Salmo 29 (28)
(1) = Salmo. De David. =
1 ¡Rendid a Yahveh, hijos de Dios, rendid a Yahveh gloria y poder!
2 Rendid a Yahveh la gloria de su nombre, postraos ante Yahveh en esplendor sagrado.
3 Voz de Yahveh sobre las aguas; el Dios de gloria truena, ¡es Yahveh, sobre las muchas aguas!
4 Voz de Yahveh con fuerza, voz de Yahveh con majestad.
5 Voz de Yahveh que desgaja los cedros, Yahveh desgaja los cedros del Líbano,
6 hace brincar como un novillo al Líbano, y al Sarión como cría de búfalo.
7 Voz de Yahveh que afila llamaradas.
8 Voz de Yahveh, que sacude el desierto, sacude Yahveh el desierto de Cadés.
9 Voz de Yahveh, que estremece las encinas, y las selvas descuaja, mientras todo en su Templo dice: ¡Gloria!
10 Yahveh se sentó para el diluvio, Yahveh se sienta como rey eterno.
11 Yahveh da el poder a su pueblo, Yahveh bendice a su pueblo con la paz.
Salmo 30 (29)
(1) = Salmo. Cántico para la dedicación de la Casa. De David. =
1 (2) Yo te ensalzo, Yahveh, porque me has levantado; no dejaste reírse de mí a mis enemigos.
2 (3) Yahveh, Dios mío, clamé a ti y me sanaste.
3 (4) Tú has sacado, Yahveh, mi alma del seol, me has recobrado de entre los que bajan a la fosa.
4 (5) Salmodiad a Yahveh los que le amáis, alabad su memoria sagrada.
5 (6) De un instante es su cólera, de toda una vida su favor; por la tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo.
6 (7) Y yo en mi paz decía: «Jamás vacilaré.»
7 (8) Yahveh, tu favor me afianzaba sobre fuertes montañas; mas retiras tu rostro y ya estoy conturbado.
8 (9) A ti clamo, Yahveh, a mi Dios piedad imploro:
9 (10) ¿Qué ganancia en mi sangre, en que baje a la fosa? ¿Puede alabarte el polvo, anunciar tu verdad?
10 (11) ¡Escucha, Yahveh, y ten piedad de mí! ¡Sé tú, Yahveh, mi auxilio!
11 (12) Has trocado mi lamento en una danza, me has quitado el sayal y me has ceñido de alegría;
12 (13) mi corazón por eso te salmodiará sin tregua; Yahveh, Dios mío, te alabaré por siempre.
Salmo 31 (30)
(1) = Del maestro de coro. Salmo. De David. =
1 (2) En ti, Yahveh, me cobijo, ¡oh, no sea confundido jamás! ¡Recóbrame por tu justicia, líbrame,
2 (3) tiende hacia mí tu oído, date prisa! Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve;
3 (4) pues mi roca eres tú, mi fortaleza, y, por tu nombre, me guías y diriges.
4 (5) Sácame de la red que me han tendido, que tú eres mi refugio;
5 (6) en tus manos mi espíritu encomiendo, tú, Yahveh, me rescatas. Dios de verdad,
6 (7) tú detestas a los que veneran vanos ídolos; mas yo en Yahveh confío:
7 (8) ¡exulte yo y en tu amor me regocije! Tú que has visto mi miseria, y has conocido las angustias de mi alma,
8 (9) no me has entregado en manos del enemigo, y has puesto mis pies en campo abierto.
9 (10) Tenme piedad, Yahveh, que en angustias estoy. De tedio se corroen mis ojos, mi alma, mis entrañas.
10 (11) Pues mi vida se consume en aflicción, y en suspiros mis años; sucumbe mi vigor a la miseria, mis huesos se corroen.
11 (12) De todos mis opresores me he hecho el oprobio; asco soy de mis vecinos, espanto de mis familiares. Los que me ven en la calle huyen lejos de mí;
12 (13) dejado estoy de la memoria como un muerto, como un objeto de desecho.
13 (14) Escucho las calumnias de la turba, terror por todos lados, mientras se aúnan contra mí en conjura, tratando de quitarme la vida.
14 (15) Mas yo confío en ti, Yahveh, me digo: «¡Tú eres mi Dios!»
15 (16) Está en tus manos mi destino, líbrame de las manos de mis enemigos y perseguidores;
16 (17) haz que alumbre a tu siervo tu semblante, ¡sálvame, por tu amor!
17 (18) Yahveh, no haya confusión para mí, que te invoco, ¡confusión sólo para los impíos; que bajen en silencio al seol,
18 (19) enmudezcan los labios mentirosos que hablan con insolencia contra el justo, con orgullo y desprecio!
19 (20) ¡Qué grande es tu bondad, Yahveh! Tú la reservas para los que te temen, se la brindas a los que a ti se acogen, ante los hijos de Adán.
20 (21) Tú los escondes en el secreto de tu rostro, lejos de las intrigas de los hombres; bajo techo los pones a cubierto de la querella de las lenguas.
21 (22) ¡Bendito sea Yahveh que me ha brindado maravillas de amor (en ciudad fortificada)!
22 (23) ¡Y yo que decía en mi inquietud: «Estoy dejado de tus ojos!» Mas tú oías la voz de mis plegarias, cuando clamaba a ti.
23 (24) Amad a Yahveh, todos sus amigos; a los fieles protege Yahveh, pero devuelve muy sobrado al que obra por orgullo.
24 (25) ¡Valor, que vuestro corazón se afirme, vosotros todos que esperáis en Yahveh!
Salmo 32 (31)
(1) = De David. Poema. =
1 ¡Dichoso el que es perdonado de su culpa, y le queda cubierto su pecado!
2 Dichoso el hombre a quien Yahveh no le cuenta el delito, y en cuyo espíritu no hay fraude.
3 Cuando yo me callaba, se sumían mis huesos en mi rugir de cada día,
4 mientras pesaba, día y noche, tu mano sobre mí; mi corazón se alteraba como un campo en los ardores del estío. = Pausa. =
5 Mi pecado te reconocí, y no oculté mi culpa; dije: «Me confesaré a Yahveh de mis rebeldías.» Y tú absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado. = Pausa. =
6 Por eso te suplica todo el que te ama en la hora de la angustia. Y aunque las muchas aguas se desborden, no le alcanzarán.
7 Tú eres un cobijo para mí, de la angustia me guardas, estás en torno a mí para salvarme. = Pausa. =
8 Voy a instruirte, a mostrarte el camino a seguir; fijos en ti los ojos, seré tu consejero.
9 No seas cual caballo o mulo sin sentido, rienda y freno hace falta para domar su brío, si no, no se te acercan.
10 Copiosas son las penas del impío, al que confía en Yahveh el amor le envuelve.
11 ¡Alegraos en Yahveh, oh justos, exultad, gritad de gozo, todos los de recto corazón!
PRIMERA EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS
1 Corintios 1
1 Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y Sóstenes, el hermano,
2 a la Iglesia de Dios que está en Corinto: a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro, de nosotros y de ellos
3 gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo.
4 Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a causa de la gracia de Dios que os ha sido otorgada en Cristo Jesús,
5 pues en él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento,
6 en la medida en que se ha consolidado entre vosotros el testimonio de Cristo.
7 Así, ya no os falta ningún don de gracia a los que esperáis la Revelación de nuestro Señor Jesucristo.
8 El os fortalecerá hasta el fin para que seáis irreprensibles en el Día de nuestro Señor Jesucristo.
9 Pues fiel es Dios, por quien habéis sido llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor nuestro.
10 Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio.
11 Porque, hermanos míos, estoy informado de vosotros, por los de Cloe, que existen discordias entre vosotros.
12 Me refiero a que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de Pablo», «Yo de Apolo», «Yo de Cefas», «Yo de Cristo».
13 ¿Esta dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?
14 ¡Doy gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de vosotros fuera de Crispo y Gayo!
15 Así, nadie puede decir que habéis sido bautizados en mi nombre.
16 ¡Ah, sí!, también bauticé a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no creo haber bautizado a ningún otro.
17 Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio. Y no con palabras sabias, para no desvirtuar la cruz de Cristo.
18 Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios.
19 Porque dice la Escritura: = Destruiré la sabiduría de los sabios, e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes. =
20 = ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el docto? = ¿Dónde el sofista de este mundo? ¿Acaso no entonteció Dios la sabiduría del mundo?
21 De hecho, como el mundo mediante su propia sabiduría no conoció a Dios en su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación.
22 Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría,
23 nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles;
24 mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
25 Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres.
26 ¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza.
27 Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte.
28 Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es.
29 Para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios.
30 De él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de origen divino, justicia, santificación y redención,
31 a fin de que, como dice la Escritura: = El que se gloríe, gloríese en el Señor. =