sábado, 26 de mayo de 2018

Sirácides 30-32; 2 Tesalonicenses 3

Eclesiástico  30
 1 El que ama a su hijo, le azota sin cesar, para poderse alegrar en su futuro.
 2 El que enseña a su hijo, sacará provecho de él, entre sus conocidos de él se gloriará.
 3 El que instruye a su hijo, pondrá celoso a su enemigo, y ante sus amigos se sentirá gozoso.
 4 Murió su padre, y como si no hubiera muerto, pues dejó tras de sí un hombre igual que él.
 5 En su vida le mira con contento, y a su muerte no se siente triste.
 
 6 Contra sus enemigos deja un vengador, y para los amigos quien les pague sus favores.
 7 El que mima a su hijo, vendará sus heridas, a cada grito se le conmoverán sus entrañas.
 8 Caballo no domado, sale indócil, hijo consentido, sale libertino.
 9 Halaga a tu hijo, y te dará sorpresas juega con él, y te traerá pesares.
 10 No rías con él, para no llorar y acabar rechinando de dientes.
 11 No le des libertad en su juventud, y no pases por alto sus errores.
 
 12 Doblega su cerviz mientras es joven, tunde sus costillas cuando es niño, no sea que, volviéndose indócil, te desobedezca, y sufras por él amargura de alma.
 13 Enseña a tu hijo y trabaja en él, para que no tropieces por su desvergüenza.
 14 Vale más pobre sano y fuerte de constitución que rico lleno de achaques en su cuerpo.
 15 Salud y buena constitución valen más que todo el oro, cuerpo vigoroso más que inmensa fortuna.
 
 16 Ni hay riqueza mejor que la salud del cuerpo, ni contento mayor que la alegría del corazón.
 17 Mejor es la muerte que una vida amarga, el descanso eterno que enfermedad permanente.
 18 Manjares derramados sobre boca cerrada, eso son las ofrendas de alimentos puestas sobre una tumba.
 19 ¿De qué le sirve el sacrificio a un ídolo? ¡ni lo comerá ni lo olerá! Así aquel a quien persigue el Señor,
 20 que mira con sus ojos y gime. Escomo un eunuco que oprime a una virgen y gime.
 
 21 No entregues tu alma a la tristeza, ni te atormentes a ti mismo con tus cavilaciones.
 22 La alegría de corazón es la vida del hombre, el regocijo del varón, prolongación de sus días.
 23 Engaña tu alma y consuela tu corazón, echa lejos de ti la tristeza; que la tristeza perdió a muchos, y no hay en ella utilidad.
 24 Envidia y malhumor los días acortan, las preocupaciones traen la vejez antes de tiempo.
 
 25 Un corazón radiante viene bien en las comidas, se preocupa de lo que come.
 
  
 
 
Eclesiástico  31
 1 El insomnio por la riqueza consume las carnes, las preocupaciones que trae ahuyentan el sueño.
 2 Las preocupaciones del día impiden dormir, la enfermedad grave quita el sueño.
 3 Se afana el rico por juntar riquezas, y cuando descansa, se hastía de sus placeres.
 4 Se afana el pobre por falta de sustento, y cuando descansa, se acaba en la indigencia.
 5 El que ama el oro no se verá justificado, el que anda tras el lucro se extraviará en él.
 
 6 Muchos se arruinaron por causa del oro, su perdición la tenían delante.
 7 Es leño de tropiezo para los que le ofrecen sacrificios, y todo insensato queda preso en él.
 8 Feliz el rico que fue hallado intachable, que tras el oro no se fue.
 9 ¿Quién es, y le felicitaremos?, pues obró maravillas en su pueblo.
 10 ¿Quién sufrió esta prueba y fue hallado perfecto? será para él motivo de gloria. ¿Quién pudo prevaricar y no prevaricó, hacer mal y no lo hizo?
 
 11 Sus bienes se consolidarán, y la asamblea hablará de sus bondades.
 12 ¿En mesa suntuosa te has sentado?, no abras hacia ella tus fauces, no digas: «¡Qué de cosas hay aquí!»
 13 Recuerda que es cosa mala tener un ojo ávido, ¿qué ha sido creado peor que el ojo? por eso, por cualquier cosa llora.
 14 Donde mire tu huésped no extiendas tú la mano, y no te eches sobre el plato al tiempo que él.
 15 Juzga al prójimo como a ti mismo, y en todo asunto actúa con reflexión.
 
 16 Come como hombre bien educado lo que tienes delante, no te muestres glotón, para no hacerte odioso.
 17 Termina el primero por educación, no seas insaciable, y no tendrás tropiezo.
 18 Si en medio de muchos te has sentado a la mesa, no alargues tu mano antes que ellos.
 19 ¡Qué poco le basta a un hombre bien educado!, y luego en el lecho no resuella.
 20 A vientre moderado, sueño saludable, se levanta temprano y es dueño de sí. Insomnio, vómitos y cólicos le esperan al hombre insaciable.
 
 21 Si te viste obligado a comer demasiado, levántate, vomítalo lejos, y quedarás tranquilo.
 22 Oyeme, hijo, y no me desprecies, al fin comprenderás mis palabras. En todo lo que hagas sé moderado, y no te vendrá enfermedad alguna.
 23 Al espléndido en las comidas le bendicen los labios, el testimonio de su munificencia es firme.
 24 Al mezquino en la comida le murmura la ciudad, el testimonio de su mezquindad es minucioso.
 
 25 Con el vino no te hagas el valiente, porque a muchos ha perdido el vino.
 26 El horno prueba el temple del acero, así el vino a los corazones en disputa de orgullosos.
 27 Como la vida es el vino para el hombre, si lo bebes con medida. ¿Qué es la vida a quien le falta el vino, que ha sido creado para contento de los hombres?
 28 Regocijo del corazón y contento del alma es el vino bebido a tiempo y con medida.
 
 29 Amargura del alma, el vino bebido con exceso por provocación o desafío.
 30 La embriaguez acrecienta el furor del insensato hasta su caída, disminuye la fuerza y provoca las heridas.
 31 En banquete no reproches a tu prójimo, no le desprecies cuando está contento, palabra injuriosa no le digas ni le molestes reclamándole dinero.
  
 
 
Eclesiástico  32
 1 ¿Te han nombrado presidente? No te engrías, sé entre los demás como uno de ellos; atiéndeles, y después te sientas.
 2 Cuando hayas cumplido todo tu menester, tomo asiento, para que con ellos te alegres, y por tu acierto recibas la corona.
 3 Habla, anciano, que te está bien, pero con discreción y sin estorbar la música.
 4 Durante la audición, no derrames locuacidad, no te hagas el sabio a destiempo.
 
 5 Sello de carbunclo en alhaja de oro, así es un concierto musical de un banquete.
 6 Sello de esmeralda en montura de oro, así es una melodía entre vino delicioso.
 7 Habla, joven, si te es necesario, dos veces a lo sumo, si se te pregunta.
 8 Resume tu discurso, di mucho en poco, sé como quien sabe y al mismo tiempo calla.
 9 Entre grandes no te iguales a ellos, si otro habla, no te excedas en hablar.
 10 Al trueno se adelanta el relámpago, así al modesto le antecede la gracia.
 
 11 Llegada la hora levántate, no te rezagues, ve corriendo a casa, no te hagas el remolón.
 12 Allí, diviértete y haz lo que te plazca, mas no peques con palabras insolentes.
 13 Y por todo esto bendice a tu Hacedor, que te colma de sus bienes.
 14 El que teme al Señor acepta la instrucción, los que madrugan encuentran su favor.
 15 El que busca la ley se llena de ella, al hipócrita le sirve de tropiezo.
 16 Los que temen al Señor son justificados, hacen brillar sus buenas acciones como luz.
 
 17 El pecador rehúye la reprensión, según su voluntad encuentra excusa.
 18 El varón de consejo no descuida la reflexión, el extraño y el orgulloso no se encogen de miedo.
 19 Sin consejo no hagas nada, y no te arrepentirás de tus acciones.
 20 Por caminos escabrosos no vayas, y no tropezarás en piedras.
 21 No te confies en camino inexplorado,
 22 y de tus hijos guárdate.
 23 En todos tus actos vela sobre ti, que esto es también guardar los mandamientos.
 
 24 El que tiene confianza en la ley atiende a los mandamientos, y el que pone su confianza en el Señor no sufre daño.
 
 
2 Tesalonicenses 3
1 Finalmente, hermanos, orad por nosotros para que la Palabra del Señor siga propagándose y adquiriendo gloria, como  entre vosotros,
2 y para que nos veamos libres de los hombres perversos y malignos; porque la fe no es de todos.
3 Fiel es el Señor; él os afianzará y os guardará del Maligno.
4 En cuanto a vosotros tenemos plena confianza en el Señor de que cumplís y cumpliréis cuanto os mandamos.
5 Que el Señor guíe vuestros corazones hacia el amor de Dios y la tenacidad de Cristo.
6 Hermanos, os mandamos en nombre del Señor Jesucristo que os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y no según la tradición que de nosotros recibisteis.
7 Ya sabéis vosotros cómo debéis imitarnos, pues estando entre vosotros no vivimos desordenadamente,
8 ni comimos de balde el pan de nadie, sino que día y noche con fatiga y cansancio trabajamos para no ser una carga a ninguno de vosotros.
9 No porque no tengamos derecho, sino por daros en nosotros un modelo que imitar.
10 Además, cuando estábamos entre vosotros os mandábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.
11 Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que viven desordenadamente, sin trabajar nada, pero metiéndose  en todo.
12 A ésos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan.
13 Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.
14 Si alguno no obedece a lo que os decimos en esta carta, a ése señaladle y no tratéis con él, para que se avergüence.
15 Pero no lo miréis como a enemigo, sino amonestadle como a hermano.
16 Que El, el Señor de la paz, os conceda la paz siempre y en todos los órdenes. El Señor sea con todos vosotros.
17 El saludo va de mi mano, Pablo. Esta es la firma en todas mis cartas; así escribo.
18 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros.

 

 

Gregorio de Nisa

  San Gregorio de Nisa, también conocido como Gregorio Niseno, nació alrededor del año 335 en Cesarea de Capadocia, Asia Menor (actual Turqu...