domingo, 11 de marzo de 2018

Salmos 45-48; 1 Corintios 3

Salmo 45 (44)
(1) = Del maestro de coro. Según la melodía: «Lirios...» De los hijos de Coré. Poema. Canto de amor. =
 1 (2) Bulle mi corazón de palabras graciosas; voy a recitar mi poema para un rey: es mi lengua la pluma de un escriba veloz.
 2 (3) Eres hermoso, el más hermoso de los hijos de Adán, la gracia está derramada en tus labios. Por eso Dios te bendijo para siempre.
 3 (4) Ciñe tu espada a tu costado, oh bravo, en tu gloria y tu esplendor

4 (5) marcha, cabalga, por la causa de la verdad, de la piedad, de la justicia. ¡Tensa la cuerda en el arco, que hace terrible tu derecha!
 5 (6) Agudas son tus flechas, bajo tus pies están los pueblos, desmaya el corazón de los enemigos del rey.
 6 (7) Tu trono es de Dios para siempre jamás; un cetro de equidad, el cetro de tu reino;
 7 (8) tú amas la justicia y odias la impiedad. Por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros;

8 (9) mirra y áloe y casia son todos tus vestidos. Desde palacios de marfil laúdes te recrean.
 9 (10) Hijas de reyes hay entre tus preferidas; a tu diestra una reina, con el oro de Ofir.
 10 (11) Escucha, hija, mira y pon atento oído, olvida tu pueblo y la casa de tu padre,
 11 (12) y el rey se prendará de tu belleza. El es tu Señor, ¡póstrate ante él!
 12 (13) La hija de Tiro con presentes, y los más ricos pueblos recrearán tu semblante.

13 (14) Toda espléndida, la hija del rey, va adentro, con vestidos en oro recamados;
 14 (15) con sus brocados el llevada ante el rey. Vírgenes tras ella, compañeras suyas, donde él son introducidas;
 15 (16) entre alborozo y regocijo avanzan, al entrar en el palacio del rey.
 16 (17) En lugar de tus padres, tendrás hijos; príncipes los harás sobre toda la tierra.
 17 (18) ¡Logre yo hacer tu nombre memorable por todas las generaciones, y los pueblos te alaben por los siglos de los siglos!

Salmo 46 (45)
(1) = Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Para oboes. Cántico. =
 1 (2) Dios es para nosotros refugio y fortaleza, un socorro en la angustia siempre a punto.
 2 (3) Por eso no tememos si se altera la tierra, si los montes se conmueven en el fondo de los mares,
 3 (4) aunque sus aguas bramen y borboten, y los montes retiemblen a su ímpetu. (¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob!) = Pausa. =

4 (5) ¡Un río! Sus brazos recrean la ciudad de Dios, santificando las moradas del Altísimo.
 5 (6) Dios está en medio de ella, no será conmovida, Dios la socorre al llegar la mañana.
 6 (7) Braman las naciones, se tambalean los reinos, lanza él su voz, la tierra se derrite.
 7 (8) ¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob! = Pausa. =
 8 (9) Venid a contemplar los prodigios de Yahveh, el que llena la tierra de estupores.

9 (10) Hace cesar las guerras hasta el extremo de la tierra; quiebra el arco, parte en dos la lanza, y prende fuego a los escudos.
 10 (11) «¡Basta ya; sabed que yo soy Dios, excelso sobre las naciones, sobre la tierra excelso!»
 11 (12) ¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob! = Pausa. =

Salmo 47 (46)
(1) = Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo. =
 1 (2) ¡Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de alegría!
 2 (3) Porque Yahveh, el Altísimo, es terrible, Rey grande sobre la tierra toda.
 3 (4) El somete a nuestro yugo los pueblos, y a las gentes bajo nuestros pies;
 4 (5) él nos escoge nuestra herencia, orgullo de Jacob, su amado. = Pausa. =
 5 (6) Sube Dios entre aclamaciones, Yahveh al clangor de la trompeta:

6 (7) ¡salmodiad para nuestro Dios, salmodiad, salmodiad para nuestro Rey, salmodiad!
 7 (8) Que de toda la tierra él es el rey: ¡salmodiad a Dios con destreza!
 8 (9) Reina Dios sobre las naciones, Dios, sentado en su sagrado trono.
 9 (10) Los príncipes de los pueblos se reúnen con el pueblo del Dios de Abraham.
 10 Pues de Dios son los escudos de la tierra, él, inmensamente excelso.

Salmo 48 (47)
(1) = Cántico. Salmo. De los hijos de Coré. =
 1 (2) Grande es Yahveh, y muy digno de loa en la ciudad de nuestro Dios; su monte santo,
 2 (3) de gallarda esbeltez, es la alegría de toda la tierra; el monte Sión, confín del Norte, la ciudad del gran Rey:
 3 (4) Dios, desde sus palacios, se ha revelado como baluarte.
 4 (5) He aquí que los reyes se habían aliado, irrumpían a una;
 5 (6) apenas vieron, de golpe estupefactos, aterrados, huyeron en tropel.

6 (7) Allí un temblor les invadió, espasmos como de mujer en parto,
 7 (8) tal el viento del este que destroza los navíos de Tarsis.
 8 (9) Como habíamos oído lo hemos visto en la ciudad de Yahveh Sebaot, en la ciudad de nuestro Dios, que Dios afirmó para siempre. = Pausa. =
 9 (10) Tu amor, oh Dios, evocamos en medio de tu Templo;
 10 (11) ¡como tu nombre, oh Dios, tu alabanza hasta los confines de la tierra! De justicia está llena tu diestra,

11 (12) el monte Sión se regocija, exultan las hijas de Judá a causa de tus juicios.
 12 (13) Dad la vuelta a Sión, girad en torno de ella, enumerad sus torres;
 13 (14) grabad en vuestros corazones sus murallas, recorred sus palacios; para contar a la edad venidera
 14 (15) que así es Dios, nuestro Dios por los siglos de los siglos, aquel que nos conduce.

1 Corintios 3
1 Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
2 Os di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais soportar. Ni aun lo soportáis al presente;
3 pues todavía sois carnales. Porque, mientras haya entre vosotros envidia y discordia ¿no es verdad que sois carnales  y vivís a lo humano?
4 Cuando dice uno «Yo soy de Pablo», y otro «Yo soy de Apolo», ¿no procedéis al modo humano?
5 ¿Qué es, pues Apolo? ¿Qué es Pablo?... ¡Servidores, por medio de los cuales habéis creído!, y cada uno según lo que el Señor le dio.
6 Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el crecimiento.
7 De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer.
8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada cual recibirá el salario según su propio trabajo,
9 ya que somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificación de Dios.
10 Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como buen arquitecto, puse el cimiento, y otro construye encima. ¡Mire cada cual cómo construye!
11 Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo.
12 Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja,
13 la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad  de la obra de cada cual, la probará el fuego.
14 Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la recompensa.
15 Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. El, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego.
16 ¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
17 Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros  sois ese santuario.
18 ¡Nadie se engañe! Si alguno entre vosotros se cree sabio según este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio;
19 pues la sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios. En efecto, dice la Escritura: = El que prende a  los sabios en su propia astucia. =
20 Y también: = El Señor conoce cuán vanos son los pensamientos = de los sabios.
21 Así que, no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es vuestro:
22 ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro;
23 y vosotros, de Cristo y Cristo de Dios.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...