viernes, 11 de mayo de 2018

Sabiduría 4-6

Sabiduría 4
 1 Mejor es carencia de hijos acompañada de virtud, pues hay inmortalidad en su recuerdo, porque es conocida por Dios y por los hombres;
 2 presente, la imitan, ausente, la añoran; en la eternidad, ceñida de una corona, celebra su triunfo porque venció en la lucha por premios incorruptibles.
 3 En cambio, la numerosa prole de los impíos será inútil; viniendo de renuevos bastardos, no echará raíces profundas ni se asentará sobre fundamento sólido.
 
 4 Aunque despliegue por su tiempo su ramaje, precariamente arraigada, será sacudida por el viento, arrancada de raíz por la furia del vendaval;
 5 se quebrarán sus ramas todavía tiernas, inútiles serán sus frutos, sin sazón para comerlos, para nada servirán.
 6 Que los hijos nacidos de sueños culpables son testigos, en su examen, de la maldad de los padres.
 7 El justo, aunque muera prematuramente, halla el descanso.
 
 8 La ancianidad venerable no es la de los muchos días ni se mide por el número de años;
 9 la verdadera canicie para el hombre es la prudencia, y la edad provecta, una vida inmaculada.
 10 Agradó a Dios y fue amado, y como vivía entre pecadores, fue trasladado.
 11 Fue arrebatado para que la maldad no pervitiera su inteligencia o el engaño sedujera su alma;
 12 pues la fascinación del mal empaña el bien y los vaivenes de la concupiscencia corrompen el espíritu ingenuo.
 
 13 Alcanzando en breve la perfección, llenó largos años.
 14 Su alma era del agrado del Señor, por eso se apresuró a sacarle de entre la maldad. Lo ven las gentes y no comprenden, ni caen en cuenta
 15 que la gracia y la misericordia son para sus elegidos y su visita para sus santos.
 16 El justo muerto condena a los impíos vivos, y la juventud pronto consumada, la larga ancianidad del inicuo.
 17 Ven la muerte del sabio, mas no comprenden los planes del Señor sobre él ni por qué le ha puesto en seguridad;
 
 18 lo ven y lo desprecian, pero el Señor se reirá de ellos.
 19 Después serán cadáveres despreciables, objeto de ultraje entre los muertos para siempre. Porque el Señor los quebrará lanzándolos de cabeza, sin habla, los sacudirá de sus cimientos; quedarán totalmentes asolados, sumidos en el dolor, y su recuerdo se perderá.
 20 Al tiempo de dar cuenta de sus pecados irán acobardados, y sus iniquidades se les enfrentarán acusándoles.
 
 
  
 
 
Sabiduría 5
 1 Estará entonces el justo en pie con gran confianza en presencia de los que le afligieron y despreciaron sus trabajos.
 2 Al verle, quedarán estremecidos de terrible espanto, estupefactos por lo inesperado de su salvación.
 3 Se dirán mudando de parecer, gimiendo en la angustia de su espíritu:
 4 «Este es aquel a quien hicimos entonces objeto de nuestras burlas, a quien dirigíamos, insensatos, nuestros insultos. Locura nos pareció su vida y su muerte, una ignominia.
 
 5 ¿Cómo, pues, ha sido contado entre los hijos de Dios y tiene su herencia entre los santos?
 6 Luego vagamos fuera del camino de la verdad; la luz de la justicia no nos alumbró, no salió el sol para nosotros.
 7 Nos hartamos de andar por sendas de iniquidad y perdición, atravesamos desiertos intransitables; pero el camino del Señor, no lo conocimos.
 8 ¿De qué nos sirvió nuestro orgullo? ¿De qué la riqueza y la jactancia?
 
 9 Todo aquello pasó como una sombra, como noticia que va corriendo;
 10 como nave que atraviesa las aguas agitadas, y no es posible descubrir la huella de su paso ni el rastro de su quilla en las olas;
 11 como pájaro que volando atraviesa el aire, y de su vuelo no se encuentra vestigio alguno; con el golpe de sus remos azota el aire ligero, lo corta con agudo silbido, se abre camino batiendo las alas y después, no se descubre señal de su paso;
 
 12 como flecha disparada al blanco; el aire hendido refluye al instante sobre sí y no sabe el camino que la flecha siguió.
 13 Lo mismo nosotros: apenas nacidos, dejamos de existir, y no podemos mostrar vestigio alguno de virtud; nos gastamos en nuestra maldad.»
 14 En efecto, la esperanza del impío es como brizna arrebatada por el viento, como espuma ligera acosada por el huracán, se desvanece como el humo con el viento; pasa como el recuerdo del huésped de un día.
 
 15 Los justos, en cambio, viven eternamente; en el Señor está su recompensa, y su cuidado a cargo del Altísimo.
 16 Recibirán por eso de mano del Señor la corona real del honor y la diadema de la hermosura;  pues con su diestra los protegerá y los escudará con su brazo.
 17 Tomará su celo como armadura, y armará a la creación para rechazar a sus enemigos;
 18 por coraza vestirá la justicia, se pondrá por casco un juicio sincero,
 
 19 tomará por escudo su santidad invencible,
 20 afilará como espada su cólera inexorable, y el universo saldrá con él a pelear contra los insensatos.
 21 Partirán certeros los tiros de los rayos, de las nubes, como de arco bien tendido, saltarán al blanco,
 22 de una ballesta se disparará furioso granizo; las olas del mar se encresparán contra ellos, los ríos los anegarán sin piedad;
 23 se levantará contra ellos un viento poderoso y como huracán los aventará. Así la iniquidad asolará la tierra entera y la maldad derribará los tronos de los que están en el poder.
 
  
 
 
Sabiduría 6
 1 Oíd, pues, reyes, y enteded. Aprended, jueces de los confines de la tierra.
 2 Estad atentos los que gobernáis multitudes y estáis orgullosos de la muchedumbre de vuestros pueblos.
 3 Porque del Señor habéis recibido el poder, del Altísimo, la soberanía; él examinará vuestras obras y sondeará vuestras intenciones.
 4 Si, como ministros que sois de su reino, no habéis juzgado rectamente, ni observado la ley, ni caminado siguiendo la voluntad de Dios,
 
 5 terrible y repentino se presentará ante vosotros. Porque un juicio implacable espera a los que están en lo alto;
 6 al pequeño, por piedad, se le perdona, pero los poderosos serán poderosamente examinados.
 7 Que el Señor de todos ante nadie retrocede, no hay grandeza que se le imponga; al pequeño como al grande él mismo los hizo y de todos tiene igual cuidado,
 8 pero una investigación severa aguarda a los que están en el poder.
 
 9 A vosotros, pues, soberanos, se dirigen mis palabras para que aprendaís sabiduría y no faltéis;
 10 porque los que guarden santamente las cosas santas, serán reconocidos santos, y los que se dejen instruir en ellas, encontrarán defensa.
 11 Desead, pues, mis palabras; ansiadlas, que ellas os instruirán.
 12 Radiante e inmarcesible es la Sabiduría. Fácilmente la contemplan los que la aman y la encuentran los que la buscan.
 
 13 Se anticipa a darse a conocer a los que la anhelan.
 14 Quien madruge para buscarla, no se fatigará, que a su puerta la encontrará sentada.
 15 Pensar en ella es la perfección de la prudencia, y quien por ella se desvele, pronto se verá sin cuidados.
 16 Pues ella misma va por todas partes buscando a los que son dignos de ella: se les muestra benévola en los caminos y les sale al encuentro en todos sus pensamientos.
 
 17 Pues su comienzo es el deseo más verdadero de instrucción, la preocupación por la instrucción es el amor,
 18 el amor es la observancia de sus leyes, la atención a las leyes es la garantía de la incorruptibilidad
 19 y la incorruptibilidad hace estar cerca de Dios;
 20 por tanto, el deseo de la Sabiduría conduce a la realeza.
 21 Si, pues, gustáis de tronos y cetros, soberanos de los pueblos, apreciad la Sabiduría para reinéis eternamente.
 
 22 Qué es la Sabiduría y cómo ha nacido lo voy a declarar; no os ocultaré los misterios, sino que seguiré sus huellas desde el comienzo de su existencia, pondré su conocimiento al descubierto y no me apartaré de la verdad.
 23 Tampoco me acompañará en mi camino la envidia mezquina, que nada tiene que ver con la Sabiduría.
 24 Pues la abundancia de sabios es la salvación del mundo y un rey prudente, la estabilidad del pueblo.
 
 25 Dejaos, pues, instruir por mis palabras: os serán útiles.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...