jueves, 24 de mayo de 2018

Sirácides 24-26

Eclesiástico  24
 1 La sabiduría hace su propio elogio, en medio de su pueblo, se gloría.
 2 En la asamblea del Altísimo abre su boca, delante de su poder se gloría.
 3 «Yo salí de la boca del Altísimo, y cubrí como niebla la tierra.
 4 Yo levanté mi tienda en las alturas, y mi trono era una columna de nube.
 5 Sola recorrí la redondez del cielo, y por la hondura de los abismos paseé.
 6 Las ondas del mar, la tierra entera, todo pueblo y nación era mi dominio.
 
 7 Entre todas estas cosas buscaba reposo, una heredad en que instalarme.
 8 Entonces me dio orden el creador del universo, el que me creó dio reposo a mi tienda, y me dijo: "Pon tu tienda en Jacob, entra en la heredad de Israel."
 9 Antes de los siglos, desde el principio, me creó, y por los siglos subsistiré.
 10 En la Tienda Santa, en su presencia, he ejercido el ministerio, así en Sión me he afirmado,
 
 11 en la ciudad amada me ha hecho él reposar , y en Jerusalén se halla mi poder.
 12 He arraigado en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad.
 13 Como cedro me he elevado en el Líbano, como ciprés en el monte del Hermón.
 14 Como palmera me he elevado en Engadí, como plantel de rosas en Jericó, como gallardo olivo en la llanura, como plátano me he elevado.
 15 Cual cinamomo y aspálato aromático he dado fragancia, cual mirra exquisita he dado buen olor, como gálbano y ónice y estacte, como nube de incienso en la Tienda.
 
 16 Cual terebinto he alargado mis ramas, y mis ramas son ramas de gloria y de gracia.
 17 Como la vid he hecho germinar la gracia, y mis flores son frutos de gloria y riqueza.
 19 Venid a mí los que me deseáis, y hartaos de mis productos.
 20 Que mi recuerdo es más dulce que la miel, mi heredad más dulce que panal de miel.
 21 Los que me comen quedan aún con hambre de mí, los que me beben sienten todavía sed.
 22 Quien me obedece a mí, no queda avergonzado, los que en mí se ejercitan, no llegan a pecar.»
 
 23 Todo esto es el libro de la alianza del Dios Altísimo, la Ley que nos prescribió Moisés como herencia para las asambleas de Jacob;
 25 la que inunda de sabiduría como el Pisón, como el Tigris en días de frutos nuevos;
 26 la que desborda inteligencia como el Eufrates, como el Jordán en días de cosecha;
 27 la que rebosa doctrina como el Nilo, como el Guijón en días de vendimia.
 28 El primero no ha acabado aún de conocerla, como tampoco el último la ha descubierto aún.
 
 29 Porque es más vasto que el mar su pensamiento, y su consejo más que el gran abismo.
 30 Y yo, como canal derivado de un río, como caz que al paraíso sale,
 31 y dije: «Voy a regar mi huerto, a empapar mi tablar.» Y que aquí que mi canal se ha convertido en río, y mi río se ha hecho un mar.
 32 Aún haré lucir como la aurora la instrucción, lo más lejos posible la daré a conocer.
 33 Aún derramaré la enseñanza como profecía, la dejaré por generaciones de siglos.
 
 34 Ved que no sólo para mí me he fatigado, sino para todos aquellos que la buscan.
 
 
 
Eclesiástico 251 Con tres cosas me adorno y
me presento embellecida delante del Señor y de los hombres:
la concordia entre hermanos, la amistad entre vecinos y una mujer y un marido que se llevan bien.

2 Pero hay tres clases de gente que aborrezco y que me irritan por su manera de vivir:
un pobre soberbio, un rico mentiroso y un viejo adúltero que ha perdido el juicio.

3 Si no has ahorrado en la juventud, ¿cómo vas a encontrar algo en tu vejez?

4 ¡Qué bello adorno para las canas es saber juzgar y para los ancianos, ser hombres de consejo!

5 ¡Qué hermosa es la sabiduría de los ancianos,la reflexión y el consejo en la gente respetable!

6 Corona de los ancianos es una rica experiencia,y su orgullo, el temor del Señor.

7 Hay nueve cosas imaginables, que considero felices,y la décima, también la voy a mencionar:
un hombre que está contento de sus hijos y uno que ve en vida la caída de sus enemigos.

8 ¡Feliz el que vive con una esposa inteligente, el que no ha incurrido en falta con su lengua y el que no ha servido a un patrón indigno de él!

9 ¡Feliz el que ha encontrado la prudencia y el que la expone ante un auditorio atento!

10 ¡Qué grande es aquel que encontró la sabiduría!Pero nadie aventaja al que teme al Señor:
11 el temor del Señor supera a todos lo demás,y el que lo posee ¿a quién se puede comparar?

12 El temor del Señor es el comienzo de su amor,y es por la fe que uno empieza a unirse a él.

13 ¡Cualquier herida, menos la del corazón!¡Cualquier maldad, menos la de una mujer!

14 ¡Cualquier desgracia, menos la causada por el odio!¡Cualquier venganza, menos la de un enemigo!

15 No hay peor veneno que el de la serpiente,ni peor furia que la de la mujer.

16 Preferiría habitar con un león o un dragónantes que vivir con una mala mujer.

17 La maldad de una mujer desfigura su semblantey vuelve su rostro huraño como un oso.

18 Su marido se va a sentar en medio de sus vecinosy no puede reprimir sus amargos gemidos.

19 Toda maldad es pequeña comparada con la de la mujer:¡que caiga sobre ella la suerte del pecador!

20 Cuesta arenosa para los pies de un ancianoes la mujer charlatana para un esposo apacible.

21 No te dejes cautivar por los encantos de una mujer ni te apasiones por ella.

22 Estallido de enojo, infamia y una gran vergüenza esperan al hombre que es mantenido por su mujer.

23 Corazón abatido, rostro sombrío y pena del alma es una mala mujer.
Manos inertes y rodillas paralizadases la mujer que no hace feliz al marido.

24 Por una mujer tuvo comienzo el pecado,y a causa de ella, todos morimos.

25 No dejes correr el agua ni des libertad a una mala mujer.

26 Si no camina como tú le indicas, arráncala de tu propia carne.   
  
 
 
Eclesiástico  26
 1 Feliz el marido de mujer buena, el número de sus días se duplicará.
 2 Mujer varonil da contento a su marido, que acaba en paz la suma de sus años.
 3 Mujer buena es buena herencia, asignada a los que temen al Señor:
 4 sea rico o pobre, su corazón es feliz, en todo tiempo alegre su semblante.
 5 Tres cosas hay que teme mi corazón, y una cuarta me espanta: desunión de ciudad, motín de plebe, y falsa acusación: todo ello más penoso que la muerte;
 
 6 pero dolor de corazón y duelo es una mujer celosa de otra, látigo de lengua que con todos se enzarza.
 7 Yugo mal sujeto es la mujer mala, tratar de dominarla es como agarrar un escorpión.
 8 Blanco de gran ira es la mujer bebedora, no podrá ocultar su ignominia.
 9 La lujuria de la mujer se ve en la procacidad de sus ojos, en sus párpados se reconoce.
 10 Sobre hija desenvuelta refuerza la guardia, no sea que, si ve descuido, se aproveche.
 
 11 Guárdate de ir tras ojos descarados, no te extrañes si te llevan al mal.
 12 Cual caminante sediento abre ella la boca, y de toda agua que se topa bebe; ante toda clavija de tienda, impúdica, se sienta, y a toda flecha abre su aljaba.
 13 La gracia de la mujer recrea a su marido, y su ciencia reconforta sus huesos.
 14 Un don del Señor la mujer silenciosa, no tiene precio la bien educada.
 15 Gracia de gracias la mujer pudorosa, no hay medida para pesar a la dueña de sí misma.
 
 16 Sol que sale por las alturas del Señor es la belleza de la mujer buena en una casa en orden.
 17 Lámpara que brilla en sagrado candelero es la hermosura de un rostro sobre un cuerpo esbelto.
 18 Columnas de oro sobre basas de plata, las bellas pierras sobre talones firmes.
 28 Dos cosas entristecen mi corazón y la tercera me produce mal humor: el guerrero que desfallece de indigencia, los inteligentes cuando son menospreciados, y el que de la justicia al pecado reincide: el Señor le destina a la espada.
 
 29 Difícilmente se libra de falta el negociante, el comerciante no quedará limpio de pecado.

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...