, el temor de Yahveh; = Sin. = muy cuerdos todos los que lo practican. = Tau. = Su alabanza por siempre permanece.

Salmo 112 (111)
1 ¡Aleluya! = Alef. = ¡Dichoso el hombre que teme a Yahveh, = Bet. = que en sus mandamientos mucho se complace!
2 = Guímel. = Fuerte será en la tierra su estirpe, = Dálet. = bendita la raza de los hombres rectos.
3 = He. = Hacienda y riquezas en su casa, = Vau. = su justicia por siempre permanece.
4 = Zain = En las tinieblas brilla, como luz de los rectos, = Jet. = tierno, clemente y justo.
5 = Tet. = Feliz el hombre que se apiada y presta, = Yod. = y arregla rectamente sus asuntos.
6 = Kaf. = No, no será conmovido jamás, = Lámed. = en memoria eterna permanece el justo;
7 = Mem. = no tiene que temer noticias malas, = Nun. = firme es su corazón, en Yahveh confiado.
8 = Sámek. = Seguro está su corazón, no teme: = Ain. = al fin desafiará a sus adversarios.
9 = Pe. = Con largueza da a los pobres; = Sade. = su justicia por siempre permanece, = Qof. = su frente se levanta con honor.
10 = Res. = Lo ve el impío y se enfurece, = Sin. = rechinando sus dientes, se consume. = Tau. = El afán de los impíos se pierde.

1 Corintios 16
1 En cuanto a la colecta en favor de los santos, haced también vosotros tal como mandé a las Iglesias de Galacia.
2 Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros reserve en su casa lo que haya podido ahorrar, de modo que no se hagan las colectas cuando llegue yo.
3 Cuando me halle ahí, enviaré a los que hayáis  considerado dignos, acompañados de cartas, para que lleven a Jerusalén vuestra liberalidad.
4 Y si vale la pena de que vaya también yo, irán conmigo.
5 Iré donde vosotros después de haber atravesado Macedonia; pues por Macedonia pasaré.
6 Tal vez me detenga entre vosotros y hasta pase ahí el invierno, para que vosotros me encaminéis adonde haya de  ir.
7 Pues no quiero ahora veros sólo de paso: espero estar algún tiempo entre vosotros, si así lo permite el Señor.
8 De todos modos, seguiré en Éfeso hasta Pentecostés:
9 porque se me ha abierto una puerta grande y prometedora, y los enemigos son muchos.
10 Si se presenta Timoteo, procurad que esté sin temor entre vosotros, pues trabaja como yo en la obra del Señor.
11 Que nadie le menosprecie. Procurad que vuelva en paz a mí, que le espero con los hermanos.
12 En cuanto a nuestro hermano Apolo, le he insistido mucho para que vaya donde vosotros con los hermanos; pero no  tiene intención alguna de ir ahora. Irá cuando tenga oportunidad.
13 Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes.
14 Haced todo con amor.
15 Os hago una recomendación, hermanos. Sabéis que la familia de Estéfanas son las primicias de Acaya y se han puesto al servicio de los santos.
16 También vosotros mostraos sumisos a ellos y a todo aquel que con ellos trabaja y se afana.
17 Estoy lleno de alegría por la visita de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, que han suplido vuestra ausencia.
18 Ellos han tranquilizado mi espíritu y el vuestro. Sabed apreciar a estos hombres.
19 Las Iglesias de Asia os saludan. Os envían muchos saludos Aquila y Prisca en el Señor, junto con la Iglesia que se reúne en su casa.
20 Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con el beso santo.
21 El saludo va de mi mano, Pablo.
22 El que no quiera al Señor, ¡sea anatema! «Maran atha.»
23 ¡Que la gracia del Señor Jesús sea con vosotros!
24 Os amo a todos en Cristo Jesús.

martes, 27 de marzo de 2018

Salmos 105-108; 1 Corintios 15

Salmo 105 (104)
¡Aleluya!
1 ¡Dad gracias a Yahveh, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas!
2 ¡Cantadle, salmodiad para él, sus maravillas todas recitad;
3 gloriaos en su santo nombre, se alegre el corazón de los que buscan a Yahveh!
4 ¡Buscad a Yahveh y su fuerza, id tras su rostro sin descanso,
5 recordad las maravillas que él ha hecho, sus prodigios y los juicios de su boca!
 6 Raza de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido:

7 él, Yahveh, es nuestro Dios, por toda la tierra sus juicios.
8 El se acuerda por siempre de su alianza, palabra que impuso a mil generaciones,
9 lo que pactó con Abraham, el juramento que hizo a Isaac,
10 y que puso a Jacob como precepto, a Israel como alianza eterna,
11 diciendo: «Yo te daré la tierra de Canaán por parte de vuestra herencia».
12 Aunque ellos eran poco numerosos, gente de paso y forasteros allí,

13 cuando iban de nación en nación, desde un reino a otro pueblo,
 14 a nadie permitió oprimirles, por ellos castigó a los reyes:
15 «Guardaos de tocar a mis ungidos, ni mal alguno hagáis a mis profetas.»
16 Llamó al hambre sobre aquel país, todo bastón de pan rompió;
17 delante de ellos envió a un hombre, José, vendido como esclavo.
18 Sus pies vejaron con grilletes, por su cuello pasaron las cadenas,
19 hasta que se cumplió su predicción, y le acreditó la palabra de Yahveh.
20 El rey mandó a soltarle, el soberano de pueblos, a dejarle libre;
21 le erigió señor sobre su casa, y de toda su hacienda soberano,
22 para instruir a su gusto a sus magnates, y a sus ancianos hacer sabios.
23 Entonces Israel entró en Egipto, Jacob residió en el país de Cam.
24 El aumentó a su pueblo en gran manera, le hizo más fuerte que sus adversarios;
25 cambió el corazón de éstos para que odiasen a su pueblo y a sus siervos pusieran asechanzas.
26 Luego envió a Moisés su servidor, y Aarón, su escogido,
27 que hicieron entre ellos sus señales anunciadas, prodigios en el país de Cam.
28 Mandó tinieblas y tinieblas hubo, mas ellos desafiaron sus palabras.
 29 Trocó en sangre sus aguas y a sus peces dio muerte.
 30 Pululó de ranas su país, hasta en las moradas de sus reyes;

31 mandó él, y vinieron los mosquitos, los cínifes por toda su comarca.
32 Les dio por lluvia el granizo, llamas de fuego en su país;
33 hirió sus viñedos, sus higueras, y los árboles quebró de su comarca.
34 Dio la orden, y llegó la langosta, y el pulgón en número incontable;
35 comieron toda hierba en su país, comieron el fruto de su suelo.
36 E hirió en su país a todo primogénito, las primicias de todo su vigor;
37 y a ellos los sacó con plata y oro, ni uno solo flaqueó de entre sus tribus.
38 Egipto se alegró de su salida, pues era presa del terror.
39 El desplegó una nube por cubierta, y un fuego para alumbrar de noche.
40 Pidieron, y trajo codornices, de pan de los cielos los hartó;
41 abrió la roca, y brotaron las aguas, como río corrieron por los sequedales.
42 Recordando su palabra sagrada dada a Abraham su servidor,
43 sacó a su pueblo en alborozo, a sus elegidos entre gritos de júbilo.
44 Y las tierras les dio de las naciones, el trabajo de las gentes heredaron,
45 a fin de que guarden sus preceptos y sus leyes observen.

Salmo 106 (105)
1 ¡Aleluya! ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!
2 ¿Quién dirá las proezas de Yahveh, hará oír toda su alabanza?
3 ¡Dichosos los que guardan el derecho, los que practican en todo tiempo la justicia!
4 ¡Acuérdate de mí, Yahveh, por amor de tu pueblo; con tu salvación visítame,
5 que vea yo la dicha de tus elegidos, me alegre en la alegría de tu pueblo, con tu heredad me felicite!
6 Hemos pecado como nuestros padres, hemos faltado, nos hemos hecho impíos;
7 nuestros padres, en Egipto, no comprendieron tus prodigios. No se acordaron de tu inmenso amor, se rebelaron contra el Altísimo junto al mar de Suf.
8 El los salvó por amor de su nombre, para dar a conocer su poderío.
9 Increpó al mar de Suf y éste se secó, los llevó por los abismos como por un desierto,
10 los salvó de la mano del que odiaba, de la mano del enemigo los libró.

11 El agua cubrió a sus adversarios, ni uno solo quedó.
12 Entonces ellos tuvieron fe en sus palabras y sus laudes cantaron.
13 Mas pronto se olvidaron de sus obras, no tuvieron en cuenta su consejo;
14 en el desierto ardían de avidez, a Dios tentaban en la estepa.
15 El les concedió lo que pedían, mandó fiebre a sus almas.
16 Y en el campamento, de Moisés tuvieron celos, de Aarón, el santo de Yahveh.
17 Se abre la tierra, traga a Datán, y cubre a la cuadrilla de Abirón;
18 un fuego se enciende contra su cuadrilla, una llama abrasa a los impíos
19 En Horeb se fabricaron un becerro, se postraron ante un metal fundido,
20 y cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come heno.
21 Olvidaban a Dios que les salvaba, al autor de cosas grandes en Egipto,
22 de prodigios en el país de Cam, de portentos en el mar de Suf.
23 Hablaba ya de exterminarlos, si no es porque Moisés, su elegido, se mantuvo en la brecha en su presencia, para apartar su furor de destruirlos.
24 Una tierra de delicias desdeñaron, en su palabra no tuvieron fe;
25 murmuraron dentro de sus tiendas, no escucharon la voz de Yahveh.
26 Y él, mano en alto, les juró hacerles caer en el desierto,
27 desperdigar su raza entre las naciones, y dispersarlos por los países.
28 Luego se vincularon a Baal Peor y comieron sacrificios de muertos.
29 Así le irritaron con sus obras, y una plaga descargó sobre ellos.
30 Entonces surgió Pinjás, zanjó, y la plaga se detuvo;
31 esto se le contó como justicia de edad en edad, para siempre.
32 En las aguas de Meribá le enojaron, y mal le fue a Moisés por culpa de ellos,
33 pues le amargaron el espíritu, y habló a la ligera con sus labios.

34 No exterminaron a los pueblos que Yahveh les había señalado,
35 sino que se mezclaron con las gentes, aprendieron sus prácticas.
 36 Sirvieron a sus ídolos que fueron un lazo para ellos;
 37 sacrificaban sus hijos y sus hijas a demonios.
38 Sangre inocente derramaban, la sangre de sus hijos y sus hijas, que inmolaban a los ídolos de Canaán, y fue el país profanado de sangre.
39 Así se manchaban con sus obras, y se prostituían con sus prácticas.
40 Entonces se inflamó la cólera de Yahveh contra su pueblo, y abominó de su heredad.
41 Los entregó en mano de las gentes, y los dominaron los que los odiaban;
42 sus enemigos los tiranizaron, bajo su mano quedaron humillados.
43 Muchas veces los libró aunque ellos, en su propósito obstinados, se hundían en su culpa;
44 y los miró cuando estaban en apuros, escuchando su clamor.
45 Se acordó en favor de ellos de su alianza, se enterneció según su inmenso amor;

46 hizo que de ellos se apiadaran aquellos que cautivos los tenían.
47 ¡Sálvanos, Yahveh, Dios nuestro, reúnenos de entre las naciones, para dar gracias a tu nombre santo, y gloriarnos en tu alabanza!
48 ¡Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, por eternidad de eternidades! Y el pueblo todo diga: ¡Amén!

Salmo 107 (106)
¡Aleluya!
1 Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor.
2 Que lo digan los redimidos de Yahveh, los que él ha redimido del poder del adversario,
3 los que ha reunido de entre los países, de oriente y de poniente, del norte y mediodía.
4 En el desierto erraban, por la estepa, no encontraban camino de ciudad habitada;
5 hambrientos, y sedientos, desfallecía en ellos su alma.
6 Y hacia Yahveh gritaron en su apuro, y él los libró de sus angustias,
7 les condujo por camino recto, hasta llegar a ciudad habitada.
8 ¡Den gracias a Yahveh por su amor, por sus prodigios con los hijos de Adán!
9 Porque él sació el alma anhelante, el alma hambrienta saturó de bienes.
10 Habitantes de tiniebla y sombra, cautivos de la miseria y de los hierros,
11 por haber sido rebeldes a las órdenes de Dios y haber despreciado el consejo del Altísimo,
12 él sometió su corazón a la fatiga, sucumbían, y no había quien socorriera.
13 Y hacia Yahveh gritaron en su apuro, y él los salvó de sus angustias,
14 los sacó de la tiniebla y de la sombra, y rompió sus cadenas.
15 ¡Den gracias a Yahveh por su amor, por sus prodigios con los hijos de Adán!
16 Pues las puertas de bronce quebrantó, y los barrotes de hierro hizo pedazos.
17 Embotados de resultas de sus yerros, miserables a causa de sus culpas,
18 todo manjar les daba náusea, tocaban ya a las puertas de la muerte.
19 Y hacia Yahveh gritaron en su apuro, y él los salvó de sus angustias;
20 su palabra envió para sanarlos y arrancar sus vidas de la fosa.
21 ¡Den gracias a Yahveh por su amor, por sus prodigios con los hijos de Adán!
22 Ofrezcan sacrificios de acción de gracias, y sus obras pregonen con gritos de alegría.
23 Los que a la mar se hicieron en sus naves, llevando su negocio por las muchas aguas,

24 vieron las obras de Yahveh, sus maravillas en el piélago.
25 Dijo, y suscitó un viento de borrasca, que entumeció las olas;
26 subiendo hasta los cielos, bajando hasta el abismo, bajo el peso del mal su alma se hundía;
27 dando vuelcos, vacilando como un ebrio, tragada estaba toda su pericia.
28 Y hacia Yahveh gritaron en su apuro, y él los sacó de sus angustias;
29 a silencio redujo la borrasca, y las olas callaron.
30 Se alegraron de verlas amansarse, y él los llevó hasta el puerto deseado.
31 ¡Den gracias a Yahveh por su amor, por sus prodigios con los hijos de Adán!
32 ¡Ensálcenle en la asamblea del pueblo, en el concejo de los ancianos le celebren!
33 El cambia los ríos en desierto, y en suelo de sed los manantiales,
34 la tierra fértil en salinas, por la malicia de sus habitantes.
35 Y él cambia el desierto en un estanque, y la árida tierra en manantial.
36 Allí asienta a los hambrientos, y ellos fundan una ciudad habitada.
37 Y siembran campos, plantan viñas, que producen sus frutos de cosecha.
38 El los bendice y crecen mucho y no deja que mengüen sus ganados.
39 Menguados estaban, y abatidos por la tenaza del mal y la aflicción.
40 El que vierte desprecio sobre príncipes, los hacía errar por caos sin camino.
41 Mas él recobra de la miseria al pobre, aumenta como un rebaño las familias;
42 los hombres rectos lo ven y se recrean, y toda iniquidad cierra su boca.
43 ¿Hay algún sabio? ¡Que guarde estas cosas, y comprenda el amor de Yahveh!

Salmo 108 (107)
(1) = Cántico. Salmo. De David. =
 1 (2) A punto está mi corazón, oh Dios, - voy a cantar, voy a salmodiar - ¡anda, gloria mía!
 2 (3) ¡despertad, arpa y cítara! ¡a la aurora he de despertar!
 3 (4) Te alabaré entre los pueblos, Yahveh, te salmodiaré entre las gentes,
 4 (5) porque tu amor es grande hasta los cielos, tu lealtad hasta las nubes.
 5 (6) ¡Alzate, oh Dios, sobre los cielos, sobre toda la tierra, tu gloria!

6 (7) Para que tus amados salgan libres, ¡salva con tu diestra, respóndenos!
 7 (8) Ha hablado Dios en su santuario: «Ya exulto, voy a repartir a Siquem, a medir el valle de Sukkot.
 8 (9) «Mío es Galaad, mío Manasés, Efraím, yelmo de mi cabeza, Judá mi cetro.
 9 (10) «Moab, la vasija en que me lavo. Sobre Edom tiro mi sandalia, contra Filistea lanzo el grito de guerra.»
 10 (11) ¿Quién me conducirá hasta la plaza fuerte, quién me guiará hasta Edom?

11 (12) ¿No eres tú, oh Dios, que nos has rechazado y ya no sales, oh Dios, con nuestras tropas?
 12 (13) ¡Danos ayuda contra el adversario, que es vano el socorro del hombre!
 13 (14) ¡Con Dios hemos de hacer proezas, y él hollará a nuestros adversarios!

1 Corintios 15
1 Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el cual permanecéis firmes,
2 por el cual también sois salvados, si lo guardáis tal como os lo prediqué... Si no, ¡habríais creído en vano!
3 Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las  Escrituras;
4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras;
5 que se apareció a Cefas y luego a los Doce;
6 después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron.
7 Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles.
8 Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo.
9 Pues yo soy el último de los apóstoles: indigno del nombre de apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios.
10 Mas, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.
11 Pues bien, tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.
12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos?
13 Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó.
14 Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe.
15 Y somos convictos de falsos testigos de Dios porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a Cristo, a quien  no resucitó, si es que los muertos no resucitan.
16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.
17 Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía en vuestros pecados.
18 Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron.
19 Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, ¡somos los más dignos de compasión de todos los hombres!
20 ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron.
21 Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos.
22 Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo.
23 Pero cada cual en su rango: Cristo como primicias; luego los de Cristo en su Venida.
24 Luego, el fin, cuando entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad.
25 Porque debe él reinar = hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. =
26 El último enemigo en ser destruido será la Muerte.
27 Porque = ha sometido todas las cosas bajo sus pies. = Mas cuando diga que «todo está sometido», es evidente que se excluye a Aquel que ha sometido a él todas las cosas.
28 Cuando hayan sido sometidas a él todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todo.
29 De no ser así ¿a qué viene el bautizarse por los muertos? Si los muertos no resucitan en manera alguna ¿por qué bautizarse por ellos?
30 Y nosotros mismos ¿por qué nos ponemos en peligro a todas horas?
31 Cada día estoy a la muerte ¡sí hermanos! gloria mía en Cristo Jesús Señor nuestro, que cada día estoy en peligro de muerte.
32 Si por motivos humanos luché en Éfeso contra las bestias ¿qué provecho saqué? Si los muertos no resucitan, = comamos y bebamos, que mañana moriremos. =
33 No os engañéis: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.»
34 Despertaos, como conviene, y no pequéis; que hay entre vosotros quienes desconocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo.
35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida?
36 ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere.
37 Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo o de alguna otra planta.
38 Y Dios le da un cuerpo a su voluntad: a cada semilla un cuerpo peculiar.
39 No toda carne es igual, sino que una es la carne de los hombres, otra la de los animales, otra la de las aves,  otra la de los peces.
40 Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero uno es el resplandor de los cuerpos celestes y otro el de los cuerpos terrestres.
41 Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna, otro el de las estrellas. Y una estrella difiere de otra en resplandor.
42 Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción;
43 se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza;
44 se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.
45 En efecto, así es como dice la Escritura: = Fue hecho el primer hombre, = Adán, = alma viviente; = el último Adán, espíritu que da vida.
46 Mas no es lo espiritual lo que primero aparece, sino lo natural; luego, lo espiritual.
47 El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo, viene del cielo.
48 Como el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como el celeste, así serán los celestes.
49 Y del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celeste.
50 Os digo esto, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los cielos: ni la corrupción hereda  la incorrupción.
51 ¡Mirad! Os revelo un misterio: No moriremos todos, mas todos seremos transformados.
52 En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.
53 En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad.
54 Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: = La muerte ha sido devorada en la victoria. =
55 = ¿Dónde está, oh muerte, = tu victoria? = ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? =
56 El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley.
57 Pero ¡gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!
58 Así pues, hermanos míos amados, manteneos firmes, inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que vuestro trabajo no es vano el Señor.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...