Eclesiástico 18
1 El que vive eternamente lo creó todo por igual,
2 sólo el Señor será llamado justo.
4 A nadie dio poder de proclamar sus obras, pues ¿quién podrá rastrear sus maravillas?
5 El poder de su majestad, ¿quién lo calculará? ¿quién pretenderá contar sus misericordias?
6 Nada hay que quitar, nada que añadir, y no se pueden rastrear las maravillas del Señor.
7 Cuando el hombre cree acabar, comienza entonces, cuando se para, se queda perplejo.
8 ¿Qué es el hombre? ¿para qué sirve? ¿cuál es su bien y cuál su mal?
9 El número de los días del hombre mucho será si llega a los cien años.
10 Como gota de agua del mar, como grano de arena, tan pocos son sus años frente a la eternidad.
11 Por eso el Señor es paciente con ellos, y derrama sobre ellos su misericordia.
12 El ve y sabe que su fin es miserable, por eso multiplica su perdón.
13 La misericordia del hombre sólo alcanza a su prójimo, la misericorida del Señor abarca a todo el mundo. El reprende, adoctrina y enseña, y hace volver, como un pastor, a su rebaño.
14 Tiene piedad de los que acogen la instrucción, y de los que se afanan por sus juicios.
15 Hijo, con tus beneficios no mezcles el reproche ni a tus regalos juntes palabras tristes.
16 ¿No aplaca el rocío el viento ardiente? Así vale más la palabra que el regalo.
17 ¿No ves que la palabra es más que un buen presente? Pues el hombre dadivoso une los dos.
18 El necio aun sin dar hace afrenta, quema los ojos el don del envidioso.
19 Antes de hablar infórmate, cuídate antes de estar enfermo.
20 Antes de juzgar examínate a ti mismo, y en el día de la visita encontrarás perdón.
21 Antes de estar enfermo humíllate, cuando peques muestra arrepentimiento.
22 Nada te impida cumplir tu voto en el momento dado, no aguardes hasta la muerte para justificarte.
23 Antes de hacer un voto prepárate; no seas como el hombre que tienta al Señor.
24 Acuérdate de la ira de los últimos días, y del momento del castigo, cuando Dios vuelva su rostro.
25 En tiempo de abundancia recuerda el tiempo de hambre, la pobreza y la penuria en días de riqueza.
26 De la mañana a la tarde corre el tiempo, todo pasa presto delante del Señor.
27 El hombre sabio es precavido en todo, en la ocasión de pecar se anda con cuidado.
28 Todo hombre prudente conoce la sabiduría, al que la encuentra le da su parabién.
29 Los prudentes en palabras hacen sabiduría y prodigan los proverbios acertados.
30 No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena.
31 Si te consientes en todos los deseos, te harás la irrisión de tus enemigos.
32 No te complazcas en la buena vida, no te avengas a asociarte con ella.
33 No te empobrezcas festejando con dinero prestado, cuando nada tienes en tu bolsa.
Eclesiástico 19
1 Un obrero bebedor nunca se enriquecerá, el que desprecia las cosas pequeñas, poco a poco caerá.
2 Vino y mujeres pervierten a los inteligentes, el que va a prostitutas es aún más temerario.
3 De larvas y gusanos será herencia, el temerario perderá su vida.
4 Quien se confía enseguida, ligero es de corazón, el que peca, a sí mismo se hace daño.
5 El que se regodea en el mal será condenado,
6 el que odia la verborrea escapará al mal.
7 No repitas nunca lo que se dice, y en nada sufrirás menoscabo.
8 Ni a amigo ni a enemigo cuentes nada, a menos que sea pecado para ti, no le descubras.
9 Porque te escucharía y se guardaría de ti, y en la ocasión propicia te detestaría.
10 ¿Has oído algo? ¡Quede muerto en ti! ¡Animo, no reventarás!
11 Por una palabra oída ya está el necio en dolores, como por el hijo la mujer que da a luz.
12 Una flecha clavada en el muslo, tal es la palabra en las entrañas del necio.
13 Interoga a tu amigo: quizá no haya hecho nada, y si acaso lo ha hecho, para que no reincida.
14 Interroga a tu prójimo: quizá no ha dicho nada, y si acaso lo ha dicho, para que no repita.
15 Interroga a tu amigo: que hay calumnia a menudo, no creas todo lo que se dice.
16 A veces se resbala uno sin querer, y ¿quién no ha pecado con su lengua?
17 Interroga a tu prójimo antes de amenazarle, y obedece a la ley del Altísimo.
20 Toda sabiduría es temor del Señor, y en toda sabiduría se practica la ley.
22 Mas no es sabiduría el conocimiento del mal, no está en el consejo de los pecadores la prudencia.
23 Hay un saberlo todo que es abominación, es estúpido el que carece de sabiduría.
24 Más vale ser vacío de inteligencia y lleno de temor, que desbordar prudencia y traspasar la ley.
25 Hay un saberlo todo que sirve a la injusticia, que para mantener el derecho usa de argucias.
26 Hay malhechor que anda encorvado por el tedio, mas su interior está lleno de dolo:
27 tapándose la cara, haciéndose el sordo, mientras no es reconocido te tomará la delantera.
28 Si por su escasa fuerza no se atreve a pecar, en cuanto encuentre ocasión, se dará a hacer el mal.
29 Por la mirada se reconoce al hombre, por el aspecto del rostro se reconoce al pensador.
30 El atuendo del hombre, la risa de sus dientes, su caminar revelan lo que es.
Eclesiástico 20
1 Hay reprensión intempestiva, y hay silencioso de verdad sensato.
2 ¡Cuánto mejor reprender que estar airado!
3 El que se acusa de su falta evita la pena.
4 Como pasión de eunuco por desflorar a una moza, así el que ejecuta la justicia con violencia.
5 Hay silencioso tenido por sabio, y quien se hace odioso por su verborrea.
6 Hay quien se calla por no tener respuesta, y quien se calla porque sabe su hora.
7 El sabio guarda silencio hasta su hora, mas el fanfarrón e insensato adelanta el momento.
8 El desmedido en palabras se hace abominable, y el que pretende imponerse se hace odioso.
9 Hay quien encuentra fortuna en la desgracia, y hay suerte que acaba en postración.
10 Hay dádiva que no te da provecho, y dádiva que recibe el doble.
11 Hay postración causada por la gloria, y hay quien, desde la humillación, levanta la cabeza.
12 Hay quien compra mucho con poco dinero, pero luego lo paga siete veces más caro.
13 Por sus palabras se hace amable el sabio, mas los favores de los necios se malgastan.
14 El don del insensato no te sirve de nada, porque sus ojos no son uno, son muchos;
15 da poco y echa en cara mucho, y abre su boca como un pregonero; presta hoy y mañana reclama, es un hombre detestable este sujeto.
16 Dice el necio: «No tengo ni un amigo, no hay gratitud para mis beneficios;
17 los que comen mi pan tienen lengua insolente.» ¡Cuántos con frecuencia se ríen de él!
18 Mejor es resbalar en empredado que resbalar con la lengua, así la caída de los malos llega de repente.
19 Hombre sin gracia es cuento inoportuno por boca de ignorantes repetido.
20 De boca de necio no se acepta el proverbio, pues jamás lo dice a su hora.
21 Hay quien no puede pecar por indigencia: en su reposo no tendrá remordimiento.
22 Hay quien se pierde a sí mismo por vergüenza, por respeto a un insensato se pierde.
23 Hay quien por timidez hace promesas a su amigo, y así, por nada se gana un enemigo.
24 Gran baldón para un hombre la mentira en boca de ignorantes repetida.
25 Es preferible un ladrón que el que persiste en la mentira, aunque ambos heredarán la perdición.
26 El hábito de mentiroso es una deshonra, su vergüenza le acompaña sin cesar.
27 Por sus palabras el sabio se hace grande, y el hombre sensato a los grandes agrada.
28 El que cultiva la tierra llena hasta arriba su granero, el que agrada a los grandes expía la injusticia.
29 Presentes y regalos ciegan los ojos de los sabios, como bozal en boca ahogan los reproches.
30 Sabiduría escondida y tesoro invisible, ¿qué provecho hay en ambos?
31 Más vale hombre que oculta su necedad, que hombre que oculta su sabiduría.
SEGUNDA EPÍSTOLA A LOS TESALONICENSES
2 Tesalonicenses 1
1 Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses, en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo.
2 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
3 Tenemos que dar en todo tiempo gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe está progresando mucho y se acrecienta la mutua caridad de todos y cada uno de vosotros,
4 hasta tal punto que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las Iglesias de Dios por la tenacidad y la fe en todas las persecuciones y tribulaciones que estáis pasando.
5 Esto es señal del justo juicio de Dios, en el que seréis declarados dignos del Reino de Dios, por cuya causa padecéis.
6 Porque es propio de la justicia de Dios el pagar con tribulación a los que os atribulan,
7 y a vosotros, los atribulados, con el descanso junto con nosotros, cuando el Señor Jesús se revele desde el cielo con sus poderosos ángeles,
8 en medio de = una llama de fuego, y tome venganza = de los que = no conocen a Dios = y de los que = no obedecen = al Evangelio de nuestro Señor Jesús.
9 Estos sufrirán la pena de una ruina eterna, alejados = de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, =
10 = cuando = venga = en aquel Día a ser glorificado en sus santos y admirado = en todos los que hayan creído - pues nuestro testimonio ha sido creído por vosotros.
11 Con este objeto rogamos en todo tiempo por vosotros: que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y lleve a término con su poder todo vuestro deseo de hacer el bien y la actividad de la fe,
12 para que así = el nombre = de nuestro = Señor = Jesús = sea glorificado = en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.