martes, 13 de marzo de 2018

Salmos 53-56; 1 Corintios 5

Salmo 53 (52)
(1) = Del maestro de coro. Para la enfermedad. Poema. De David. =
 1 (2) Dice en su corazón el insensato: «¡No hay Dios!» Corrompidos están, de conducta abominable, no hay quien haga el bien.
 2 (3) Se asoma Dios desde los cielos hacia los hijos de Adán, por ver si hay un sensato, alguien que busque a Dios.
 3 (4) Todos ellos están descarriados, en masa pervertidos. No hay quien haga el bien, ni uno siquiera.

4 (5) ¿No aprenderán todos los agentes de mal que comen a mi pueblo como se come el pan, y no invocan a Dios?
 5 (6) Allí de espanto temblarán, donde nada hay que espante. Pues Dios dispersa los huesos de tu sitiador, se les ultraja porque Dios los rechaza.
 6 (7) ¿Quién traerá de Sión la salvación de Israel? ¡Cuando Dios cambie la suerte de su pueblo, exultará Jacob, se alegrará Israel!

Salmo 54 (53)
(1) = Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Poema. De David. =
(2) = Cuando los zifitas vinieron a decir a Saúl: «¿No está escondido David entre nosotros?» =
 1 (3) ¡Oh Dios, sálvame por tu nombre, por tu poderío hazme justicia,
 2 (4) oh Dios, escucha mi oración, atiende a las palabras de mi boca!
 3 (5) Pues se han alzado contra mí arrogantes, rabiosos andan en busca de mi alma, sin tener para nada a Dios presente. = Pausa. =

4 (6) Mas ved que Dios viene en mi auxilio, el Señor con aquellos que sostienen mi alma.
 5 (7) ¡El mal recaiga sobre los que me asechan, Yahveh, por tu verdad destrúyelos!
 6 (8) De corazón te ofreceré sacrificios, celebraré tu nombre, porque es bueno,
 7 (9) porque de toda angustia me ha librado, y mi ojo se recreó en mis enemigos

Salmo 55 (54)
(1) = Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Poema. De David. =
 1 (2) Escucha, oh Dios, mi oración, no te retraigas a mi súplica,
 2 (3) dame oídos, respóndeme, en mi queja me agito. Gimo
 3 (4) ante la voz del enemigo, bajo el abucheo del impío; pues vierten sobre mí falsedades y con saña me hostigan.
 4 (5) Se me estremece dentro el corazón, me asaltan pavores de muerte;
 5 (6) miedo y temblor me invaden, un escalofrío me atenaza.

6 (7) Y digo: ¡Quién me diera alas como a la paloma para volar y reposar!
 7 (8) Huiría entonces lejos, en el desierto moraría.
 8 (9) En seguida encontraría un asilo contra el viento furioso y la tormenta. = Pausa. =
 9 (10) ¡Oh, piérdelos, Señor, enreda sus lenguas!, pues veo discordia y altercado en la ciudad;
 10 (11) rondan día y noche por sus murallas. Y dentro de ella falsedad y malicia,
 11 (12) insidias dentro de ella, jamás se ausentan de sus plazas la tiranía y el engaño.

12 (13) Si todavía un enemigo me ultrajara, podría soportarlo; si el que me odia se alzara contra mí, me escondería de él.
 13 (14) ¡Pero tú, un hombre de mi rango, mi compañero, mi íntimo,
 14 (15) con quien me unía una dulce intimidad, en la Casa de Dios! ¡Oh, váyanse en tumulto,
 15 (16) caiga la muerte sobre ellos, vivos en el seol se precipiten, pues está el mal instalado en medio de ellos!
 16 (17) Yo, en cambio, a Dios invoco, y Yahveh me salva.

17 (18) A la tarde, a la mañana, al mediodía me quejo y gimo: él oye mi clamor.
 18 (19) En paz mi alma rescata de la guerra que me hacen: aunque sean muchos contra mí,
 19 (20) Dios escucha y los humilla, él, que reina desde siempre. Pero ellos sin enmienda, y sin temor de Dios.
 20 (21) Cada uno extiende su mano contra sus aliados, viola su alianza;
 21 (22) más blanda que la crema es su boca, pero su corazón es sólo guerra; sus palabras, más suaves que el aceite, son espadas desnudas.

22 (23) Descarga en Yahveh tu peso, y él te sustentará; no dejará que para siempre zozobre el justo.
 23 (24) Y tú, oh Dios, los hundirás en el pozo de la fosa, a los hombres de sangre y de fraude, sin alcanzar la mitad de sus días. Mas yo confío en ti.

Salmo 56 (55)
(1) = Del maestro de coro. Según: «La opresión de los príncipes lejanos». De David. A media voz. Cuando los filisteos se apoderaron de él en Gat. =
 1 (2) Tenme piedad, oh Dios, porque me pisan, todo el día hostigándome me oprimen.
 2 (3) Me pisan todo el día los que me asechan, innumerables son los que me hostigan en la altura.
 3 (4) El día en que temo, en ti confío.
 4 (5) En Dios, cuya palabra alabo, en Dios confío y ya no temo, ¿qué puede hacerme un ser de carne?

5 (6) Todo el día retuercen mis palabras, todos sus pensamientos son de hacerme mal;
 6 (7) se conjuran, se ocultan, mis pisadas observan, como para atrapar mi alma.
 7 (8) Por su iniquidad, ¿habrá escape para ellos? ¡Abate, oh Dios, a los pueblos en tu cólera!
 8 (9) De mi vida errante llevas tú la cuenta, ¡recoge mis lágrimas en tu odre!
 9 (10) Entonces retrocederán mis enemigos, el día en que yo clame. Yo sé que Dios está por mí.

10 (11) En Dios, cuya palabra alabo, en Yahveh, cuya palabra alabo,
 11 (12) en Dios confío y ya no temo, ¿qué puede hacerme un hombre?
 12 (13) A mi cargo, oh Dios, los votos que te hice: sacrificios te ofreceré de acción de gracias,
 13 (14) pues tú salvaste mi alma de la muerte, para que marche ante la faz de Dios, en la luz de los vivos.

1 Corintios 5
1 Sólo se oye hablar de inmoralidad entre vosotros, y una inmoralidad tal, que no se da ni entre los gentiles, hasta  el punto de que uno de vosotros vive con la mujer de su padre.
2 Y ¡vosotros andáis tan hinchados! Y no habéis hecho más bien duelo para que fuera expulsado de entre vosotros el autor de semejante acción.
3 Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en espíritu, he juzgado ya, como si me hallara  presente, al que así obró:
4 que en nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de Jesús Señor nuestro,
5 sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor.
6 ¡No es como para gloriaros! ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?
7 Purificaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado.
8 Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con ázimos  de pureza y verdad.
9 Al escribiros en mi carta que no os relacionarais con los impuros,
10 no me refería a los impuros de este mundo en general o a los avaros, a ladrones o idólatras. De ser así, tendríais  que salir del mundo.
11 ¡No!, os escribí que no os relacionarais con quien, llamándose hermano, es impuro, avaro, idólatra, ultrajador, borracho o ladrón. Con ésos ¡ni comer!
12 Pues ¿por que voy a juzgar yo a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes vosotros juzgáis?
13 A los de fuera Dios los juzgará. = ¡Arrojad de entre vosotros al malvado! =

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...